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España España · Sevilla
Críticas de Cjacoana
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Críticas 15
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
26 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director se divirtió haciendo esta película y se nota en su forma de dirigirla, una comedia ligera sin entrar en tesituras filosóficas propias de la adolescencia con un ritmo ágil y divertido.

La historia gira alrededor de tres chicas suecas de los años 80 (aunque parezcan tres chicos): dos de ellas punkies que reivindican que el estilo no ha muerto y otra más modosita y acérrima cristiana que se irá contagiando del gamberrismo de sus otras dos compañeras. A propósito de Dios, se usa mucho este gag durante al película al intentar las dos chicas punkies convencer a la cristiana de que es una tontería cree en el Altísimo. Esto me sorprende porque Moodysson es un católico devoto y en el film da a entender que la cristiana sucumbe ante la herejía punk.

Problemas teológicos aparte, el guión se desarrolla con buena perspectiva; es juvenil, fresco, gamberro y a veces divertido. Te tienes que reír con lo que piensan las punkies. Se aleja de los problemas de la edad, que los toca muy sucintamente (alcohol, novietes, envidia...) y me parece que podría haberse desarrollado algo más de conflicto con la inclusión de la cristiana en el grupo de punk que quieren formar por parte de las dos ateas; todo se desarrolla demasiado bien. El final es agradable porque no es lo que se espera y podría subtitularse como "Nos importa un pepino lo que piensen de nosotras".

Las tres jóvenes están bien, cada una en su papel prototípico (la tímida, la atrevida y la fea con complejos). Todas actúan de una forma muy natural y transmiten verdadera pasión, sobre todo el personaje de Klara, la atrevida, que lleva la voz cantante (metafóricamente y en el grupo) de las tres. El resto de secundarios están correctos. Los padres quizás son muy viva la Pepa, no sé si por cultura nórdica o porque son así. Anda que en España iban a ser tan permisivos y comprensivos. En fin, otra cultura...

We are the best! no es una comedia musical pero sí que la música es importante. En su banda sonora encontramos una espléndida antología del punk sueco de los 80 y algunos éxitos más que harán las delicias de los nostálgicos (no, no está ABBA). El montaje está a la altura de una comedia, fresco y juvenil, ágil para que no decaiga el interés. La fotografía hace cosas un poquito raras, hay mucho enfoque y zoom, me recuerda a la forma en que están grabadas series como Modern Family o The Office; no tengo explicación para ese recurso, me resulta chocante. Aún así, la película funciona.
Cjacoana
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2
26 de noviembre de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no he visto ninguna película del taiwanés, pero sí que es cierto que se conoce al director por ser un cineasta peculiar de reconocido prestigio, por utilizar un estilo inconfundible y por su dominio de la técnica cinematográfica. Con semejantes referencias y al estar esta película aclamada por gran parte de la crítica, pues uno se hace ilusiones. Ilusiones que te haces si el amigo Tsai es un completo desconocido para ti (que era mi caso).

La película es mala hasta decir basta, por favor, matadme si tenéis compasión. La cosa es que a la crítica le gusta; no sé, a lo mejor soy yo, que no estoy hecho para del cine d'auteur... El caso, que la película es horrenda, sin sentido ni interés, lenta (eterna, más bien), aburrida. Dos horas y cuarto insoportables. Pero soy un profesional, hombre, si sufro me sacrifico hasta el final (no como la veintena de acreditados que salieron de puntillas durante la proyección y la espantada final cuando terminó el tormento). A mí me gustan las películas que cuentan historias y me parecen absurdas las producciones que intentan forzar una historia o crearla de la nada. He aquí otro caso.

