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España España · Las Palmas
Críticas de Berto Lahoud
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8
26 de agosto de 2016
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo de reconocer que Woody Allen es mi mayor debilidad. Y aunque también hay que admitir que ya no es el de antes, no significa en absoluto que sea malo.

La película es una historia breve, bonita y bien contada. A veces, incluso ni nos damos cuenta de que el tiempo ha pasado. Pero sobre todo hay una cosa por encima de cualquiera. Y es el talento innato del señor Allen para hacerme recordar momentos, suspiros. Se me encoge el corazón de muchas maneras y encima el bueno de Allen te consigue sacar una sonrisa. No es una película para analizar de arriba abajo porque eso es algo que ya he hecho antes y al final siempre acabas cayendo en la misma conclusión. Es bueno. Cualquier cosa que hace tiene su encanto y aunque no pueda terminar de convencerte, casi siempre consigue que te olvides de todos tus problemas dentro de la sala.

Sólo quiero destacar dos cosas:
La primera es la química que hay entre los dos personajes principales. Viendo a una sobresaliente Kristen Stewart en todo su esplendor. Y es que siempre he dicho que es una buena actriz a pesar de que muchas la quieran encasillar.

La segunda, esa escena final. Vale la pena ver la película entera solo para ver ese final tan mágico. Creo sin duda que puede ser de las escenas más bonitas que haya visto. Es la nostalgia de unos buenos recuerdos que sólo esas dos personas entienden.

Gracias Woody Allen porque yo estoy pasando por algo parecido y me he sentido profundamente identificado. Que bien se te da el cine Woody y pobre de todos ellos que se atreven hablar mal de ti. Deseando volver a ver otra película tuya. Genio y talento vivo del cine.
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Berto Lahoud
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10
19 de mayo de 2015
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caminaba deliberadamente por aquellas oficinas mientras observaba con la mirada perdida a su alrededor. Tenía el pelo engominado y hacia atrás. Con un cigarro en una mano y en la otra una copa whisky. Eran las 9 de la mañana y tenía una sonrisa de muy malas ideas. Podíamos ver claramente sus ojos pero éramos incapaces de saber que pensaba. Su nombre era Don Draper.

Era un 19 de Julio del año 2007 y acababan de estrenar el primer capítulo de Mad Men. Lo que venía adelante era algo mucho más grandioso de lo que imaginábamos. Y tanto fue así, que ahora, de las entrañas de mis pensamientos, aún sigo dándole vueltas al final de la serie. Hay muchos aspectos a reflexionar pero lo único que se me ocurre es mirar hacia atrás y comprender hasta donde hemos llegado.

Allá en el año 2007, estábamos consumidos por la falta de calidad. Echábamos en falta series como “Roma”, “The Wire”, “Hermanos de sangre”, “El ala oeste de la Casablanca”, “A dos metros bajo tierra” y por supuesto, la aclamada y en mi opinión personal, “Los Sopranos”. La mejor serie sin duda de la historia. Nos habíamos acostumbrado a no exigirle al gremio lo que nos merecíamos. Matthew Weiner sabía muy bien esto y lo tuvo en mente mucho antes de que finalizara su trabajo como guionista en la serie “Los Sopranos”. Sus agallas y su total confianza en el proyecto le permitieron salir adelante y estrenarla aquel 19 de Julio. Si quería triunfar no dependía de estar entre las mejores de la audiencia, simplemente hacer su trabajo. Y así fue. Sin intención de ofender al resto de series, nos regaló una sonrisa. La misma con la que Don Draper se nos presentaba en el primer capítulo.

Destacar, sin ninguna duda, el impecable trabajo que hizo Janie Bryant y las demás costureras en el aspecto del vestuario. Porque si hacemos un repaso de todos y cada uno de ellas es que no hay ninguna que no merezca ser ovacionada. Tal fue su éxito, que acabó montando una tienda de ropa en pleno Nueva York sobre Mad Men. Pero esto no acaba aquí. Otro aspecto a destacar sería los escenarios. Es asombroso como han sido capaces de trasladarnos a los años 60. Es casi imposible no pensar que realmente estamos allí. Por otra parte, hay que nombrar también su banda sonora. Canciones memorables y míticas de aquellos años, escogidas meticulosamente para cada escena. Pero hay que agradecer a David Carbonara ser fiel al sonido de aquellos años, deleitándonos canciones tan memorables como “Beautiful Girls” o “Pacific Coast Highway”. Si realmente les gusta la música de ese estilo, les recomiendo que escuchen el álbum “Mad Men on the rocks”. Una maravilla.

