...pero no es de recibo que que vayas a lo facilón y repitas peli de esta forma.
Vamos, que vista la primera, que tampoco era gran cosa, ésta segunda no aporta nada, pues la historia es la misma, así como el desenlace. Bastante previsible.
A mi hija (9 años) le ha encantado, pero le he escuchado eso tantas veces nada más acabar una peli que creo que lo dice para que no perdamos la tradición de ir al cine.

Pues sí, mi niña se va haciendo mayor, pero de momento no lo suficiente para ir sola con sus amigas al cine, así que he de llevarla yo a ver todo lo que le vendan desde la caja tonta.
Como por ejemplo esta película para adolescentes. Porque es eso, básicamente.
El trailer y los carteles engañan, pues parece que los protas van a ser los aliens diminutos, pero al final resulta que importa más el rollo hermanitos mayores y novietes, con lo que los niños más pequeños se llevarán un chasco.
Al menos he de reconocer que me hizo reír en bastantes ocasiones, y que no sentí tanta vergüenza ajena como otras pelis similares, o alguna de las series en las actúan estos jovenzuelos.
Bueno, y Robert Hoffman a lo Jim Carrey también tenía su gracia.
No se pasa un mal rato, que ya es bastante hoy en día.

Lo mejor que te puede pasar al ver una película o serie es que ésta cumpla tus expectativas.
A Álex de la Iglesia ya lo conocemos desde hace tiempo, y sabemos el tipo de producto que intenta ofrecer, aunque a veces no dé en la diana. Hay muchos a los que no gusta, y otros tantos a los que nos apasiona lo que hace. Y esta serie, al menos en su primer capítulo, cumple con lo que yo esperaba.
Pero claro, un buen director no basta para conseguir un buen producto. Cabía la posibilidad de que los actores fallasen, pero no se da el caso. La maciza, Carolina Bang, parece la más flojilla, pero como su papel es el de un androide impersonal, pues también cumple.
Lo siento por todos aquellos que ni por asomo piensan verla por el simple hecho de ser española. Ellos se lo pierden. Esto es lo mejor que he visto en televisión en mucho tiempo.

Por fin, después de varios años leyendo críticas en filmaffinity, me he decidido a aportar yo también algo.
Y qué mejor para empezar que esta obra maestra.
¿Alguno de ustedes tiene por costumbre ir dos veces (y pagar, "of course"...) al cine para ver la misma película? Bueno, suponiéndoles grandes aficionados, pues lo mismo sí. Pero yo no. Sólo lo he hecho dos veces en mi vida: con "Delicatessen" y con "El milagro de P. Tinto". Creo que esto me define a la perfección. Soy absurdo, y el humor que me gusta es el absurdo.
Tengo varios compañeros de trabajo que aún hoy, diez años después, aún me echan en cara que yo les recomendase este "bodrio". Es lo que tiene esta película: o la amas con pasión o la odias a muerte. A nadie parece dejar indiferente.
Y ésa es su grandeza, créanme. Si son parte de esta inmensa minoría a la que siempre nos encantó el humor de Gomaespuma, el surrealismo de Faemino y Cansado, las situaciones absurdas de algunos gags de Pedro Reyes, o la estética y la ternura de "Amelie", esta "pinícula" les va a hacer pasar un muy buen rato. Y la van a recordar durante mucho tiempo.
Si ninguna de las anteriores referencias les llamó demasiado la atención, mejor no la vean. No la van a entender y se pasarán el resto de sus días recordando a quien se la recomendó como quien se mira la muñeca y ve que le ha birlado el rólex de oro: ¡¡¡MARICONASSOOO...!!! (disculpen por la expresión: los que la hayan visto lo comprenderán).