No sólo es encantadora por todo lo que representa ya esta película en el mundo del cine, además es genial, fascinante, inteligente... Una lección de humildad y de saber hacer en cuanto a los efectos especiales. Aún no puedo creer que haya vibrado de emoción y de inquietud con una película de los años 50. Cuando el cine de ciencia ficción actual es tan poco imaginativo y tan superficial qué gran placer volver a los clásicos. Sí, lo confieso, soy uno de esos "carcas" que opinan que cualquier tiempo pasado fue mejor... Al menos en este caso.

Los oscars me la sudan desde hace mucho tiempo, así que no voy a caer en aquello de "Felicity Huffman está de oscar". Está de oscar, de palma de oro, de león de oro, de copa volpi... Está para casarse con ella, y mira que sale fea la jodía. Eso me recuerda que su marido es William H. Macy. Menuda familia, por dios. Yo quiero ser hijo vuestro.
Odio las comparaciones pero tiene esa maravillosa sencillez de "Entre copas", sobre todo en los diálogos magistrales "rebuscadamente poco rebuscados". En la sencillez está la clave.

La gente no para de recomendarme esta película, no paro de leer buenas críticas sobre ella... Y yo quiero despertar de esta pesadilla. Qué está pasando?... Estoy solo en el universo? Por qué soy el único al que esta peli le pareció ridícula hasta límites inimaginables. Hay veces en que sobran las palabras y los análisis. Qué mala es, por Dios!... Un problema que tiene el cine de los últimos tiempos y más aún sus directores es la falta de humildad. No hay nada peor que un director (o directora en este caso) queriéndose demasiado a sí mism@ o creyéndose que está haciendo una obra maestra.

Comedia bélica… comedia pacifista… comedia inclasificable… comedia marciana… Sería realmente difícil encajonar esta película en algún cajón o tratar de distinguirla con algún género de entre todos los ya de sobra conocidos y con los que a menudo tendemos a vulgarizar las obras cinematográficas empaquetándolas en tediosas y simplonas clasificaciones. Ésa es sin duda la mejor cualidad de “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” Porque no puede haber nada menos interesante que una obra fácil de clasificar o definir dentro de cualquier género. Sólo ver el calificativo de “comedia dramática”, “thriller erótico” o “drama histórico” acompañando a la reseña de una película es ya suficiente razón para salir huyendo o, yo aún diría más, para “aburrir hasta a las cabras”.
Esta “marcianada”, esta “comedia bélica pacifista”, si de algo puede presumir es de no permitirnos jamás encajarla en ningún tipo de cajón. O sea que dudo que hayamos visto antes algo así. Se puede decir algo mejor de una película en estos tiempos de “cine para tontos” o de “cine encasillado”?... Si además estamos hablando de un producto 100 por 100 Hollywood con estrellas de la talla de Clooney, Spacey, Bridges y McGregor (ahí es nada) los elogios han de ser mayores. Un repartazo en estado de gracia dejándonos claro continuamente que se lo están pasando pipa mientras ruedan cada uno de sus “planos fumetas”. Uno casi espera que le pasen el porro y le contagien esa alegría descerebrada de fiesta hippie setentera para, de paso, hacerle partícipe de ese humor absurdo no exento de mensaje. Acaso no hay encerradas ciertas ideas interesantes antibelicistas dentro de esa estúpida filosofía Jedi de andar por casa?... Sí, claro, quizá en otro mundo sería posible llevarlas a cabo; no en éste. Pero aún así, qué bonito pensar en un “ejército alternativo” cuyos objetivos fueran evitar guerras en lugar de provocarlas.

Y no, no estamos ante una obra de arte ni quizá la comedia del año, pero no creo que fuera exagerado colocarla en un listado de mejores comedias bélicas en la que se incluirían, como no, “Teléfono Rojo” de Kubrick y, por qué no, “Hot Shots 2” de los Abrahams y, qué demonios, “Tropic Thunder” de Stiller.

Divertida, inteligente, actores de lujo (posiblemente los cuatro mejores en activo) y con mensaje?... Qué más se le puede pedir a una comedia en la década más sosa de la historia del cine.

Sabiendo que Spielberg en sus comienzos dirigió un capítulo de Colombo no me extrañaría verlo en los créditos de alguno del Equipo A. Con Munich digamos que ha hecho algo parecido, pero no se limita a hacer volar un par de camionetas cuyos tripulantes salen un poco desorientados y polvorientos. Aquí la gente la palma a base de bien. Hombre, nunca me hubiera imaginado a un Eric Banna como Hanibal ni a Daniel Craig como el gruñón de M.A., pero cosas más raras se han visto.