Sin ser de lo peor de Alex de la Iglesia y después de ver 8 de sus trabajos, sólo puedo decir que Alex y yo no estamos hechos el uno para el otro. Desde "Mirindas asesinas" y "El día de la bestia" no he vuelto a ver nada del ya nombrado director, que haya podido valorar con más de un 3 y es que le suele pasar siempre lo mismo: una gran idea con un buen comienzo que se va diluyendo y acaba desmadrándose sobremanera, casi siempre en una construcción urbana de gran elevación (que obsesión tiene este hombre con las alturas).

Empezaré con los aspectos positivos de "30 monedas":

- Lo primero que me llamó la atención es que la serie estaba bien estructurada, es decir, las escenas que se van sucediendo tienen unas que ver con otras conformando una línea argumental coherente y esto lo comento porque muchas películas que he visto de Alex de la Iglesia dan la impresión de estar compuestas por sketches sueltos. Gracias a esta composición argumental congruente, añadiendo ritmo, suspense y tensión, hacen de "30 monedas" una serie que incita a ver varios capítulos seguidos.

- En general todas las actuaciones son bastante buenas, quitando alguna excepción que mencionaré en los aspectos negativos.

- Otro aspecto a resaltar es la producción. Se ve que han invertido muchísimo dinero y se agradece, aunque me gustaría comentar que las superproducciones no le vienen nada bien a Alex de la Iglesia, porque se vuelve loco con los efectos y las escenas de acción, en mi humilde opinión deberían darle menos dinero para que se centrara mas en el guión.

Ahora seguiré con los aspectos que no me han gustado.

- Para empezar, 2 de los actores principales no me han gustado nada: Megan Montaner y Miguel Ángel Silvestre, de los cuales no he visto nada más, así que no sé si es algo puntual. También hay alguna otra actuación que no me ha convencido, pero ya son personajes mucho menos importantes y no llaman tanto la atención.

- Esta vez el argumento no me termina de convencer por la falta de originalidad, ya que parece una mezcla de otros ya existentes, en concreto parece un híbrido de "El Código Da Vinci", "Constantine" y "La semilla del diablo".

- Lo que menos me ha gustado ha sido es el desarrollo y es lo que hace que una serie que comienza con un 6,5 acabe con un 2,8 y le suele pasar en todas sus obras, pero ésta al ser una serie no se nota hasta los últimos capítulos. "30 monedas" comienza de forma interesante con algún desvarío asumible, según van pasando los capítulos se empiezan a notar fallos en la trama y los delirios empiezan a ser más notables, pero en los tres últimos capítulos todo se empieza a desmedir para terminar en un sindiós (nunca mejor dicho).

En resumen, recomiendo esta serie para fanes de Alex de la Iglesia y para gente que quiera pasar el rato sin darle muchas vueltas, pero si coincidís conmigo en términos generales, os la podéis ahorrar.

Afianzada por un buen argumento, totalmente integrado en la actualidad, “7 Años” tiene un comienzo prometedor. El director nos muestra a unos personajes algo preocupados y desorientados, creando de inmediato interés en el espectador. No obstante, según se van desarrollando los acontecimientos y provocado por la falta de tensión en la obra, las actuaciones se van vislumbrando algo planas, causando la desconexión paulatina de la audiencia. Es más, la falta de compromiso por parte del elenco, ocasiona que un buen final, acorde con el resto de la idea, suscite una inusual indiferencia.

Entre todas las actuaciones, la de Paco León es sin duda la más desafortunada, ya que en cada una de sus intervenciones, demuestra no estar a la altura de sus compañeros. Le sigue Manuel Morón, que aún siendo la mejor de sus interpretaciones hasta ahora, está como siempre fuera de lugar dando la impresión de actuar solo, aunque en su favor hay que decir, que en“7 años” se le entiende y no da la sensación de recitar. Por otro lado, Juan Pablo Raba, convenciendo más que los anteriormente nombrados, no llega a creerse la historia y por lo tanto no consigue captar la atención del público. Juana Acosta y Alex Brendemül (gustándome un poco más ella que él) se desenvuelven con mayor soltura que los demás, pero se ven involucrados en la falta de empatía que rodea todo el filme. Da la sensación que al director Roger Gual, en ésta, su última película, le falta pedir a su reparto más trabarse y pisarse entre los personajes, es decir, más autenticidad.

