No está mal, el asunto de los abusones es jugar sobre seguro y eso es algo que parece saber el director y da la sensación de que relaja el nivel de su creación, la cual acaba siendo un topicazo en el que no falta su granito romanticon, su pizquita de amistad entre tío duro y tipo intelectual y todo eso. Final feliz, lección al abuson y plano congelado final con el sueño americano hecho realidad... Ah eso si, todo el metraje impoluto estilo cine fino.

Broma fácil y sin gracia, personaje sin ninguna profundidad, lenta y aburrida. Una verdadera pena porque el guión promete. A mi modo de ver es un desperdicio de producción que parece querer sacar rédito del personaje que da vida Matt en Interstellar, el cual si que está bordado y que en pocos minutos de metraje te llena la imaginación de historia interesante .

Pastelera, pastelosa y pestiňosa a más no poder. Dios es un ruin y eso lo teníamos claro. Estamos de acuerdo. Pero tampoco hacía falta fabricar la peli a base de ňoňeria por el miedo al que dirán. Parece que al director le dió miedo abordar tan delicado tema desde una perspectiva sagaz y, para evitarse problemas (supongo), elaboró un rollo dulzón imposible de digerir que garantiza arcadas y hasta vomitivos al que no sea un incondicional del subgénero happytonti.

Estamos perdidos, no hay remedio. Esta película, en su día, llenó las salas de cine y se ganó las bendiciones del público en general. El género humano está condenado sin remedio, está claro.

El film, a modo de redención he deseado entender, en una escena en la que un ser inorgánico, tras escuchar como la hermandad de los vengadores se relacionan entre sí, menciona que de tener cuerpo humano vomitaría. Fue lo único que logró sacarme por un momento del estupor (por no decir terror) en el que me encontraba viendo esta abominación.

En otras entregas de la saga, hay humor y audacia, en ésta solo un revoltijo anárquico y desesperado que sin embargo, cumplió su función recaudando sus buenos dividendos sin escrúpulo alguno. Es un espanto de principio a fin, previsible, empalagosa y carente de chispa. Para olvidar.

Ideal para ver desayunando sin prisas, así a lo tonto. La película está viva desde el principio hasta el final, con buen ritmo y estupendas mezclas de realidad e irrealidad. Ambas cosas suceden y conviven de forma elegante y natural.

Lástima que los tópicos dulces de la hermandad humana sean el peso de la identidad del film; el amor, la amistad y todo eso que sin llegar a ser empalagoso, si que hiere un poco la sensibilidad del que no comulgue con el rollito. El final pone la guinda definitiva de dulzor que no le hacía falta en absoluto. Pese a esto, el film no desmerece para nada. Es sensato y certero. Habla de la muerte y de la vida con naturalidad, igual que de la fantasía que también de forma natural, se ofrece como regalo al espectador.