Las interpretaciones logran salvarse algo no por el nivel, que son inexpresivas y sin atractivo, sino por su exigencia. El rodaje para ellos ha tenido que ser menudo y alabo a los dos protagonistas por haber soportado los devaneos de Ming-Liang. Por lo visto, este director se vanagloria de sus montajes llamémoslos excéntricos. Yo me excederé, como siempre, y los calificaré de insufribles. Los cambios de plano durante toda la película se pueden contar con los dedos de una mano y todavía nos sobrarían dedos, los planos secuencia son eternos y estáticos en los que el actor se encuentra inmutable o haciendo lo que quiera que el taiwanés le haya dicho que haga. Memorables son (nótese la ironía) la escena de más de diez minutos sin cortes en único plano de la pelea del protagonista con un repollo y los dos planos finales que entre ambos cuentan los últimos 25 minutos de la película.

Aún así, hay que reconocer la exigencia técnica de este despropósito. Digna de alabar ya que el rodar una secuencia en un plano durante más de 10 minutos exige mucho de los técnicos y del actor ya que cualquier fallo, error o interrupción por vaya usted a saber qué avatares del destino, supondría el comenzar nuevamente con el rodaje de la escena. En fin, insoportable. Se le exige demasiado al espectador para tan escasa o nula recompensa.
Cjacoana
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Sacro GRA
Documental
Italia2013
5,8
439
Documental, Intervenciones de: Roberto Giuliani, Franceso De Santis
7
26 de noviembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sacro GRA, de Gianfranco Rosi, es la ganadora de este año del León de Oro de la Mostra de Venecia a la mejor película del festival italiano y cuando la vi había expectación en la sala. El italiano plasma una mirada amable y ciertamente inquisitiva, casi haciéndonos cómplices del acto de mirar a hurtadillas, con esta película. Rosi demuestra que para esta película ha realizado un enorme trabajo de análisis y búsqueda de historias mundanas y sus personajes con el enfoque de un documentalista que muestra ejemplos supuestamente aleatorios.

Del guión puedo decir que no hay propósito; Rosi presenta estas historias intercaladas de escasa evolución como podrían haber sido otras. No existe una narrativa individual, sino una colectiva: la de la variopinta fauna de la Roma periférica, aquella que está conectada al GRA (Grande Raccordo Anulare; la ronda de circunvalación de toda la vida o, para los sevillanos, la SE-30). Pese a este sentimiento que me embarga de aleatoriedad (que evidentemente no es así en teoría, pero es lo que se siente), el italiano encuentra personajes interesantes, cotidianos, lo que podríamos llamar normales, y sabe encontrar en todos ellos ese algo con mayor o menor acierto. Vamos, un Callejeros pero sin el típico friki de turno y sin incidir en los yonkis. Pese a tratarse de personas anónimas, normales repetimos, detecto casi en todos ellos cierta profesionalidad interpretativa, lo cual puede ser un punto a favor o en contra del documental; a favor, porque realza el dramatismo de las historias y en contra, porque desvirtúa el propósito de la película.

No hay música en Sacro GRA. La única partitura existente es la de los motores de los coches que pasan a toda velocidad, la de las sirenas de los Carabinieri y las ambulancias, de la lluvia al caer, de la nieve y el viento al desatarse una ventisca... Todo en la película está colocado de una forma atractiva, interesante y profesional con una excelente fotografía que busca un encuadre peculiar y único para cada historia al tiempo, la carga de humanidad y casi nos avergüenza al considerar que estamos invadiendo la intimidad de los personajes. El mundo de la periferia de Roma es el mejor escenario con cada personaje desenvolviéndose en su hábitat.

Sin embargo, no es el hallazgo del siglo. Sacro GRA resulta demasiado familiar y conocida si usted es habitual de los programas sociales de la televisión. Es entretenida, es interesante y, a veces, divertida; pero no es el no va más. De hecho, la recompensa del León de Oro me parece excesiva. Si esta cinta es la ganadora del certamen y Stray Dogs la segunda, no me quiero ni imaginar el nivelito de la pasada edición de la Mostra 2013.
Cjacoana
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5
26 de noviembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desplechin es un director importante para comprender el cine francés actual. Sus películas contienen altas dosis de humor negro, cinismo y un tono oscuro. Jimmy P., la primera aventura estadounidense del francés, supone un drástico cambio de registro y de tratamiento de su cine: ahora se vuelve más humano y cercano y rueda sin pretensión ni dobles sentidos. Podemos decir que el francés se ha humanizado.

