No tengo palabras para definir la sensación que me recorrió el cuerpo cuando oigo cantar a los sevillanos "1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo...". Típica canción San Ferminera que dudo mucho se escuche en ningún rincón de sevilla. Allí tienen su feria, que es una fiesta por todo lo ato pero que nada en absoluto tiene que ver con las Fiestas de San Fermín que se celebran cada año en mi ciudad, en Pamplona.

¿Cómo una productora que se ha gastado posiblemente un dineral en esta espeluznante comedia de acción, con un reparto de actores y actrices de alto caché no es capaz de informarse lo suficiente como para saber que los San Fermines son unas fiestas exclusivas de Pamplona? ¿Cómo se puede permitir semejante falta de respeto a la cultura española, a los Pamploneses, a los sevillanos...? Es que no me cabe en la cabeza. Y lo más grave de todo, el director, James Mangold, en lugar de estar supervisando cada fotograma, cada conversación, cada paisaje, cada toma... lo da por bueno y lo incluye como si tal cosa. Si yo fuera él se me caería la cara de vergüenza.

Lo poco bueno que tenía está película se desmorona como un castillo de naipes en un día de ventisca con esta falta de respeto.

Y es que ahora habrá gente por el mundo que tras ver esta basura crean que en Sevilla se celebran los San Fermines. Por Dios! Pero si hasta Hemingway escribió un libro sobre los San Fermines.

¿Y Jordi Mollá? Es catalán, ¿no dijo nada? Yo me hubiera negado a actuar en semejante despropósito. Pero bueno, la pela es la pela supongo...

Lo que está claro es que el Sr. Mangold no ha estado en los San Fermines, quizá debiera invitarlo en 2011, y darle una patada en la parte baja de la espalda cuando pasen los toros por su lado en la calle estafeta, quizá así se entere de lo que hace.