... o muy viejo, porque después de tantos años viendo cine, la película me ha parecido un soberano coñazo. Es exactamente lo contrario de lo que yo creo que es contar una historia que atrape, sustituyéndola por elipsis e interrogantes sin sentido que no se aclaran, de personajes hieráticos e increíbles. La historia me parecen pretenciosa, vacía y aburrida. No me ha emocionado ni Sacristán (la verdad es que le tengo manía) y casi lo único que me ha gustado ha sido Manolo Caracol cantando "La niña de fuego". Paso página y me dedicaré a ver películas de Billy Wilder, John Ford, Mankiewicz y similares. Me interesan mucho más, pero se ve que sobre gustos no hay nada escrito.

A mí no me parece una película menor, aunque a Rossellini no le gustara. Cierto que no desprende ese aura de autenticidad de "Roma ciudad abierta", pero describe al único tipo de héroe al que uno se siente capaz de parecerse. Nada de héroes llenos de grandeza; un pobre hombre como uno mismo que al final acaba convirtiéndose en héroe por pura vergüenza torera; porque cuando ya no queda nada en que creer al menos te queda la dignidad. Vale la pena verla. De verdad

Hace ya casi 45 años que mi mujer y yo vimos esta película de pura casualidad, sin saber de qué iba, simplemente porque llovía, no había entradas para la que habíamos ido a ver y entramos al cine por hacer algo. Y quedamos fascinados, divertidos y sobre todo sorprendidos, porque no hay que olvidar que hacía poco de la muerte del dictador y lo que se nos ofrecía era una corriente de aire fresco, transgresor, diferente que mostraba una España de la que nada sabíamos.

Que la película es mala, nadie lo duda; que Almodóvar no tenía idea de hacer cine, está claro, que los medios con que contaba eran ínfimos más allá de un grupo de amiguetes que le apoyaban. Pero he vuelto a verla hoy en febrero de 2024 y me he vuelto a divertir como entonces con esa transgresión absoluta de la España nacional católica que nos habían vendido hasta entonces.

Luego Pedro se convirtió en ídolo de masas, autor de algunas películas inolvidables con un éxito internacional que nadie puede discutir ni podía imaginar entonces. Pero la frescura que despliega Pepi, Luci, Bom casi se ha perdido con el éxito y el paso del tiempo y hace que siga siendo mi Almodóvar favorito junto con Qué he hecho ya para merecer ésto.

Y con algunas actrices formidables como Carmen Maura, Kiti Manver, Cecilia Roth o Julieta Serrano que tantos éxitos cosecharán después; echo en falta a la maravillosa Chus Lampreave. Alaska y Eva Siva no saben actuar y ese tal vez sea parte de su encanto.

En fin, tantos años después he vuelto a disfrutar de este bodrio entrañable, ya sin sorpresa. O quizás a añorar esos años llenos de promesas ahora que la ultraderecha avanza implacable como mensajera de un nuevo mundo en el que películas como ésta serán realmente imposible.

Pues siendo una película mala malísima de la muerte, creo sin embargo que debería ser de visión obligatoria en las escuelas, para que la gente joven de ahora se entere de lo que pasaba por la cabeza de aquel pequeño gran hombre que rigió durante 40 años los destinos de la PATRIA, con mayúsculas.

Empezando por las menciones a los almogávares y continuando por la frase que da título a esta mini-crítica, todo es inefable y haría reír si no fuera porque la película de muchos motivos para llorar.