Inagotable sucesión de acciones pseudo-épicas, tan efectistas como intrascendentes, desde el minuto uno y durante más de dos largas horas.

Un despropósito que apela a la nostalgia, la iconicidad, el apabullante merchandising o el asumido simbolismo del fan incondicional, por ejemplo de esa emblemática BSO, buscando la emotividad más primaria, algo que puede conseguir al final si uno no se ha dormido, y si ha conseguido empatizar con los personajes. Poco importan la coherencia del relato, los abundantes errores, la ruptura total de la verosimilitud,... ¿pero quién piensa en semejantes bagatelas si se consigue el afán recaudatorio?

Tal vez ya todo sea venta y poco más, apariencia y líneas de corrección política contextual que ayuden a digerir fácilmente y sin aristas, el producto que se ofrece. En este sentido, pueden reconocerse algunos elementos como la influencia del feminismo o la multiculturalidad, aunque también pueda cuestionarse la ausencia de otros como una decidida apuesta ecológica. ¿Con qué tipo de combustible se propulsaran tan ingente cantidad de naves? ¿Aparecerá el cambio climático en una galaxia tan lejana?... Acaso tengan problemas más acuciantes, como el devenir de "la fuerza", o ese "original" planteamiento temático de la lucha entre el bien y el mal.

Un coproducción hispano-italiana que presenta la ciudad de Roma a través de dos elementos omnipresentes: Una picaresca generalizada y el imparable empuje del automóvil, que coloniza la ciudad. Caos circulatorio, consumo, y crecimiento económico en clave de comedia episódica, salpicada con una ligera sátira de costumbres.

Por cierto, José Luis López Vázquez no aparece en la versión italiana, y la pareja de cómicos italianos Franchi e Ingrassia tampoco en la película estrenada en nuestro país... Cosas de las coproducciones del momento.

A menudo el cine tiene un importante valor documental, más allá del propósito concreto que persigan sus autores, o de la historia propiamente dicha que narra un determinado fílme. No obstante, para su mejor comprensión se requiere de un cierto conocimiento del contexto en el cual se produce, y que puede resultar ajeno e indescifrable para quien vive en un entorno sociocultural totalmente distinto. Entender la represión sexual durante años, el influjo de la religión, la caída de un régimen político, el final de la censura institucionalizada..., es posible únicamente mediante la experiencia vital de quien lo ha vivido en primera persona, o el estudio, aspectos que pueden explicar mejor la existencia de una serie de "meros productos recaudatorios" donde el erotismo suele ser el mayor reclamo y que destacan por su sordidez.

Películas que podríamos calificar como "difíciles de ver" y cuya eclosión son el resultado de unas determinadas coordenadas históricas producidas en nuestro país.

Para resultar conciso, remitiéndonos al concreto caso que aquí nos ocupa:
Si consigues verla hasta el final..., es que has hecho una apuesta.

Antes que nada he de manifestar que no soy un super fan de Star Wars. Dicho esto, me han sorprendido las favorables críticas de los profesionales que abren la primera página de esta película. No seré tan duro ni me extenderé tanto como Cristian Campos, entiendo que fan de la saga y por eso bastante mosqueado como puede verse en su divertida y contundente crítica: https://www.jotdown.es/2015/12/star-wars-vll-el-despertar-del-enganabobos/

Simplemente diré una cosa: Para fuegos artificiales y persecuciones trepidantes tenemos algunos entretenimientos como Las Fallas, o Los Sanfermines. Con los medios que tiene esta película me parece muy mediocre, previsible, y con un tono entre la épica impostada y la broma infantiloide. Creo recordar que su clasificación era para niños de 7 años y, precisamente, puede que esa sea la franja de edad más indicada para verla. Bueno, ampliemos un poco: entre 7 y 12 años puede ser una cosa entretenida. Ni mito, ni leyenda, ni peliculón, ni historias...