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España España · Málaga
Críticas de Cormac
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
7
26 de julio de 2015
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que puede afirmarse de forma rotunda en lo que a las producciones de Marvel se refiere, además del extenso catálogo de autoreferencias que acostumbran a despachar con cada una de sus películas, es su claro afán por explorar cuantos registros se les pongan a tiro.

Ya sea un drama palaciego de corte shakespeariano ("Thor"), una cinta bélica que mira de soslayo a "Doce del patíbulo" ("Capitán América: El primer vengador"), una película de espionaje deudora de clásicos setenteros como "Chacal" o "Scorpio" ("Capitán América: El soldado de invierno") o una space opera que destila auténtico sabor pulp ("Guardianes de la galaxia"), cada entrega representa una nueva oportunidad para enfocar desde una óptica genérica distinta los clichés del relato superheroico: el héroe, la chica del héroe, el villano, los inocentes en peligro, etc.

Dentro de este colorista mosaico genérico, "Ant-Man" representa una nueva pieza de original y alocado planteamiento: fusionar en una misma película el cine de robos a lo "Ocean's Eleven" (con idéntica querencia por la música lounge) y la ciencia ficción serie-B de "El chip prodigioso".

Al igual que en esta última, el papel principal recae en un personaje marginal convertido en improbable héroe cuando un grupo armado amenaza con apropiarse de una importante tecnología de miniaturización. Pero como suele ocurrir en los clásicos de la ciencia ficción en miniatura como "Viaje alucinante" o "El increible hombre menguante", el verdadero protagonismo lo acaparan tanto el agigantado entorno como la forma en que los personajes interactuan con él. Es ahí donde "Ant-Man" paradojicamente se crece ofreciendo un repertorio de set-pieces inolvidables, como el primer contacto de Scott Lang con el traje de Ant-Man, la hilarante pelea en el interior de un maletín mientras suena "Disintegration" de The Cure, o la alucinante batalla campal desatada en la habitación de una niña. Espacios cotidianos que se ven magnificados como consecuencia del cambio de escala.

Tampoco hay que olvidar la mano del realizador británico Edgar Wright, aún perceptible pese a que finalmente no intervino en la fase de producción, y a quien seguro habrá que agradecer buena parte de la personalidad de la película: ahí están esos personajes perdedores en busca de segundas oportunidades que tanto abundan en su filmografía, y qué decir de esa desquiciada y cómica manera de relatar que tiene el personaje de Michael Peña, tan característica del cine de Wright.

Es cierto que se trata de una cinta mejorable (la narración apresurada durante el entrenamiento de Lang, o ese romance metido con calzador), con una premisa de la que se podría haber sacado bastante más jugo. Pero sus bondades son tan amplias que sería muy injusto condenarla por sus defectos.

Recomendable, por supuesto.
Cormac
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