Meet John Doe es el fantástico cuento en donde los sueños pueden hacerse, como de hecho se hacen, realidad. La multitud de capas y sentidos que se alcanzan en la película son un verdadero milagro que únicamente puede haberse conseguido gracias a la búsqueda suplicante de un Frank Capra empeñado en hallar una fórmula de una alquimia cinematográfica que dé lugar a la imagen definitiva de los más profundos anhelos de la humanidad satisfechos. Estamos ante una obra inspirada, artística por sus cuatro y, por arte de magia, incontables lados, que apuesta alto y se lanza, con todo, a por ello, cosechando resultados a manos llenas. Podría ser la perfecta película de cabecera de cualquiera. Barbara Stanwyck es un ángel en medio de una ciudad que comienza a recalentarse, y Gary Cooper es el perfecto valiente paleto para ejemplificar la honorabilidad del hombre ingenuo con todo su encanto. La primera parte es ingeniosa y divertida, y la segunda estridente y gloriosa, cuando el mundo de los sueños invade la tierra y eleva al espectador a sumergirse en el océano de la fraternidad universal. La sensación es que todos somos John Doe, y que todos debemos ser John Doe.

Pieza de cámara finamente elaborada que no llega a la categoría de arte, exceptuando su última secuencia. El tono menor del film fascina y es un nuevo logro de Spielberg, otorgándole mayoría de edad. La primera parte es sól8da y su crescendo perfecto, mientras la segunda queda herida en sus ligaduras. Aún así, memorable y entre lo mejor de Spielberg, sin ser obra maestra. Repito que su tono es impresionante.

Esperanzadora y bella película que más vale ver doblada para sumarnos al notable esfuerzo de los hombres anónimos que tratan de (ha sido un instante revelador) situarse al idílico par de las estrellas. La historia, como es habitual en Capra, es fantástica, llevando sin sobresaltos al espectador por las situaciones mas insólitas y, cabe decir, originales. Se recomienda obviar algún plano que se complace en la belleza del sr. Cooper y dejarse llevar por la mano amable y firme de tan gran director. Sin duda alguna tras su visionado, se trata de la película de las ideas. El tándem Capra-Cooper es perfecto. Un clásico enorme e inmortal. La luz a través del cine es El Secreto de Vivir.

Original en su planteamiento del antihéroe, pero a todas luces sobrevalorada. Punto y aparte, sí, e iniciadora de un desencanto vital que prendería en la primera fila hollywoodiense a lo largo de la década de los setenta. Paradigma de que no todo en la historia es bello ni, por tanto, bueno o verdadero.

Audacia repleta de aciertos. Sin llegar a ser una obra redonda, ofrece abundantes momentos de gran cine y elevada intensidad emocional. En ese momento y con esta obra, Shyamalan se coloca como el más interesante de los emergentes por méritos propios. El tratamiento visual dado a la génesis de un superhéroe contemporáneo es genial en su admirable sencillez.