Douglas Mcgrath nos presenta una cinta que cuenta el tormentoso y apasionante viaje que comienza cuando Truman Capote descubre en un gran periódico una pequeña noticia de un crimen, de esos que aparecen de vez en cuando en la sección de sucesos y que hielan la sangre durante un corto espacio de tiempo para ser olvidado tras pasar la página. Pero no fue el caso de Capote, a quien aquella historia se le quedó pegada como “un trozo de caramelo entre los dientes” y que le estimuló de tal manera que empezó a trazar en su inquieta mente una novedosa idea que maduraría poco a poco mientras seguía investigando acerca del caso. Aquel suceso daba para algo más que un artículo. Junto con su íntima amiga Nelle Harper Lee, y gracias a su carisma y portentosa memoria, capaz de retener horas de conversación se lanza a la escritura de algo nunca realizado, una novela de no ficción, en clave periodística. O un gran reportaje con técnicas literarias. Necesitaba los datos, se trataba de sustituir la ficción por lo real y para ello sacrificaría más de lo que nunca llegaría a imaginar.

La narrativa se plantea sobre la base de falso documental de entrevistas, a todas las personas relevantes del entorno de Capote mezcladas con los hechos de la vida social del genio, una vida pomposa de grandes fiestas y encuentros de la alta sociedad. Con derroche de lujo y frivolidad. Ello contrastado con sus encuentros íntimos con cada uno de ellos, que muestran el perfil del escritor y su peculiar y llamativa forma de sobrellevar sus amistades y relaciones más personales.
Con una buena fotografía sin muchos alardes técnicos, que se presta al servicio de la propia narración. Los movimientos de cámara se caracterizan por ligeros travelings, sobretodo de avance que nos acercan a los personajes.

En Infamous se retrata la dura experiencia que vivió Capote, buscada por él mismo y encontrada sin querer. El perfil que se desarrolla del popular autor es el de un hombre que vive en un mundo de confeti y champan, tras una juventud y niñez difíciles. Posee una lengua viva y una carisma enigmática que atrapa a quienes se encuentran a su alrededor, como al entrar en el pueblo de Holcomb. Allí se encuentra una importante barrera trazada por su habitantes, que en la profunda Kansas chocan con la exuberante personalidad de Capote y eso, añadido a la aterradora historia que este persigue, hará que sus conversaciones se blinden.


Capote, los Clutter, la vida social en Nueva York, la ciudad de Holcomb, tienen la sobrada sustancia con que tejer un gran argumento, pero sobretodo la clave es reflejar lo que Capote fue, y Toby Jones lo logra con creces, dando vida a sus miedos, sus inquietudes, el dinamismo de su conversación, los gestos, y lo que es más difícil, plantarle una carisma desbordante y magnética que parece un agujero negro que absorbe a sus entrevistados, a sus amigas, a los policías, a la mujer del policía y a ti, espectador.

Ha habido ocasiones en la historia del cine en la que se ha hecho un llamamiento a la naturaleza, y se nos ha mostrado como ser humano y entorno natural conviven en armonía. Eso es lo que veremos en esta película, una palpitante historia, con una fuerza sobrecogedora ya desde un inicio.
Los paisajes y los animales se convierten en personajes activos de la narración, casi da la sensación de que se esta en un precioso documental.
La actuación de Manuel Camacho (el Marcos niño) es brillante, entrañar un papel semejante tiene mucho mérito, teniendo en cuenta que es quien sostiene al personaje a lo largo de la mayor parte de la película y le dota de una personalidad pura, que se acaba fundiendo con la naturaleza de sierra Morena. Y hay que tener en cuenta la edad del joven actor.
También hay que destacar las dificultades técnicas que derivan de trabajar con una cantidad de animales ingente y que a pesar de que se nota (en contadas ocasiones) que los animales están adiestrados, el resultado es espectacular. He leído críticas que no comparten la recreación en los movimientos de los animales, la cámara lenta en aleteos o zancadas, pero en mi opinión son esenciales para dotar de belleza a toda la composición gráfica y además tienen una carga narrativa también importante en una película en la que apenas hay diálogos.
La actuación de Ballesta es correcta, no altera la línea de desarrollo del personaje sino que la completa y le da al personaje esa sensación de plena armonía con el entorno y perfecta desenvoltura.

