El cúmulo de estupideces increíbles que hace la tripulación y algunos otros es grande: llevar cápsulas de hibernación colgando como si fueran los testículos de un mono; cambiar de rumbo y de objetivo colonizador por una razón mínima; descender al planeta sin traje; llevar a bordo sólo un vehículo de descenso; saltarse las cuarentenas a la buena de Dios; arriesgar la Covenant en la atmósfera planetaria; los Ingenieros también necesitan babero: viven todos hacinados en una única ciudad, salen a saludar en tropel y dejan entrar hasta la cocina a una de sus naves sin verificar antes quién la maneja; los aliens se desarrollan lentamente o a toda mecha según convenga; nadie sospecha en la nave lo que todos sabíamos en la sala de cine, la obvia suplantación del androide David (incluso temí que Scott llegase a utilizar el manido recurso de "Yo soy David, dispárale él"...), etc.
Y que conste para finalizar que Alien, la de 1979 , es quizá mi película favorita del género.