Es curioso, no imaginaba que algún día pudiera llegar a pensar: « Acabo de ver la peor película que habrá nunca », y sin embargo, ha sido así. Entrar en detalles sería absurdo y doloroso (mejor olvidar, si bien imposible), pues la película, tanto entendida como un todo o como la suma de infinitas partes, es atroz, total y completamente calamitosa. No hay mucho más que decir en realidad, véanlo por ustedes mismos (si pueden). Quizá si la toman a broma logren reírse, yo lo intenté en vano.

En cierta forma es una película imprescindible, después de verla, todas las películas que viste anteriormente parecen mejores, y las que veas a continuación parecerán mejores de lo que son, de modo que apreciarás más el cine en general. Es como bajar al infierno y pensar que en la Tierra no se estaba tan mal después de todo.

Me sorprende la baja puntuación asignada a esta sobresaliente película que no es de miedo, sino sobre el miedo y que además, aún siendo muy fiel a la novela corta de Stephen King, es capaz de darle a la historia un trasfondo más reflexivo, más profundo. Una vez más Darabont nos muestra su habilidad para ahondar en la naturaleza del ser humano, y aunque es cierto que no supera a los anteriores títulos "cadena perpetua" y "la milla verde" les aconsejo que no se la pierdan.

Aviso a los que todavía no la han visto que esta sobrecogedora película no funciona como un film comercial de sustos, monstruos y palomitas ni está rodada con esa intención. No, no es ni mucho menos una película comercial, sino una película para reflexionar, que nos recuerda que ante lo extraño o lo desconocido la peor niebla esta dentro de nosotros y los peores monstruos nacen también en nuestro interior.

En medio del solitario paisaje nórdico se encuentran dos seres atormentados, Eli (con aspecto inocente pero con una oscura naturaleza) y Oskar (un niño tímido que es maltratado en el colegio por sus compañeros de quienes tiene deseos de venganza y violencia). Entre ambos surge una extraña atracción y nace el amor. Así es como empieza Déjame entrar, una película impresionante que se apoya en la gran fotografía y unas magníficas interpretaciones de los jóvenes protagonistas Kåre Hedebrant y Lina Leandersson.

La nieve y el frío se convierten en protagonistas que parecen encerrar a los personajes en sí mismos, el diálogo es escaso, es cierto, pero ¿es la película lenta? Tal vez estemos mal acostumbrados, hay que tener en cuenta que esto no es Hollywood que nos bombardea constantemente con personajes completamente transparentes que no parecen dejarse ningún pensamiento para ellos mismos, es Suecia, y los protagonistas están dotados de una fuerte intimidad, tanta que hace que los espectadores tengan la continua sensación de que muy pocas veces nos muestran el interior de su mente, pero no olviden que las miradas y expresiones en el rostro pueden ser tan efectivas como las palabras, y así ocurre en Déjame entrar. En esta película son tan importantes los momentos de silencio cuando los personajes intercambian sus miradas como los diálogos.

La primera hora de metraje es magnífica y ejemplo de la mejor calidad del cine europeo, aunque el desarrollo pierde algo de su carácter poético, a mi modo de ver sólo una escena es reprochable, no creo que les cueste adivinar cuál (la comento en el spoiler), y cuando parece que la película decae llega lo mejor. El final es magnífico, estremecedor, de los que no se olvidan. Y así termina una película que es imprescindible y especial, violenta, romántica….. Una gran obra de arte.

Notable película, arriesgada y original, que se desarrolla alrededor de la figura de un agente de subastas extravagante y solitario (genialmente interpretado por Geoffrey Rush) y su intrigante relación con una mujer afectada de una extraña enfermedad. Sus mayores logros, a mi juicio, son la creación de atmósferas perturbadoras, la cuidada elaboración de los escenarios y su artística fotografía además de la ya mencionada actuación de Geoffrey Rush. Los giros de la historia no decepcionarán a los aficionados a la intriga, a pesar de que si aislamos el hilo argumental resulta inevitablemente inverosímil.

Definitivamente hay algo sutil en la forma de dirigir de Tornatore, más allá del suspense, el director parece con esta película mirar directamente al mundo del arte en cada escena, como si quisiera trascender en todas y cada una de ellas. Personalmente echo en falta momentos de sosiego y naturalidad en esa mirada inquietante, que añade en no pocas ocasiones demasiado artificio.

Me gustaría, ya para terminar, remarcar lo original de la apuesta. Esta película se arriesga de una forma que no se puede decir de muchos títulos de la cartelera, y esto es algo que siempre me gusta valorar positivamente (aunque sea en películas fallidas, que para mí no es el caso). Por todo esto puedo decir que es una película notable.

PD: A riesgo de discrepar con los incondicionales de un grande como Ennio Morricone y a pesar de que admito por completo que la banda sonora tiene éxitos rotundos en la construcción de las atmósferas envolventes del film, a título personal confieso que me pareció en momentos clave de la película poco inspirada.

Me resulta difícil escribir esta crítica porque Doce hombres sin piedad es una de las tres películas que más adoro junto a Casablanca y Blade Runner, decidir cuál de ellas es la que más me gusta me resultaría del todo imposible, y no se si sabré expresar correctamente mi admiración. Mire por donde la mire me parece perfecta.

Doce hombres elegidos arbitrariamente han de emitir un veredicto en un juicio de homicidio, presuntamente cometido por un joven de baja condición social. Han oído los alegatos del fiscal y del abogado de la defensa y, aunque nunca conocerán lo verdaderamente ocurrido, si lo consideran culpable será ejecutado en la silla eléctrica. Ninguno de ellos conoce al joven ni sabía nada de él antes del juicio por lo que no tienen nada que ganar ni que perder con su veredicto. Sólo necesitan una duda razonable para votar por la inocencia.

Aquí comienza una lucha entre la objetividad, los motivos personales de algunos miembros del jurado, los prejuicios de otros, la compasión, y todos los sentimientos que nublan la razón. Esta película es para mí un retrato asfixiante de la lucha humana por elevar la justicia sobre todo lo que condiciona la mente del ser humano, es una lucha imprescindible en toda sociedad humana aunque evidentemente éste objetivo nunca se alcanzará.

La película se desarrolla casi por completo en la sala del jurado, pero las actuaciones son de tal calidad y riqueza artística que en ningún momento se echa en falta un cambio de escenario, y conforme la película avanza aumenta la tensión, el guión va descubriendo detalles magníficos en la personalidad de cada personaje y muy hábilmente la cámara comienza a manejar el primer plano como elemento principal. Un detalle importante es que son los propios diálogos los que te revelan con detalle lo que ocurrió en el juicio de modo que tienes una visión del caso tan completa como cualquiera de ellos. Es una indiscutible obra maestra, por la magistral dirección de Sidney Lumet, los diálogos llenos de ingenio y sobre todo las actuaciones de doce actores sin piedad que bordan sus papeles. Mire por donde la mire me parece perfecta.