La película pierde seriedad ante la ridícula manía del protagonista de presentarse hasta a las lámparas del salón gritando su nombre, quien no recuerda la frase "yo soy Beowulf" que graciosamente encaja en cualquier diálogo .

En la parte en la que lucha con el ser del oido extremadamente sensible, me parece totalmente subrrealista, y eso que la peliícula ya lo es de por si bastante, que cuando lo tiene sujeto y este le pregunta quien es, le suelte esa parrafada increiblemente larga, para acabar diciendo lo que todos sabemos, que es Beowulf.

En mi opinión es una película que prometía bastante pero que se queda en eso justamente, "prometía"