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España España · Sevilla
Voto de Cjacoana:
5
Drama Al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Jimmy Picard, un indio Blackfoot que combatió en Francia, ingresa en el hospital militar de Topeka (Kansas), un centro especializado en enfermedades mentales. Picard sufre varios trastornos: vértigo, ceguera temporal, pérdida de audición... Debido a la ausencia de causas fisiológicas, el diagnóstico es esquizofrenia. La dirección del hospital decide, sin embargo, pedir la opinión de un ... [+]
26 de noviembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desplechin es un director importante para comprender el cine francés actual. Sus películas contienen altas dosis de humor negro, cinismo y un tono oscuro. Jimmy P., la primera aventura estadounidense del francés, supone un drástico cambio de registro y de tratamiento de su cine: ahora se vuelve más humano y cercano y rueda sin pretensión ni dobles sentidos. Podemos decir que el francés se ha humanizado.

El guión no es gran cosa. Se basa en el libro de Devereux sobre el psicoanálisis al que somete a un individuo indio que sufre graves dolores de cabeza y se emborracha como una cuba. Al principio parece ser secuelas de la guerra, luego esquizofrenia. Finalmente resulta que sufría de dolor en el alma. La historia es intimista entre los dos personajes que se muestran comprometidos a colaborar en el psicoanálisis como paciente y doctor con sus dimes y diretes. Su avance es moderado e irregular, con pasajes interesantes y otros no tanto, como si el espectador también formara parte del grupo del psicoanálisis que va avanzando hasta su conclusión. Sin embargo, le falta intensidad a este drama psiquiátrico ya que se basa en un ejercicio que no tiene emoción ni conflicto. Todo se desarrolla satisfactoriamente sin grandes problemas, sin grandes traumas; probablemente se trate del psicoanálisis más sencillo y aburrido de la historia. La causa del trauma es algo enrevesada y no del todo creíble o, al menos, no tanto para provocar ese cuadro psicológico, por lo que el guión queda algo cojo y no me logra convencer.

En cuanto a la interpretación, Benicio del Toro y Mathieu Almaric forman un binomio totalmente opuesto que funciona de maravilla. Reservado, esquivo y monótono el primero; expresivo, abierto y empático el segundo. El resto, más que secundarios, terciarios, están aceptables y la amante de Devereux no sé qué pinta. Hubiera sido interesante que hubiera provocado una degeneración en la relación entre el etnólogo y el indio, pero estos dos parecen llevarse a las mil maravillas, como coleguillas (aunque al indio le entra un desvarío contra Devereux que únicamente queda en anécdota).

La fotografía es potente e intenta penetrar en la mente de los personajes con planos cortos y generales con recorrido que, junto con el montaje, ayudan a que la historia sea dinámica e intensa y no se caiga en el tedio. La idea es buena pero un guión mucho más desarrollado y conflictivo le hubiera ido como anillo al dedo. Me falta algo más para considerarla una buena película.
Cjacoana
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