La película es interesante, con una historia curiosísima, y con imágenes espectaculares. Nos enseña una simbiosis muy real y perceptible entre hombre y tierra (en ocasiones recuerda el trabajo de Rodriguez de la Fuente) , y una forma de existencia sostenible. Comparándola con películas como Avatar me quedo con esta que al menos cuenta una gran historia simple, buena y no predecible, libre de artificios.

Poco queda por añadir a la critica o comentarios acerca de esta película, así que me centrare en el contenido, y no el el continente. Del modo en que esta hecha, nada que no sepamos ya.

De todo ello, cuando la vemos, a poco sensible que seamos sentiremos claustrofobia, angustia, y falta de aire, la butaca del cine parece que se encoge mientras avanza la peli. Y si transmite es por algo, no tacharemos de chupacámaras al actor puesto que se lo tuvo que currar, pero quizá el hecho de verle todo el rato, también te oprime, esos sudores y sonidos que saca de sí mismo se pierden en las tablas del cajón (porque dentro de lo que cabe los captores fueron bastante generosos, si le llegan a meter en uno de los que usamos aquí, no coge el móvil ni por asomo)

¿Y como conseguimos estar entretenidos o ver cambios de ambientes a lo largo de mas o menos una hora y media si la historia se desarrolla en un cajón?, pues con mucha imaginación, y con muy buena ambientación de las luces que se va encontrando en su habitáculo, ambiente amarillo cálido, azul frío, verde tranquilo, rojo esperanzado y negro de oscuridad, silencio, desesperación y reflexión.

Por último no se si el hecho de hacer una película a lo yanki pero española permite ridiculizar de tal forma a tal país, y de dejar su moral y ética por los suelos. A mi me ha dado esta sensación, que no está mal después de todo, acabar con la moralina de siempre, del honor, patriotismo, calidad humana y toda esa serie de consignas que nos hemos tragado desde siempre.

Una buena idea muy bien exprimida, no es la película del año pero es necesario verla por el concepto que plantea.

Espectacular, una historia que no te suelta, que te mantiene atento a lo largo de toda la película. Que se saborea, que se vive y que nos traslada de nuevo al mundo de los juguetes. Pertenezco a una generación que descubrió allá por el 95 una película diferente, tanto por la historia, (una aventura de juguetes vivientes, que desarrollaban su vitalidad en secreto, y vivían las aventuras de sus dueños) como por la técnica empleada, digital 100 por 100.
Esta tercera parte está claramente enfocada a los que como yo, crecimos con Buddy Buzz y compañía, que los reconocemos. Pero es que aparte de esto este filme va más allá, es que tiene partes impactantes y escalofriantes, tiene partes con una carga emotiva brutal, un guión brillante, unos personajes sobresalientes (con una humanidad desgarradora, en todas sus facetas, negativas y positivas), una lectura entre líneas apasionante, reflejo crítico de la propia historia de la humanidad.
Una película en definitiva, para niños, que verán una entretenida historia, y para mayores, que rememorarán aquella primera película del 95 y la no tan destacada pero necesaria segunda parte y verán todos los guiños sociales que nos brinda.
Imprescindible.

Un poco de atmósfera lúgubre y asfixiante, una pizca de humedad, un puñadito de fresco humor, negro, como la pimienta, la mejor imaginería francesa, unos cuantos gramos de actores de rasgos peculiares y llamativos, un contexto indefinido, una tierra ilocalizable, un tiempo impreciso (añádase un pellizco de cada época al gusto) "et voila" remover y cocinar para obtener una curiosa película en clave de cuento fantasioso.

El filme se basa en los detalles para enclaustrar al anonadado espectador en ese mundillo que forma una extravagante comunidad que bien podría recordar la obra de Ibañez, "la rue 13 del percebe", un hambriento elenco de personajes coexistentes.
Y que decir de esos túneles subterráneos cargados de graciosas existencias.
Para lograr introducirte en su creativo mundo el director nos enseña innumerables planos detalle, de todo tipo de objetos destartalados, curiosos, andrajosos y entrañables.

En definitiva, una película curiosa, con mucho humor, para desternillarse, muy bien realizada.
No te dejará indiferente