Ni al mismísimo Alex de la Iglesia se le va tanto la pinza. Pretende ser transguesora y original, pero resulta ser un collage de argumentos más vistos que el TBO, la definiría como un híbrido entre "Tetsuo" y "Ángel de Venganza" de Abel Ferrara.

Película muy atropellada con personajes de transfondo cero, que según va avanzando va perdiendo interés para convertirse en un aburrimmiento insufrible y eso que están pasando cosas todo el rato, pero son irrelevantes porque se intuye todo el argumento.

Para terminar, compararé "Crudo", la ópera prima de la directora, con "Titane", su segunda pélicula. En "Crudo" mezcla magistralmente 4 de los 6 géneros más difíciles con los que hacer buen cine (teenager, terror, suspense y gore), además lo hace elegantemente consiguiendo que nunca sepas que está pasando realmente, cosa que no pasa en "Titane", que enseguida ya te percatas de todo y pierde el interés. Además, las escena gore en "Crudo" son imprescindibles para que luego todo encaje, sin embargo en "Titane" son totalmente gratuitas y da la sensación de estar viendo un pélicula de "Troma".

De todos los unos que he puesto, éste creo que es de los que más me han dolido. Totalmente decepcionado.

En este filme podremos ver una sucesión de sketches más dignos de programas como “Saturday night live” que de un largometraje, ya que si viera un sketch en algún programa humorístico (dentro de un contexto) no me importaría, pero meterme más de 50 en hora y media es una verdadera tortura. En dichas escenas nos presentan a un montón de personajes sobreactuados y caricaturizados hasta el paroxismo, donde representan chistes cortos tipo Jaimito. Lo único que saco en “positivo” de esta cinta es que a los 3 minutos exactos sabrás si te va a gustar o te va horrorizar como en mi caso, pues se repite el mismo patrón continuamente. Si compartes mi opinión, te recomiendo que dejes de verla antes del minuto 4 y ahorrarte el sufrimiento.

Película apta para quien disfrute con un humor evidente, masticado y regurgitado.

Después de digerir bien Sátántangó durante 48 horas, me animo a analizar dicha experiencia.

Película de temática Kafkiana, que visualmente me remite al cine expresionista alemán, pero de manera bastante velada. Béla Tarr, una vez más, nos introduce en un mundo de podredumbre apocalíptica, emulando el infierno que es para él la vida. Historia increíblemente sencilla, a priori muy compleja, que con el consecuente análisis nos desvela su naturaleza enrevesada con miles de simbolismos. Planos secuencia de hasta 20 minutos que a veces se hacen interminables e insoportables, no obstante cumplen su función, buscando que sufras tanto o más que los personajes. Exposición mostrada por diferentes puntos de vista de la misma narración, con escenas repetidas una y otra vez, para muy poco a poco, ir vislumbrando la finalidad del filme.

Película difícil de contemplar y asimilar, que si le otorgas la reflexión necesaria, nos regala infinidad de matices. No apta para espectadores superficiales, relato para recrearse, una forma muy diferente de concebir el cine. Tiene varias escenas y recursos cinematográficos magistrales, que solo serán descubiertos por los más pacientes. Tras visionar 3 películas de Béla Tarr, mi consejo es no sacar conclusiones en ese instante, pues es un director “a posteriori” ya que sus métodos son intencionadamente desapacibles e inconcebibles de digerir en el momento.

Película única, toda una experiencia y muy buen sabor de boca.