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España España · Santander
Críticas de LuisVallejo
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
6
8 de enero de 2007
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película trata sobre el asesinato y últimos días de la vida de Rafael Leonidas Trujillo dictador de Republica Dominicana entre 1930 y 1961.
Buena adaptación del libro del mismo nombre de Vargas, del cual es bastante fiel pero incompleta.
La película solamente toma algunas licencias cinematográficas para mejorar la intensidad del melodrama, especialmente el orden de los acontecimientos, así como que en la cena donde Urania cuenta delante de su familia su episodio intimo con Trujillo, esta su su padre presente cosa que no es así en la novela.
La interpretaciones son buenas y creíbles, el dictador Rafael Trujillo esta aceptablemente logrado y aunque la película emociona le falta intensidad en la acción, también resulta para alguien que desconozca los acontecimientos un poco difícil de seguir.
Naturalmente la película no puede abarcar toda la obra literaria y los episodios históricos del final del régimen y quedan sin reflejar suficientemente algunos personajes que solo aparecen efímeramente como el hijo primogénito Ramfis, la última mujer de Trujillo, Maria Martínez, el ministro y parlamentario Henry Chirinos o el sempiterno Joaquín Balaguer. También quedan por desarrollar y queda en secundario lugar el sanguinario coronel Abbes García principal jefe de los servicios de inteligencia del país: SIM, responsable de tantas detenciones, torturas y crímenes de la tiranía. Dicho personaje no se ha sido malogrado y no se ha aprovechado para explicar la crueldad de la dictadura.
Se echa de menos que no se hable, al menos someramente, de todo lo que ocurrió en República Dominicana después de la muerte del dictador.
LuisVallejo
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7
28 de agosto de 2005
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bien sabido que George Lucas se inspiró en esta película para crear algunos de los elementos de su gran mundo galáctico: La principal inspiración queda reflejada en la pareja cómica de androides y también en lo relacionado con la princesa.

La película es genuinamente graciosa con una pareja de patosos y avariciosos desventurados campesinos que se ven envueltos debido a su codicia y mísera conducta en una gran aventura junto a general Samurai y su reina, en un viaje a través del territorio enemigo para llegar al propio.
La estética polvorienta, cruda y desértica de los escenarios en combinación con la mísera avaricia, ineptitud, cobardía y ridiculez de los propios desarrapados protagonistas crean una atmósfera muy singular que da ese aire genuino y original a la película.
No sé, pero es totalmente recomendable verla a pesar de su largo metraje.
LuisVallejo
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7
26 de abril de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy jugador de poker modalidad Texas Holdem y puedo decir que la película refleja de forma muy acertada las singularidades del juego. Incluso sus protagonistas podrian ser cualquiera que se obsesiona excesivamente con este juego. Un gran acierto es que remarca varias veces, que el poker tiene poco que ver con el azar y sí con la psicología. La fortuna te puede salvar una gran mano pero a largo plazo la suerte se iguala y suele ganar la partida el que analiza correctamente el juego del rival. La película remarca la importancia del lenguaje corporal y de que no siempre el pensamiento lógico es la mejor opción de este apasionate juego.
LuisVallejo
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3
14 de enero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película la habia visto 100 veces antes de empezar. ¡Qué aburrimiento!... todo previsible. Que razón tenia Javier Ocaña de El País, ¡el único crítico que no se ha vendido!.
LuisVallejo
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5
30 de mayo de 2005
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un bodrio. A partir de tan elemental principio y punto de partida, ya podemos entendernos y ocuparnos de asuntos de mayor enjundia, incluso relacionados con esa película de Ridley Scott llamada El reino de los cielos. Créanme que no concedemos mucha importancia al cúmulo de anacronismos, personajes cuya biografía se fuerza y retuerce para acomodarla al guión, o detalles de ambientación fuera de lugar: la exquisita perversidad de Guy de Lusignan, que no fue para tanto; la ubicación en la Palestina del siglo XII del Alcázar sevillano (que data del XIV, con sus azulejos de estilo nazarí y su neomudéjar de tiempos de Isabel II); la invención de unos devaneos amorosos entre la princesa-reina Sibila y Balian de Ibelin que, por cierto, jamás fue herrero sino noble desde la cuna y señor de Nablus, o los supuestos perdones para los prisioneros que Saladino habría derramado generosamente por doquier, cuando la realidad histórica es que, tras la batalla de Hattin, todos los caballeros del Temple y el Hospital cautivos fueron pasados a cuchillo, o que después de la Toma de Jerusalén tres cuartas partes de la población (quienes no pudieron pagar su rescate) fuesen vendidos como esclavos. Estos deslices carecen de trascendencia en un filme de aventuras, y si la ficción se quedara en esos dignos límites del entretenimiento visual y narrativo, estaríamos salvados, pues desde el momento de entrar al cine somos conscientes de estar participando de un guiño convencional entre guionista-director de un lado y espectadores de otro: sabemos que aquello no es ni fue nunca verdad. Y así lo aceptamos.

No es eso lo peor. Lo más grave sucede cuando la película comienza y termina colando de rondón un trasfondo ideológico inimaginable en el momento y espacio aludidos (véanse los discursos del protagonista sobre libertad e igualdad). Porque lo habitual en estos despliegues de moralina es inocular al pasado, para que broten por todos los rincones, los mitos de nuestro tiempo y reforzar de tal guisa la ideología nada inocente que productor-director-guionista buscan endosarnos de matute.
Ahora la moda es el multiculturalismo...

En nuestros días lo que se lleva es la imposición del pensamiento único representado en lo políticamente correcto, y la adoración boba por una sociedad ajena que desconocen. Porque una cosa es evocar en la pantalla –y ganando buenos duros en el caso de Scott– el exotismo de parque temático de la tierna bondad natural del Buen Salvaje y otra bien diferente quedarse sin cerveza, ver a las mujeres sólo metidas en un saco negro, o renunciar a la libertad individual para hacer lo que a uno le dé la real gana.
LuisVallejo
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