Como punto fuerte principal de la película hay que destacar como utiliza Kubrick la música, teniendo en cuenta también cuando no la hay, ya que le otorga mucha potencia a cada una de las escenas. Nos podemos basar en los momentos de los monolitos, tanto en la primera vez como en la segunda, la música es un punto clave esencial que dota a las sucesos de una fuerza extraordinaria que hace que te estremezcas mientras observas atónito lo que está ocurriendo. De la misma manera sucede a la inversa en la escena en la que el astronauta debe abandonar la nave para la reparación de la antena, pues hay ausencia total de melodía y únicamente se escucha la respiración del navegante y asombrosamente logra que no puedas dejar de prestarle atención de la pantalla.

Otro punto a subrayar es cómo el director logra contarnos toda una auténtica odisea con apenas uso de la palabra, ya que mayoritariamente la historia se narra con imágenes y escenas con una perfecta duración. Una tarea muy complicada para cualquier producción, pero muchísimo más cuando se trata del género de la ciencia ficción y cuando es un metraje de dos horas y media.

También cabe recalcar la fotografía de la cual está dotado el film, pues cada ángulo está calculado milimétricamente dándole belleza a la película con tal de atraparte a cada segundo con todo lo que transmite. Aquí podemos remontarnos a escenas como las del principio en las cuales se pasan una sucesión de paisajes y en las que se muestran las condiciones de la tribu prehumana; o en la escena en la que la nave espacial aterriza sobre la base lunar con lentitud y acompañada de la música clásica.

Además no puede quedar fuera la subtrama que se nos presenta del sistema Hal9000, ya que aporta un momento dramático a la historia y nos manda el mensaje de que a las máquinas si se les dota de inteligencia también pueden ser humanas.

Y si comentamos los puntos débiles de la película se podría hablar de la ambigüedad y el vago mensaje que nos deja al final, ya que nos deja con ganas de saber que hay detrás de esa cámara blanca, quienes son esa raza superior y cuál más podría haber sido su propósito para otorgarnos tal odisea a través de esos monolitos. Aunque muchos discreparan conmigo.

Como colofón destacar la genialidad de Kubrick con esta creación, algo que se puede considerar auténtico arte, algo que va más allá de todo lo que había visto hasta ahora. Por primera vez he podido ver el cine como algo más gracias a esta película, algo equiparable a un cuadro, una escultura o a un antiguo coliseo. Desde el principio consigue atraparme escena a escena, incluso mostrándome simplemente como vivían un grupo de prehistóricos o una simple sucesión de imágenes paisajísticas. Pero sobretodo la destacable escena del primer monolito la voy a guardar siempre por la potencia que Kubrick logra darle a través de la música y con el significado que alcanza. Además la forma en la que utiliza la música es propia de un auténtico genio, ya que es la perfecta para cada momento. Puede que haya mucha polémica sobre si las escenas tienen una excesiva duración, pero yo realmente creo que no son excesivas sino que realmente dota al film de belleza. Por otra parte el mensaje que se trata de transmitir con Hal9000 me parece una reflexión que te lleva a plantearte la condición humana tal y como se hace en Blade Runner, un interrogante digno del humano sobre la máquina y viceversa. En definitiva 2001: una odisea del espacio, es una obra de arte.