Al leer algunos comentarios he sentido la necesidad de redactar mi primera ‘crítica’ en esta página. No es precisamente un alegato fervoroso en pro de esta brillante y magnífica película. Tampoco me detendré a analizar sus componentes técnicos, estéticos o fílmicos. Lo único que quisiera hacer es llamar la atención de algunos (o muchos) de los usuarios que indican que ‘Stoker’ sucumbe ante la falta de lógica, razón o criterio objetivo. Señalan incluso que está muy próximo a lo que eufemísticamente se podría tildar como ‘un buen ejercicio de videoclip’. A todos ellos les quisiera recordar que una obra de arte no siempre queda estructurada en base a lo que indica la lógica o la razón. Sino, Picasso hubiera sido rechazado a lo largo de la Historia por realizar algunos retratos con ojos desorbitados y narices fracturadas; Magritte hubiera terminado siendo un anónimo más, por pintar una lluvia de hombrecitos con sobretodo; Artaud solo sería un demente por decir que “el suelo está emparedado de almas y de mujeres con un sexo hermoso” ; ¿‘El niño y los sortilegios’ de Ravel sería menospreciada por su impronta metafórica? ; ¿se dudaría del valor artístico de Yma Sumac? … No, señores. Cada obra de arte tiene "su mundo" y ese espacio que se crea es especial y único. El secreto estará, entonces, en descubrir ese universo tan particular, apreciando la estética que cada artista nos puede mostrar, sin la obligación de apoyarse necesariamente en los cánones de la objetividad y la razón. En ese sentido, ‘Stoker’ cumple con brindarnos una narración plástica de sublimes emociones; tan ácidas en su contenido y tan sensuales en sus formas, que me atrevo a decir que se trata de una obra maestra con mayúsculas. No en vano, las licencias poéticas habitan y recorren cada uno de los extremos de toda obra de arte… Es esa misma poesía, la que encuentro y admiro en esta espléndida película…