El argumento de esta película se inspira en la película “Jungla de cristal III: La venganza” donde un policía tiene que seguir las instrucciones de un terrorista para que, en el caso de la película de Bruce Willis, este no haga estallar unas bombas que ha distribuido por toda la ciudad o, en el caso de la película que nos ocupa ahora, no mate a la novia del protagonista. En ambas películas hay un trasfondo en la forma de actuar del terrorista, pero así como en la película de Bruce Willis este está elaborado en esta es una mera excusa. Cabe destacar que la mayoría de actores de esta película son incapaces de transmitir emoción alguna, sobretodo el actor que interpreta el papel protagonista, un hombre de parcas palabras que no tiene expresión facial alguna. En resumen: la poca originalidad del argumento, la incompetencia de los actores y la falta de espectacularidad de los momentos de acción hacen que el visionado de esta película se haga tedioso y soporífero.

-Alienígenas con la tecnología suficiente para llegar a la tierra pero con un coeficiente intelectual tirando a nulo, excepto alguna que otra excepción. Durante todo el metraje se comportan de forma primitiva.

-Humanos de comportamiento tirano, que tratan a los extraterrestres como si fueran purría. No les mueve ningún tipo de interés científico, exceptuando el bélico, ni intentan establecer ningún tipo de relación. Teniendo en cuenta que un hecho así sería un acontecimiento global que movilizaría a la mayoría de países, resulta del todo irreal.

-Argumento que intenta ser una crítica social pero que no lo consigue ante la inverosimilitud de la situación. Este se difumina a lo largo del visionado dejando paso a la acción y efectos especiales.

En resumen una película entretenida sin más que no llega en ningún momento a deslumbrar.

No os esperéis gran cosa al ver esta película. Tiene un principio prometedor en el que Robert Englund (actor que encarnaba a Freddy Krueger) interpreta de forma entrañable a un profesor de química y Trevor Matthews hace el papel de un fontanero con carácter irascible que te robara más de una sonrisa. Pero al llegar al clímax de la película, que es cuando surgen los monstruos y Jack Brooks (Trevor Matthews) encuentra una forma de explotar su carácter, la película decae por lo repugnantemente mal hechos que resultan los monstruos y la desastrosa forma de llevar a cabo los momentos de acción.