Interesante pincelada sobre la vida de Jorge Martí, al que admiro por La Habitación Roja (sobre todo por su álbum Fue Eléctrico). Conocía su historia, pero, pese a ello, impresiona su dualidad, a caballo entre España y Noruega, entre su carrera musical y su familia, el verano continuo y la frialdad ambiental del norte. El documental es correcto, pero el conjunto queda algo superficial. Quizás si indagara más sería excesivamente duro. En cualquier caso, chapeau por Jorge y su carisma.

No es perfecta pero man(tiene) un nivel muy alto durante los 8 capítulos.

El guión está bien ligado (con algunas salvedades que merecen obviarse), la puesta en escena es tremenda, con una realización muy cuidada, el reparto es de chapeau (increíbles las actrices de Veronica y Katia), los escenarios son mágicos y la música tira del carro. Da gusto ver una apuesta tan potente, seria y profesional con sello español.

Leticia Dolera no es, a priori, santo de mi devoción, pero su serie la he devorado rápidamente en un fin de semana. Es un trabajo fresco, sin complejos, bienintencionado pero con mala leche, dinámico y con un pulso narrativo que me ha llevado en volandas.

Las interpretaciones, la música, los temas que se abordan (muy dados a caer en el tópico), son tratados con singularidad, sin tabúes y con una inteligencia sorprendente. Por momentos te lleva a situaciones que no quieres ver (ni mucho menos protagonizar) con mucho talento.

La propia Dolera está notable, aunque alcanzan el sobresaliente Celia Freijeiro, Aixa Villagrán, Enric Auger y Manuel Burque. Mucho oficio en todos ellos y mucha verdad.

Vida perfecta sigue la línea tragicómica y de oda a la imperfección que comenzaron El Fin de la comedia, de Ignatius, y de la serie de Berto Romero.