"Rosalinda" se enmarca en esas películas que mezclan cine y teatro, o mejro dicho, cine y Shakespeare. La obra del bardo inglés es continuamente revisada en la gran pantalla. Ya el año pasado pudimos disfrutar "The King", adaptación de David Michod de la obra "Enrique V". Y años atrás, como obviar tantas películas dirigidas por Kenneth Branagh: "Enrique V", "MUcho ruido y pocas nueces", "Hamlet", "Trabajos de amor perdidos" y "Como gustéis". Precisamente sobre esta última comedia,el sevillano Ramón Luque realiza una brillante y arriesgada adaptación en tono metateatral y contando dos historias paralelas a un lado y al otro de las tablas. De un lado, los actores preparando el ensayo de la obra y la peripecia sentimental de la directora escénica. Del otro, la propia trama de "Como gustéis", que es la que acaba imponièndose, cuando en un toque de verdadera audacia, Luque saca a sus actores del teatro y los saca al campo, a ese "bosque de Arden" donde tiene lugar la mayor parte de la acción.

"Rosalinda" es un filme híbrido, moderno y clásico a la vez. El "verso" de la obra se mantiene, su poesía permanece, pero es genialmente salpicada de referencias y modos dehablar actuales que logran un efectivo contraste que redunda en la comprensión de la propuesta.

Los actores hacen una labor brillante, especialmente la joven Olivia Baglivi que interpreta a una Rosalinda de distintas caras y mutaciones. Baglivi se come la pantalla y se adueña de la película con facilidad, dando una lección suprema de interpretación a la altura de una extraordinaria y grandísima actriz. Baglivi dará que hablar en el futuro porque tiene talento a espuertas. Mientras tanto destaca muy favorablemente la naturalidad de Elena Furiase así como las hechuras de estrella de cine del joven galán Diego Landaluce. Destacar también la interpretación de José Troncoso, con un brillantísimo y certero trabajo como el casi bufón Jacques.

La primera parte en el teatro, es muy ágil, rodada con unos magistrales contraluces dignos de Storaro: con efectivos encuadres y con magnífica puesta en escena. Luego, en el bosque, se desata la pasión y el regocijo en la belleza y en el amor, con una trama que se lo toma con más calma (al igual que el original shakespeariano) y que consigue hacernos amigos de los peculiares personajes que pueblan el bello bosque. La película no deja de verse con la sonrisa en los labios sin olvidar momentos de gran carcajada. Rosalinda es una comedia que vuela alto y que cumple con creces las espectativas que se acaban reconociendo en el emocionante monólogo final de la protagonista. En él Baglivi rompe la cuarta pared, habla directamente al espectador y lo guía, lo mima y lo emociona hacia la verdad del mensaje que rezuma el filme: "ama, sobre todo, ama". Una pequeña y sutil obra maestra.