Hacía mucho tiempo que no me apetecía salirme tanto de un cine. Expongo mis razones para ello:
1) El personaje del actor Michiel Huisman. Parece no estar a gusto consigo mismo en ningún momento, cada fotograma de sus interpretaciones me resultó una toma falsa continua de un gesto mal puesto, una reacción fuera de lugar, un acto nada creíble. Con lo que me gusta en Juego de Tronos, no creí que fuera la misma persona.
2) Las situaciones fuera de tiesto y las frases sin sentido traídas a la trama como filosóficas y fundamentales.
3) El guión general, que pretende explicarte con voz en off y algún que otro flashback estúpido, algo que de cajón ya habíamos entendido, aunque no creíamos en principio que fuera eso de verdad lo que querían contarnos. Un guión que se cae solo sin parar, a cada momento, intentando inútilmente remontar en el momento siguiente, para regalarnos algo de sobra esperado.
Os recomiendo fervientemente que no la veáis, que invirtáis vuestro valioso tiempo en otras cosas o películas. Sólo me gustó la compañía.