El casting de actores es excepcional, lo mires como lo mires. Unas interpretaciones soberbias. Especialmente el de Jon Hamm. Al igual que le paso a James Gandolfini con su memorable interpretación del que parece que nació únicamente para eso, lo mismo le ocurre a Jon. Es que no llegamos a saber con claridad si es que Don Draper es Jon hamm o al revés. Pero al final, cuando realmente se trata de saber si ha sido una buena interpretación, lo único que tiene que preguntarse uno mismo es, ¿Jon Hamm volverá hacer Jon Hamm? Elisabeth Moss también está fabulosa. Lo que hace es maravilla y tiene un encanto sensual extraño y poco común. Vincent Kartheiser le vino al pego interpretar a Peter Campbell. Todos echaremos de menos sus peinados y su egoísmo. John Slattery haciendo de Roger Sterling es sublime. Siempre con su sentido de la vida tan optimista. Al igual que Christina Hendricks interpretando a Joan. La chica más sensata de toda la serie. Y mencionar por supuesto a Robert Morse y Jared Harris. Fue todo un ensueño descubrirles. El resto de actores, que son muchísimos, lo hacen muy muy bien.
Se nota por encima de todo, la enorme preproducción que hicieron y como todas las piezas encajan perfectamente. Es un único cuadro que sigue al son del ritmo la trama.

Y ahora viene lo más importante. La historia. Cuando hablamos de Mad Men, se habla de publicidad, de mujeres, de alcohol, de tabaco, de las relaciones amorosas, de los viajes, de los coches, de los negocios, de las reuniones, del egoísmo, de la mentira, de la verdad, del deber, del honor, del potencial de una imagen, de lo perdido que estamos todos, de aquellos años llenos de momentos históricos, etc… No es una serie donde hay explosiones, disparos, o por decirlo más general, mucho movimiento de acción. Pero si te puedes encontrar diálogos soberbios y giros argumentales totalmente imprevistos. Y es que esta serie por encima de todo tiene un AS como una casa. ¿A qué me refiero? Sencillamente por lo impredecible que es el transcurso de sus personajes y su trama. Es imposible saber qué demonios va a pasar. Es como la vida misma.

Pero ante todo, quiero resaltar la madre de todos los dilemas ¿Breaking Bad? o ¿Mad men? Hay que tener en cuenta antes de decir nada, dos cosas. En primer lugar, dar las gracias a la AMC por parir estas dos legendarias series. Junto a la HBO, estamos en deuda con ellos. Y en segundo, creo que no es justo menospreciar Breaking Bad y mucho menos la opiniones de los demás. Yo me he visto las dos y tampoco me voy a poner hablar de Breaking Bad y Walter White porque eso es otra crítica. Pero la diferencia entre las dos es mucha más que clara. La sinceridad. Creo que Mad Men ha sido honesta todo el rato y eso es mucho más que suficiente.

Gracias por todo.

(En Spoiler, reflexión sobre el capítulo final)
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Berto Lahoud
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6
29 de marzo de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas más interesantes que tiene el mundo de los documentales, que a veces te las encuentras por accidente. Por culpa del Coronavirus existe una cuarentena que tiene al mundo entero confinado en su casa.
Exploraba desesperado algo que ver hasta leer un título.

"El hombre que diseñó España". Me pareció que el título era demasiado pretencioso y quise saber el motivo. Con la sorpresa de encontrarme a un señor, que se llamaba José María Cruz Novillo y decía haber diseñado la España tal y como lo hacemos hoy. Había diseñado nada menos que los logotipos del PSOE, Renfe, Correos, los billetes de la antigua peseta y mil proyectos más que va enseñando a lo largo del documental y son absolutamente geniales. Incluso hizo cambiar el color del Cuerpo Nacional de Policía. Además del logotipo y los uniformes, también diseñó los correajes, las fundas del armamento, la identificación de las comisarías y vehículos, las placas policiales.

