El título de la película, “Time”, es esclarecedor. El tiempo pasa, no se puede parar, y en su camino crea y destruye, en un ciclo infinito. Las relaciones de pareja, su problemática y en particular los celos son el motor de una historia tan personal como universal. Todo esto ocurre en una sociedad actual, aunque ubicada en alguna gran urbe oriental, tan occidental como cualquier gran ciudad de este mundo cada vez más global, cada vez más igual.
Una sociedad que vive por y para la imagen. Una razón para verla, razón puramente visual, es disfrutar de la obra del escultor Lee Il-ho, que forma parte de la película, como si de parte del reparto se tratara.
El guión me ha parecido original aunque quizás abuse de bucles narrativos.