Inesperado giro del cine español. Uno esperaba en su día algo similar a Deliverance o Perros de Paja, utilizando la espeleología como escaparate.

En vez de esto se encuentra con una obra que no desmerece a Un Plan Sencillo, sigue sin ser tan singular como esa (de hecho aquí al final es un juego coral de percepciones y vidas) pero es cuanto menos algo a destacar, que alguien en el panorama español se atreva a hacer una película así.

Desde luego que no esperaba que la estructura del filme siguiese estos pasos que da y aunque hay que restar puntos al hecho de que algunos personajes merecen más metraje (Diakhate, por ejemplo, merece que su historia sea contada no únicamente como contrapunto de Esteban) si que es cierto que por lo general aciertan. Hay que destacar también que a parte del de los espeleólogos (cuyo segmento es notable), el de ambos guardias civiles también se lleva la palma y eleva el filme a un final muy acertado e interesante.

¿Cosas que no cuadran? Pues sobran personajes (Mariano Alameda, que al parecer fue quién dió la idea del filme a Cabezudo, o el vecino locuelillo) que considero que únicamente hacen cuadrar todo o están ahí para crear inseguridades. Por otro lado, no se trata de ninguna cuota, pero teniendo a una protagonista femenina, todos los personajes en los que se matiza, son hombres, lo cual reitero, no supone un problema, pero creo que se podía haber quitado alguna historia y añadir la historia de Gaby, pues el personaje y la actriz, tienen pinta de poder hacer ganar enteros al largo.

Y el inicio tarda algo en arrancar.

Por el resto, un filme seco y áspero, como nos gusta a la gente agria. Una película que destila interés y que además utiliza un esquema narrativo que si bien podría fallar, no es el caso.

Más que aceptable.

Da la sensación de que La Cuadrilla quería hacer con Matías, juez de línea, un filme rápido. Tenían una idea rompedora (sobre todo con ese pueblo) y una interesante manera de hacer una fábula sobre salir adelante en la vida.

Desgraciadamente, el tiro sale por detrás.

Cuenta con dos actores atinados (Carlos de Gabriel se defiende de manera perfecta y Ramón Barea está inmenso) y una idea original de partida interesante. Unos primeros diez o veinte minutos decentes que desgraciadamente no proceden al resto del filme.

Acaba siendo una película insulsa (clásicos errores, EXCESO DE PERSONAJES, una trama que se acaba desmoronando) que desmerece su premisa.

Los personajes del pueblo apenas tienen ningún tipo de matiz, la idea original no les lleva a ningún lado y algunos personajes (como el interés romántico) llevan escrito en la frente su intención.

Que no es que uno esperase Berlanga, pero cree que había talento para mucho más. Y los últimos 30-40 minutos son demenciales. Desmerecen el buen inicio.

Y el nivel de las bromas, que comienza alto, acaba quedándose en bromas bastante baratejas que a uno no le consiguen hacer gracia.

No es que sea el acabose o la película definitiva contra las drogas, de hecho Fariña, focalizándose en los narcos y no en las víctimas (aunque con diez episodios en vez de solo 90 minutos) daba en el clavo de forma más incisiva.

Lo que aquí tenemos es una actuación notable (Adriana Ozores excelente) y una buena película, con una correcta ambientación y detalles interesantes.

¿Errores? Los suficientes.

El filme pasa de pies puntillas, apariciones anecdóticas de Sito Miñanco que no llevan a nada, apartando a Adriana Ozores no hay absolutamente ningún personaje interesante, el personaje del hijo es de una poca profundidad que asusta, por no hablar del personaje de Carlos Blanco, que literalmente no debería haber aparecido, pues tiene cero importancia en la trama y ya no es únicamente eso, sino que supone un escollo para la película al intentar dar un aire personal y de drama familiar al asunto.

Tampoco (como bien se ha indicado) es una película que consiga remover y por ende que consiga destrozar al espectador. Simplemente cuenta una historia, lo hace de manera correcta y con una actriz brillante.

Merece la pena para ver y sobre todo porque un filme como este suele centrarse en el narco y no tanto en las víctimas. Lo cual...se agradece.

La cuadrilla, no es que sea el dúo que haga filmes redondos, de hecho la película de Saturnino, a un servidor se le hizo aburridísima y la de Matías el linier, hacia la mitad del filme se iba de madre, sin embargo uno aún así tenía intenciones de ver que podría sacar este dúo de una sátira política.

¿Y el resultado?

Cercano a nefasto. Le salvan un par de detalles ingeniosos y algunos giros, pero la verdad es que la película es de lejos lo peor que hizo este dúo.

Carente de gracia, de personajes con gracia (el propio Atilano apenas tiene aristas) con un montón de cameos para que los amigos del dúo aparezcan, situaciones que no consiguen elevar la sátira sino que mantienen al filme en un limbo desconocido... en otras palabras un filme que no tienen las intenciones claras.

Para clarificarlo.

Aparecen periodistas, pero no hacen nada. Aparecen políticos, pero no hacen nada. Se hace campaña, pero no se profundiza en nada.

Porque esto va de un personaje sin aristas yendo y viniendo y diciendo lo que se le pasa por la cabeza en vez de lo que piensa.

¿En otras palabras?

Vean Bulworth o La ventana de Humo. Son dos películas de un marcado carácter satírico y que acercan mucho mejor lo patética que puede ser la política.

Desgraciadamente, en este desaguisado, salvo un par de chistes y alguna situación...poco se puede salvar.

Desde luego que Icíar Bollaín es una maestra a la hora de narrar y filmar historias como estas. Los actores están todos atinados (inclusive los que apenas tienen metraje) y el guión de Paul Laverty, es medianamente acertado.

Bueno, más o menos.

La parte de la filmación, el productor contra el director, etc...ahí el filme acierta. Sobre todo porque esto acaba pareciendo un documental de Fitzcarraldo y las escenas del rodaje, son cuanto menos apabullantes.

El problema, como la mayoría de cintas de ambos, es que hay un deje social y ahí es donde el filme se pierde. No se equivoquen, la historia es interesante y la trama atractiva. Pero el activismo del filme se limita a cambios de personajes (Tosar tiene un cambio que cuanto menos deja a uno algo perplejo) y a un par de escenas de huelgas.

Y no sé, creo que sería mejor si se mostrase más del efecto del rodaje. Por otro lado, esos cambios entre Tosar y Bernal, aunque interesantes y muestra que uno sólo piensa en el cine y el otro al final tiene un aspecto más humano, no consiguen cuadrar del todo.

Eso sí, en cuanto a la puesta en escena es notable. Y la idea del filme en general es BRILLANTE.

En cuanto a la resolución, loable. Aunque uno veía muchas opciones, pero que conste que sigue siendo un filme patrio a tener en cuenta.