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Críticas de Guillermo
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
10
12 de febrero de 2007
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen, sospecho, dos hombres delgaduchos, feos y miopes, que viven en Nueva York, que hacen cine y que se llaman, ambos, Woody Allen. La crítica (¿qué es la crítica?), al parecer, les aplaude a los dos por igual. Ambos ganan dinero y premios. Pero se diferencian en una cosa: Uno de ellos hace cine, comedias, por el mero placer de hacer cine y es genial. El otro hace cine porque cree que así puede hacer comprender al resto de los mortales lo que sólo él sabe.
A mi me gusta el cómico.
El cómico tiene películas memorables. Granujas de medio pelo, Scoobs, Acordes y desacuerdos... no sé, se me vienen un puñado a la cabeza. Gags y gags desternillantes que se quedan grabados en la memoria y que hacen reir una y otra vez.
El dramaturgo es decepcionante, obsesivo... Si un día quisiera torturar a alguien, le pondría a ver Interiores, Match Point, Celebrity (la considero del dramaturgo), etc., seguro que ese alguien terminaba confesando. Aunque fuera mudo y no supiera nada. Aunque yo mismo no le hubiera preguntado nada, confesaría.
Toma el dinero y corre pertenece al Woody genial. Desde el principio se ve una comedia fresca, una película narrada por el más puro placer de narrar. Arte por el arte. Alejado de ornamentos innecesarios, de giros de cámara imposibles, de ángulos inadecuados, ni otros efectismos estúpidos que tanto gustan a los intelectuales y demás mugre social.
En “Toma el dinero y corre”, Allen se limita a lo que debe limitarse un narrador: A narrar.
Juventud, entusiasmo e inexperiencia. Además de su genio humorístico. Estos son los principales elementos con que contaba. Los tres primeros los ha ido perdiendo.
No sólo es, esta, su opera prima. Además es una de sus mejores obras. Puede que la mejor.
La película narra la historia de un atracador de bancos, un delincuente que no tiene ningún talento para absolutamente nada. De hecho, es la falta de talento la que le lleva a delinquir una y otra vez; fracasando en sus delitos reiteradamente. Tiene escenas que recuerdan a Chaplin, otras a Groucho y algunas al propio Woody Allen. Todas igualmente geniales.
Por cierto, parece que no era tan feo cuando se quitaba las gafas.
Guillermo
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