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Críticas de damnedthoughts
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de noviembre de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le loi du marché es una película que en efecto deja una sensación de desaliento y abulia al abandonar la sala. Saber desde los primeros momentos, incluso si su argumento no se conoce previamente, que al protagonista (que gana casi de inmediato la empatía del espectador) le espera una sucesión de desengaños y humillaciones predispone ya bastante al espectador. Parece claro que la intencionalidad de la película a nivel argumental es testar la capacidad de aguante del personaje (que Lindon borda con mesura y sin estridencias, mientras que los secundarios dan un paso atrás para encarnar meramente su entorno, y funcionan a la perfección), perdido en una deriva laboral desde hace ya casi dos años, y ver hasta que punto la desesperación por conseguir un trabajo estable y salir adelante será suficiente para soportar los desmanes del sistema.

Porque es precisamente el sistema el peor retratado de la película, mostrado como un ciclo perverso por cuyos estadios deambula el protagonista, en una espiral de decadencia que sobrelleva con cansancio y pesimismo, mientras el espectador asiste como mudo cirineo.

Se ha hablado mucho de la forma en la que Brizé utiliza la cámara, y he de decir que sorprendentemente ha sido para mal. Leo que Boyero, por ejemplo, desaprueba esa colocación de la cámara, reuniendo la cercanía en demasía y en muchas ocasiones como si se tratase de un tercero inmscuido al que a menudo se le veda la visión total de lo que está sucediendo, acercándose al documental. Las razones esgrimidas son la falta de emotividad en la que esto redunda, cuando precisamente a mí me ha parecido todo lo contrario. Puede que La loi du marché no estremezca a uno (probablemente no lo pretenda, y con toda seguridad no es una película lacrimógena), pero no va a alcanzar más intensidad emocional que con esta manera de contar las cosas, pues ese uso del espectador como mero elemento presencial y ajeno a los hechos aporta más realismo del que cualquier primerísimo primer plano pudiera dar, y probablemente sea incluso más honesto. Lo contrario mostraría desconfianza en la propia fuerza de la historia y resultaría incluso más forzado.
damnedthoughts
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