En lo que a mi respecta se puede enterrar la cinta y dejarla allí. Ya me imaginaba lo que iba a ver y no me sorprendió: poco más de hora y media donde el director se tiene que sacar "escenas" de la manga repitiéndose a menudo. Ni sentí agobios, ni claustrofobias, ni nada nuevo bajo el sol como tanto dicen y sino que se lo pregunten a José Luis López Vázquez y a su "cabina", eso sí que fue original.

Ver cine negro "made in spain" no es nada habitual. Menos en un formato del más puro cine negro clásico. Todos sabemos que las comparaciones son odiosas, pero he visto a Humphrey Bogart dentro del "piojo" (Alfredo Landa). Nuestro Alfredo, un actor como la copa de un pino que hace una interpretación más que notoria en esta cinta y junto con un guión elaborado es lo más notable. La fotografía de Madrid (y también de NYC) y los personajes castizos de principios de los 80 ponen la guinda. Grata sorpresa.

Una bonita y sencilla historia que Kusturica consigue llenar de matices. Sus personajes, situaciones, la puesta en escena de esas corales y como no, la banda sonora hacen el film de lo mas entretenido. Emir "Prométeme" que vas a seguir haciendo así tus películas.

A ver. No me mintáis ni os engañéis a vosotros mismos. Esto no puede gustar a nadie. Es más, yo no debería estar haciendo esta crítica porque de hecho me fuí del cine antes de que acabase. Me explicó un señor, antes de que empezase la película (que viendo su conjunto de chaqueta y camisa no creo que tenga algún sentido de la estética que yo no posea) que las escenas de la película era "fonemas" de imágenes, el mínimo que se puede consentir en una escena. Yo diría que eran "cacofonías"... aquello no había por donde cogerlo, ¡por dios!