A veces las palabras sobran, ese es el caso de esta increíble película en la que se nos va contando una historia de amor a ritmo de un vals silencioso. Priman la convivencia, y el simple acercamiento de una forma tan sutil y bella que es difícil dejar indiferente al espectador. Él es un ocupa de la vida de los demás, ella una modelo desdichada y maltratada por su marido. Él consigue una compañía en su solitaria y errante vida, y ella la libertad y el respeto...
Es el tipo de película en la que te acabas metiendo tanto, que al final te cuesta volver a conectar con la fría realidad. Se puede decir que es una de las películas de mi vida.

Película con una bonita historia de amor, una gran fotografía, una banda sonora preciosa, y algunas escenas impresionantes, tiene un gran potencial, pero no llega al espectador, no conmueve, no divierte. Resulta demasiado larga, lenta, y no presenta continuidad en su historia. El resultado es que no te metes en la película, y aunque aprecias lo bello que tiene, al final acabas por aburrirte y desees que acabe.

Es una obra maestra de la autodestrucción humana, de como se puede llegar a atravesar cualquier límite con tal de alcanzar lo que nos proponemos, va de la adicción, de la ambición, de autoconsumirse por alcanzar aquello a lo que no se puede acceder. A ritmo de una banda sonora inmensa y marcando el tempo las cuatro estaciones, pasamos de la primavera hasta llegar al más trágico y desolador invierno. Los actores increíbles, los planos y movientos de cámara son tan protagonistas como los propios actores. Todo en la película nos envuelve y nos transmite ese infierno en el que se van metiendo los personajes.
Una maravilla de película que te destroza el alma.

Lo único que puedo decir de esta película es que me aburrí tanto en el cine que me quedé dormida, y fue la única vez en mi vida. Es terriblemente lenta, sin un argumento que enganche, las actuaciones flojas. En fin, un muermo.