Cuando uno ve hacía dónde se dirige el cine actualmente, con sus efectos especiales, 3D, etc. se pregunta si ese será el futuro del arte cinematográfico. Sin embargo, viendo películas como "El secreto de sus ojos" te das cuenta que afortunadamente eso no puede ser así. Valoras lo importante que es un buen guión, unas buenas interpretaciones.
Sin menoscabar las nuevas tecnologías, dónde haya pelis como estas que se quite todo lo demás.
Cine con mayúsculas. No se la pierdan.

Comencé a ver "El sabor de las cerezas" sin tener información previa, como me gusta hacer a veces, simplemente porque me subyugó el título. Lo recomiendo para este película, porque desde el principio empiezas a hacer conjeturas, no sabes el propósito de la búsqueda, se te pasan por la cabeza infinidad de posibilidades, y cuando lo descubres me pareció una genialidad de originalidad.
Los personajes con los que se encuentra, desde el primero, el soldado, pasando por el seminarista y terminando por el taxidermista nos enriquecen, nos dejan reflexionando con esas conversaciones que mantienen: pausadas, sencillas, pero profundas y místicas, donde nos quedamos reflexionando sobre la muerte, buscando un sentido a la vida, donde nos planteamos si la felicidad está en las cosas sencillas de la vida.
Te metes tanto en la historia, que te parece estar allí, sedienta, llena de polvo, con la gargante seca en tu búsqueda infructuosa.
Otra genialidad es no saber los motivos que lo mueven, es irrelavante, dado cómo se está enfocando la historia.
Una obra de arte llena de poesía y metáforas.

Imagina un día duro, cansado, en que incluso te encuentras físicamente mal y sólo estás deseando llegar a casa y meterme en la cama. Pero un cartel de lo más artístico te atrapa y entras al cine a ver "Midnight in Paris".
No hubo acierto tan grande como esa decisión.
Se apagan las luces de la sala y ya en los primeros planos de esa genial película te quedas cautivado por la belleza de los planos, por la luz, el genial guión, las interpretaciones,...
Dos horas maravillosas que quedarán para la posteridad.
A todos los amantes del arte (y no sólo el séptimo) les recomiendo no se pierdan este canto inmenso a la ciudad de París y al arte.
Salí del cine renovada, feliz, dando gracias porque existan creadores tan grandiosos como el Sr. Allen, que es capaz de hacerme creer que otra vida es posible.

Decepcionante película en la que me pregunto qué quería hacer el director, ¿crear una "Amelie" inglesa?.
Es cargante el histrionismo de la protagonista, sus muecas, sus intentos de hacer gracias, que resultan, obviamente infructuosos, hasta su forma de caminar es irritante, y no digamos en las escenas románticas. Lamentable. Siento que estoy perdiendo el tiempo viendo esta película.