Hace trece años que se estrenó la primera película de Avatar. En el 2009 España aún no era campeona el mundo y DiCaprio no tenía ningún Óscar. Lo que quiero decir con esto, es que el mundo cambia, y lo que hace tiempo fue una revelación ahora ya no lo es. El cine cambia, cada año cada película; sin embargo, esta película parece ser simplemente, la misma película que la primera, pero esta vez, sin ser innovadora y explicándote una historia que ya has visto.

Y ese es para mí el principal problema de Avatar 2, lo que quiere contar. No es por su duración, ya que el tiempo es completamente subjetivo y si consigues adentrarte en una película, por mucho que dure cinco años, se te hará corta. Aun así, el problema es que en este largometraje de tres horas y doce minutos, en ningún momento entré en la historia. Los momentos de acción son realmente iguales a la primera, y tienes la sensación de estar viendo un documental sobre ballenas que no una película de acción.

Aspiro a películas que te hagan sentir algo, no solo sentarte y ver imágenes bonitas y ya. El cine tiene que ser diferente. La trama siempre se repite por culpa de personajes planos e inútiles que no aprenden nada ni quieren aprender. La mejor de la película que es Zoe Saldana aparece relativamente poco en comparación a la primera y le encasillan un papel de madre ultra protectora con su familia. Los hijos solo aportan más problemas y en ningún momento empatizas con ningún personaje de los cientos que aparecen.

Sin duda si con tres horas James Cameron no ha tenido tiempo de explicarnos todos su nuevo universo, no entiendo cuántos minutos más necesita. Aun así, las imágenes son espectaculares y de una calidad excepcional si lo que deseas es sentarte en la butaca y ver algas y peces bonitos, sin duda Avatar es la perfecta elección.

Los cambios no son siempre para mejor, no siempre una generación es mejor que la anterior y si bien es cierto que la frase: "renovarse o morir" es una gran verdad, no hace falta modificar lo que ya está bien.

Pinocho, junto con Blancanieves o 101 Dálmatas son auténticas obras maestras de la animación. Es gracias a estos largometrajes que Disney es lo que es hoy en día. Aun así, parece que se han quedado sin ideas y prefieren volver estos clásicos en life action que no inventarse nada nuevo, sin duda será más fácil y económico. Pero lo que nos queda a nosotros, los espectadores, es una gran lástima al ver que muy pocas de estas películas son realmente salvables.

No esperaba mucho de esta película, no por Guillermo del Toro, era más el pensar que ya me conocía la historia y por consecuencia, no tenía realmente ningún interés en verla, aun así viendo el buen recibimiento que ha tenido me decidí a verla, ¡y qué gran acierto!
La mejor manera que tengo para describirla es tradicional. El valor de las figuras en stop motion le dan una magia muy poco común en el cine. Esa es parte de su valor cómo película, intentar devolvernos un poco esos momentos de animación que tanto nos gustaban de pequeños.

Hablando de la infancia, yo soy de los que pienso que una película no debe de ser solo para niños, me explico, Pinocho es el claro ejemplo. Es una película que dependiendo de la edad con la que la mires, te transmitirá distintas cosas. Cuanto más mayor te haces más entiendes el mundo que lo rodea, pero a veces, ver una película sin entender nada, solo adentrándote en un mundo mágico también es bonito y necesario. Es por eso que me ha gustado esta película, no te esperas que el director a pesar de ser una película para niños abarque temas adultos y de profunda madurez cómo la guerra o la muerte. Pinocho es sin duda una película adulta con alma de niño.

En lo que respecta a la película, tiene momentos realmente bonitos respetando siempre algunas de las escenas de la original. No es una película que se te haga corta, dura lo que tiene que durar. Si bien es cierto que al principio te entran ganas de matar tú mismo a Pinocho al ser un muñeco repetitivo y con una voz molesta, terminas acostumbrándote y cogiéndole un cierto cariño desde la distancia realmente interesante. Sin lugar a dudas, fuertemente recomendada.

Descubrí a Damien Chazelle, cómo la mayoría, con “La La Land”. Después, vi “Whiplash” y me encantó. Sin duda uno de los directores de nuestra generación. Pero sí que creo que es un director que dependiendo del momento en el que mires su trabajo te gustará más o menos. “Babylon” no es una película para ver en casa un martes por la tarde a las cinco. Me explico, la experiencia en la película es parte de ella. Ver a la gente llorando o riendo en teatros antiguos crea un paralelismo realmente bonito con el espectador que está sentado en el cine, que desde el sofá de tu casa no puedes vivir. Y ese sentimiento estoy seguro de que está hecho adrede por el director.

Mientras veía esta película no podía dejar de pensar en la relación entre “Érase una vez en Hollywood” de Quentin Tarantino y “Babylon" de Damien Chazelle. Dos largometrajes de extensa duración en los que la acción pasa a un segundo plano y el amor del cineasta por un tipo de cine y los largos y lentos planos se convierten en una temática cada vez más vista en los cines.

El paso del cine mudo al cine sonoro es la tónica principal. Un Brad Pitt cómo el actor más importante de la época y una Margot Robbie cómo una joven actriz queriendo triunfar son los dos antagonistas de una película protagonizada por el mexicano Diego Calva, que en mi opinión, es de lo mejor de la historia.
El inicio frenético es sin duda sorprendente. Imágenes rápidas y deslumbrantes en una fiesta colosal parecida a las grandes noches en el “Moulin Rouge” de Bath Luhrmann, es lo que yo considero, la primera parte de una película que podríamos dividir en dos partes: El ascenso y el declive.

La segunda parte, sin embargo, conserva también su magia. Ambos actores están totalmente sobrepasados por este cambio bestial en el mundo del cine. Un Tobey Maguire que hace un papel un tanto extraño, pero carismático se junta en un final realmente bonito y especial.

En un largometraje de 188’ minutos de duración es normal que algunas escenas me parezcan excesivas o simplemente innecesarias, aun así, es una buena película con momentos memorables cómo Brad Pitt cayendo desde la terraza de su casa o Margot Robbie intentando colocarse bien en su marca para que el micro la pueda grabar. Fuertemente recomendada.