Creo que nunca había visto una película tan antigua. Tenía la sensación de que una historia filmada hace 50 años no podía interesarme, que no podría identificarme con los personajes y que, en definitiva, la historia me resultaría plana y poco interesante. Después de haber visto "Testigo de cargo" siento que hay un antes y un después en mi relación con el cine. Si después de 50 años se la sigue recordando, desde luego es por algo. Veremos qué películas de nuestro tiempo se recuerdan allá por el 2050...
El principio de la película es fabuloso, moviéndose por el terreno de lo cómico de una manera excepcional. La trama, aunque para algunos tramposa, para mí es totalmente redonda. Solo si tienes muchas ganas de buscar pegas las encontrarás. Si la ves con una mentalidad inocente, disfrutarás como pocas veces antes.
El personaje de Laughton es adorable, un abogado bonachón e ingenioso que nos va dejando perlas durante todo el film, frases de las que se recuerdan días después de oirlas.
Mención aparte para su relación con la enfermera, que comienza como un tira y afloja y termina de manera memorable.
Desde luego CINE con mayúsculas. La próxima vez que veas una película de juicios, por buena que sea, dirás melancólico: está bien, pero nada como "Testigo de cargo".