This is England es la historia de una tribu: los skins.

La historia se sitúa en la época Thatcher en la que el paro acuciaba en las clases obreras mientras el país estaba en guerra con Argentina por las Malvinas. Allí, un niño de apenas doce años que acaba de perder a su padre en la guerra entra en contacto con un grupo de jóvenes skins.

Podemos ver como se comportan y disfrutan pero lo que no sabemos es como piensan. Este es el punto débil de la cinta en la que no entra en profundidad (tal vez de manera intencionada) en la ideología y en la adopción por parte de grupos racistas, de la estética skin.

Entre los puntos fuertes está la actuación de su joven protagonista, en todo momento creíble, cuando ríe y cuando llora, en la música que le da más fuerza y juventud a la historia y, principalmente, en que estamos ante la primera película de Shane Meadows, lo cual es muy prometedor.

Estamos ante una buena pelicula, pero no es genial. Ridley Scott desaprovecha la oportunidad (al igual que le ocurrió a Scorsese con Infiltrados) de haber sellado una cinta con mas aspiraciones que ser la mejor del año, pero no lo consigue.

El film derrocha entretenimiento, teniendo en cuenta su duración, es uno de sus puntos fuertes, al igual que la actuación de Washington, en un papel que le viene como anillo al dedo.

Lo demás está a un buen nivel, incluido Rusell Crowe (principalmente en las escenas de acción), Cuba Gooding Jr. (debería tener más tiempo en pantalla) y Josh Brolin. La ambientación no tiene nada que envidiar a los clásicos. En todo momento nos imaginamos a Washington caminando por las calles de Harlem o merodeando los clubs nocturnos con sus estrafalarios personajes.

¿En que falla? Si es que lo hace, tal vez sean las previsiones ante una película dirigida por R. Scott y con un reparto encabezado por Washington y Crowe. Todos imaginamos un Padrino negro, pero no llega a eso. Le faltan escenas que queden para la posteridad como en la obra de Coppola, secundarios al nivel de R. Duvall, capacidad para introducirnos en el mundo de la mafia y sus "valores" (donde queda el respeto) y el único punto de la película deficitaria: su banda sonora. Acompañar determinadas escenas con una gran banda sonora no convertiría a la película en un clásico, pero ayudaría.