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España España · Lasarte-Oria
Críticas de HenryFool
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
7
30 de septiembre de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier seguidor del cine de Ken Loach supondrá que, con cada nueva película suya, no va a encontrar nada que se aleje del mundo y los temas que le preocupan constantemente: los problemas cotidianos de las clases más desfavorecidas. Su nueva película no es una excepción. En The Angels´Share, nos encontramos con un joven metido en una espiral de violencia de la que parece no haber salida. Es esa especie de maldición que se va transmitiendo de generación en generación y que parece que va asumiendo el protagonista, ya porque no ve cómo salir de ella, ya porque se lo van repitiendo machaconamente algunos personajes continuamente a lo largo de la película. Sin embargo, tres hechos darán un giro inesperado a su vida: el nacimiento de su hijo, la condena a realizar unos trabajos sociales donde conocerá a unos nuevos amigos y a una especie de segundo padre que tratará de encauzar su vida y el enfrentamiento cara a cara con su propia conciencia. En este último caso, se verá obligado a oír las consecuencias que tuvo la paliza que dio a un joven de manera completamente gratuita, porque sí, porque iba hasta las cejas de coca. El relato del chico que recibió la brutal paliza y de la madre de este lo despiertan de ese letargo en el que se encontraba sumido y lo llevan a realizar una promesa a su propio hijo: “nunca más volveré a hacer daño a nadie”. Este es, sin duda, el mayor golpe que recibe en su vida. Es ahora cuando se tiene que enfrentar con su propia conciencia; es ahora cuando puede demostrar que también para él es posible la redención; es ahora cuando tendrá que demostrar que puede romper con la maldición que había heredado de su padre, quien no pudo o no supo darle una vida mejor. Sea del modo que sea, su hijo no tendrá que seguir los mismos pasos.

A partir de aquí, las cosas no van a ser fáciles, pues el pasado lo perseguirá y lo pondrá a prueba, un pasado del que no parece fácil desprenderse si no es por el único modo que se conoce en un desolado Glasgow lleno de miseria y pobreza: la violencia solo se combate con más violencia. Sin embargo, gracias a un hecho fortuito, tanto a él como a sus amigos les surge la oportunidad de ganar una suma importante de dinero que permita al protagonista iniciar una nueva vida. Para ello…

A pesar de lo dicho, la película es una comedia nada pretenciosa, con un humor que más de alguno calificará de “no inteligente”, pero que por lo menos a mí me ha hecho pasar un rato más que agradable, con el típico personaje “tonto” capaz de arruinar con su torpeza los planes de los compañeros, como de ocurrírsele repentinamente la idea más extravagante en el momento justo en el que parecía que todo estaba perdido.
HenryFool
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3
22 de septiembre de 2012
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film que nos presenta Andrew Dominik tiene como telón de fondo la actual crisis económica (¿quizá también crisis moral y de falta de valores?) que asola no solo los EE.UU, sino también otros países que mejor no mencionar. A partir de ahí nos encontramos con toda una galería de personajes en clara decadencia, como son los dos yonquis que atracan la timba, el cerebro del robo e incluso el personaje intepretado por James Gandolfini. No obstante, estos personajes no están, en mi opinión, bien pincelados: el espectador no sabe muy bien si compadecerse de ellos por el pozo sin fondo al que han caído o salirse de la sala por las continua verborrea que sueltan a cada instante, verborrea que llega a cansar al público más paciente. Y es que aquí tenemos la impresión de que el director, con toda la buena intención del mundo, trata de imitar los estupendos diálogos que encontramos en el cine de Tarantino. Añádase a la batidora a un Brad Pitt que, si bien consigue salvar con una interpretación más que encomiable la película, tiene que hacer el papel de un asesino a sueldo del que uno no sabe en ningún momento qué pasa por su mente. Por si esto fuera poco, nos encontramos con una frase lapidaria al final de la película (y que conste que esto es lo que menos me ha gustado, pues uno no va al cine a que le den ningún tipo de lección) con un claro mensaje que trata de justificar, cínicamente, la conducta de este asesino. ¿Por qué hemos de echar balones fuera cada vez que llevamos a cabo un acto moralmente reprochable? ¿Hasta qué punto somos responsables de nuestros actos? Estos temas, de los que se ha escrito largo y tendido a lo largo de la historia, afloran en la película con una coherencia endeble y de manera muy superficial. Creo que el director tendría que haber dejado a un lado los problemas actuales de nuestra sociedad y los largos y aburridos diálogos, para centrarse justo donde la película parecía tener mayor enjundia: el atraco y la posterior persecución.
HenryFool
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9
7 de agosto de 2012
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Kaurismäki nos vuelve a regalar otra pequeña joya pulida con la precisión de un viejo orfebre que mima y ama el trabajo que realiza. En un barrio humilde de Le Havre, un grupo de personas se embarcará en una pequeña odisea para que un niño inmigrante pueda llegar a reunirse con su madre en Gran Bretaña. En este periplo, el protagonista, un antiguo escritor que se gana la vida como limpiabotas, movilizará a todo el barrio para que, gracias a la solidaridad conjunta de todos (incluido un grupo de rock que que dará un concierto con cuya recaudación se pueda obtener el dinero que no puede aportar el barrio), puedan burlar a la policía y, por lo tanto, para que el niño consiga su anhelado deseo: llegar al país en el que se encuentra su madre y tener las oportunidades que le son negadas en el suyo.

Los personajes, contenidos en sus actuaciones, transmiten al espectador una humanidad (no diré espriritualidad, si bien Kaurismäki es un profundo admirador de Dreyer y Bergman) que llega a lo más hondo del público. La fotografía, bien trabajada y con unos colores saturados al máximo, ayuda a crear un ambiente de "realismo mágico" (si se me permite la expresión) que impide que la película se pueda insertar dentro de otros movimientos más "realistas" (Ken Loach, Guédiguian...) cuyo mensaje ideológico es siempre más transparente y directo.

En fin, nos encontramos ante una de las películas que, sin lugar a dudas, y vista la reacción positiva que creó entre los críticos de Cannes, nos hará salir del cine con una sensación que oscilará entre el pesimismo por la insolidaridad que parece azotar en estos tiempos de crisis y el optimismo con el que podemos afrontar el futuro, tanto nosotros como las futuras generaciones, así como los olvidados de los países más pobres, siempre y cuando pongamos entre todos nuestro pequeño granito de arena.
HenryFool
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