No sé si es la peor película que he visto en mi vida. Desde luego, está en el pódium de ellas. Decir que es una auténtica chorrada es quedarse muy corto. Hay pelis que rozan el absurdo; que no solo lo rozan, sino que impactan directamente contra él, y que sin embargo se pueden salvar por diversos motivos. Pueden ser extrañamente divertidas, a pesar de su escasa calidad. Pueden hacerte reir un poco. O por lo menos sonreir. Pueden hacerte reflexionar ligeramente acerca de algo de su contenido. Pueden tener unos efectos especiales impresionantes o sorprendentes a pesar de un nulo guión. Pueden tener algo... Lo que sea que no te haga pensar que has sido descaradamente estafado.

Porque se trata de una tomadura de pelo al espectador en toda regla. Salvo que, tal vez, hayas consumido medio kilo de estupefacientes antes de verla, y eso te haga apreciarla de otra manera...

Probaré a tomarme ese medio kilo de estupefacientes y verla otra vez, y luego os cuento...