El guión no es gran cosa. Se basa en el libro de Devereux sobre el psicoanálisis al que somete a un individuo indio que sufre graves dolores de cabeza y se emborracha como una cuba. Al principio parece ser secuelas de la guerra, luego esquizofrenia. Finalmente resulta que sufría de dolor en el alma. La historia es intimista entre los dos personajes que se muestran comprometidos a colaborar en el psicoanálisis como paciente y doctor con sus dimes y diretes. Su avance es moderado e irregular, con pasajes interesantes y otros no tanto, como si el espectador también formara parte del grupo del psicoanálisis que va avanzando hasta su conclusión. Sin embargo, le falta intensidad a este drama psiquiátrico ya que se basa en un ejercicio que no tiene emoción ni conflicto. Todo se desarrolla satisfactoriamente sin grandes problemas, sin grandes traumas; probablemente se trate del psicoanálisis más sencillo y aburrido de la historia. La causa del trauma es algo enrevesada y no del todo creíble o, al menos, no tanto para provocar ese cuadro psicológico, por lo que el guión queda algo cojo y no me logra convencer.

En cuanto a la interpretación, Benicio del Toro y Mathieu Almaric forman un binomio totalmente opuesto que funciona de maravilla. Reservado, esquivo y monótono el primero; expresivo, abierto y empático el segundo. El resto, más que secundarios, terciarios, están aceptables y la amante de Devereux no sé qué pinta. Hubiera sido interesante que hubiera provocado una degeneración en la relación entre el etnólogo y el indio, pero estos dos parecen llevarse a las mil maravillas, como coleguillas (aunque al indio le entra un desvarío contra Devereux que únicamente queda en anécdota).

La fotografía es potente e intenta penetrar en la mente de los personajes con planos cortos y generales con recorrido que, junto con el montaje, ayudan a que la historia sea dinámica e intensa y no se caiga en el tedio. La idea es buena pero un guión mucho más desarrollado y conflictivo le hubiera ido como anillo al dedo. Me falta algo más para considerarla una buena película.
Cjacoana
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8
26 de noviembre de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran cuaderno de János Szász es una historia brutal, cruel y descarnada como ella sola que narra la infancia de dos hermanos durante la II Guerra Mundial que se someten voluntariamente a una educación espartana macabra. El director avanza entre lo humano e inhumano. Muestra con una naturalidad apabullante la crueldad y los sucesos más horrendos. No titubea en su historia y se mantiene duro y firme, casi insensible.

La historia es descarnada y cruel, ya lo hemos dicho. Es directa, no maquilla las escenas más fuertes. Los dos niños, como poseídos por el Maligno, se les va la olla y se disponen a sufrir los tormentos más duros y exigentes con el fin de ser fuertes en un mundo que les da la espalda y en el que comportarse de esa forma fría, en el que matar si es preciso, resulta obligatorio si se quiere sobrevivir. Esta educación espartana se acepta como lo normal y lo lógico en tiempos duros. La historia va in crescendo en un ritmo macabro por episodios que son como lecciones de vida hasta la última que es la separación. Lástima que en los últimos minutos, después de una historia trabajada y turbadoramente interesante, al director se le crucen los cables y empiece a podar su guión.

Los hermanos actúan de forma perturbadora, con un rictus impávido se infligen los tormentos más desagradables inimaginables. La abuela, una alcohólica déspota es una genial arpía que contamina con su espíritu a los niños que al final pasarán del odio a la afección. El resto de los actores son reflejo de una sociedad castigada por la guerra y cómo esa forma de huir de ella, a guantazo limpio, es su forma de actuar frente a la adversidad.

El montaje es inteligente y sin tapujos aunque no se recrea demasiado en la tragedia si no afecta directamente a los niños. La escenografía es excelente: decrépita y ruinosa que induce inexorablemente a la crueldad.
Cjacoana
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