Voy a ir al grano, la desilusión que me he llevado con esta película es comparable a cuando a un niño sus padres no le compran la bicicleta prometida como premio a esforzarse durante el curso. De verdad, que salí de la sala con cara de “dinero malgastado / tiempo perdido” y con la sensación de que me habían tomado el pelo.

Veamos, es cierto que hay que partir de la base de que el título no era muy esperanzador, pero la mezcla de géneros (western y ciencia - ficción) se me antojaba irresistible y reconozco que me esperaba una sorpresa del estilo de Distrito 9, o Arma Fatal. Es decir, acabar la película con ganas de que durase otras dos horas más. Sin embargo, cuando llevas consumido un cuarto de la cinta, la cara de expectación se va transformando en asombro por la tontería que te estás tragando, y encima pagando.

Tal como lo veo, había tres opciones cuando alguien se planteó llevar a cabo esta película:

- Mezclar ambos géneros en una perfecta simbiosis que hubiera resultado de lo más original. Para mí hubiera sido la mejor elección para convertirla en una película memorable.
- Dejarse caer por el lado del western puro con toques de ciencia – ficción.
- Película de ciencia – ficción con elementos de western.

Pues bien, ninguna de estas variables está cerca de cumplirse, y el resultado se queda a medio camino de una mezcla imposible entre las tres opciones.

Me gusta pensar que la presencia de determinados actores en una película garantiza al menos cierto disfrute. Sin embargo, aquí no dejan de repetir papeles ya mil veces vistos.

El personaje de Olivia Wilde es para darle de comer a parte ya que protagoniza una de las escenas más difíciles de descifrar que haya visto.

Harrison Ford no aporta nada nuevo a su filmografía, pero he de ser sincero y reconocer que no me importa. Han Solo, Indiana Jones y su Replicante – Cazareplicantes de Blade Runner son tan memorables que le perdonamos todo.

Daniel Craig por su parte, repite su papel de tío duro de casi siempre, cambiando los impecables trajes, el glamour y el Aston Martin de James Bond por el sombrero de vaquero, el polvo del desierto y el revolver. Eso sí, a destacar como siempre su imponente presencia física que llena la pantalla.

Sigo en spoiler por falta de espacio, no desvelo nada.