Estamos frente a una obra maestra del género, bajo la dirección del ingenioso James Whale, y con la grandilocuente actuación de Claude Rains, nuestro hombre invisible. Con efectos especiales deslumbrantes incluso para nuestros días, y una narrativa que la hace sumamente "entretenida", jamás pude despegar los ojos de la pantalla. Con un personaje entrañable, inverosimilitud científica y escenas propias de una actuación teatral, se tejen los hechos que suceden en esta historia, basada en la obra del mismo nombre de H.G. Wells, aunque esta es bien desapegada de su referente literal, y continua su propia narración de forma individual, creando una esencia propia y una historia única. Aún resuena en mi cabeza la estridente voz de Claude Rains, los gritos de la multitud, y los macabros planes contados con suma tranquilidad.

Se trata de un brillante Film, en el que se nos presenta un misterio impertérrito, normalmente uno se estaría haciendo preguntas durante todo el avance de la película. Se destaca su indudable originalidad, para alguien que se haya limitado a films actuales, tratar de deducir lo que sucederá es imposible, se nos muestra al monstruo, pero la sensación de inquietud latente no la despierta el demonio en sí, lo que la provoca es la incertidumbre de su aparición, pues sabemos que vendrá pero lo que esta ceñido a él es un misterio que en la historia se estará resolviendo lentamente. Múltiples son las características de este film, que lo hacen sin duda espectacular, son también los diálogos que llevan a cabo los personajes, científicos creyendo ideas relacionadas al ocultismo, poniendo a cabo racionamientos para justificar lo irracional, quien se ve equivocado es el personaje principal, suponiendo que tiene la visión mas realista, es la más sencilla de cuestionar, todos estos elementos engendran una discusión sublime acerca de lo que en realidad podríamos tomar en cuenta como "Real".