Antes de nada recomiendo ver la serie de golpe. Son 10 capítulos de 10 minutos de duración lo cual es fácil de ver seguido. No la juzguéis antes de terminarla.

Del guionista colaborador en Adventure Time, Patrick McHale nos regala esta miniserie que va un paso más allá que su antecesora en todos los sentidos. La animación es de lo más preciosista que hay en cualquier serie de TV actual. La música nos recuerda a las series de animación del siglo pasado. La narración de la historia comienza "in media res" lo cual puede parecer un poco tedioso al principio, pero está totalmente justificado más adelante. Los personajes también van ganando en complejidad. Un guión sobresaliente con un humor que hace que te encariñes con los personajes desde el comienzo. Derrocha creatividad e imaginativa por todas partes, llenando el metraje de metáforas visuales y los easter eggs que tanto nos gustan.

Cabe decir que es difícil e injusto comparar series con miniseries, la cual la última tiene cierta ventaja a la hora de narrar una historia redonda, pero es inevitable hacerlo.

Con la ayuda de los medios de difusión y de la exigencia de los espectadores, puede que estemos ante el renacer de la animación occidental y que esta se ponga a la altura de la animación japonesa. En mi opinión, una miniserie que nada tiene que envidiar a los estudios Ghibli.

Palabras del creador:

"Caldera está inspirada en la lucha de mi padre con la esquizofrenia. En sus estados de delirio, mi padre bailaba con los anillos de Saturno, hablaba con ángeles y volaba lejos de sus demonios. Su vida ha sido fantástica y fascinante, pero invisible a los ojos de la mayoría. En nuestra incomprensión de su realidad, lo obligamos a tomar medicamentos, los asimilamos a nuestra cultura marginal y lo mal interpretamos por completo. Con este film pretendo venerar a mi padre y a todas las brillantes mentes forjadas en las profundidades encantadas de la psicosis."