No es ni de lejos uno de los mejores documentales que haya visto. Ni si quiera se puede considerar un documental top para mi gusto. Aunque si encontré en ella una información muy interesante sobre la España en la época de la transición. Hablamos de la imagen que había de España antes de que terminara el franquismo y toda la revolución que hubo después. Ya no solo a nivel de economía, si no también social y artística.

Reconozco que no es un documental que volvería a ver pero si recomiendo casi por obligación verla aunque sea 1 vez. Hay una parte casi a mitad/final del documental, justo después de hablar de sus diseños de carteles para películas que me parece ABSOLUTAMENTE BRILLANTE. Toda una demostración de lo genio que era este señor.

En el mundo del diseño, dentro de España, existe una expresión cuando enseñas un proyecto que no termina de convencer, que es algo así como "le falta algo, hay que acruznovillar esto".
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Berto Lahoud
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9
14 de enero de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún espero ese momento. Tu paseabas distraída por las calles tímidas de Madrid mientras, yo andaba de escaparate observando detenidamente el paso de la gente. Y precisamente en un pequeño cruce de semáforos y personas, tú me mirarías discretamente. Al percatarme yo, nos quedaríamos mirando fijamente durante un tiempo indefinido. Tan veloz y a la vez lento que nos fuera más que suficiente para comprender lo que el otro piensa. No es amor, ni si quiera dolor, es una sentimiento más allá de las palabras. Quizás tú y yo, bailáramos una última canción. Entre tus ojos y los míos. La vida que no tuvimos y la vida que besamos el tiempo que se nos permitió. Todo a nuestro alrededor desaparece durante unos instantes. Lo demás no importa. Sólo esa mirada que conoce lo que ve. Sabe lo que vivió y también que fue hermoso mientras duró. Luego, un pequeña Valls acompañaría nuestro baile. Finalmente, los semáforos cobran vida y van cambiando de color. Sonríes. Sonrío. Y seguidamente continuamos nuestros caminos. Sé que aún me recuerdas y yo a ti también.

Queda tiempo, me digo insistiendo. Pero el tiempo pasa y la memoria va diluyéndose. Aún perdura el pequeño Valls y nuestras manos danzan por los pequeños rincones de la mente.

Yo me siento en la butaca del cine y se proyecta una película. Y al terminar, me emociono. La película quizás no sepa de lo que habla pero yo sí. Y cualquiera que se haya preguntado alguna vez por qué sueña, también sabe muy bien de lo que habla.

Quizás ella aún me siga recordando y en la precisa butaca de algún cine de Madrid, vería la misma película que yo. Sonríe y sonrío. Y seguidamente continuamos nuestros caminos. Sé que aún me recuerdas y yo a ti también.

Quizás tú y yo bailáramos una última canción. Entre tus ojos y los míos. La vida que no tuvimos y la vida que besamos el tiempo que se nos permitió.
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Berto Lahoud
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9
9 de noviembre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuvieron que pasar años, quizás décadas pero ha valido la pena. El fundido a negro con sus correspondientes créditos finales nunca fueron tan desgarradoras. Acababa de presenciar posiblemente una película única, diferente. No estoy hablando de la mejor en la historia ni está entre las mejores. Le falta, le faltan esos pequeños detalles que caracteriza a una obra maestra. Pero quizás eso le haga más grandeza. Porque es inolvidable. Una vez que presenciamos algo como esto, es imposible no relacionar el espacio y su ciencia-ficción con este film. Ha marcado época, ya lo creo que sí pero eso solo lo dirá el tiempo.

Todas las partes que componen este film son de sobresalientes pero mi debilidad por su compositor fetiche, Hans Zimmer, hace que tenga una inevitable exigencia personal por él. No es que me haya decepcionado, su banda sonora es melancólica, nostálgico, y perfecta para compaginar la reflexión de lo que vemos con lo que sentimos. Pero me esperaba mucho más de él. No sé si ha sido porque Nolan confía ciegamente en lo que compone o porque Zimmer simplemente quería romper una vez más con su estilo y deleitarnos con algo novedoso y fresco. En todo caso, ha dejado mucho que desear. O quizás me equivoque y sea mejor de lo que ahora tengo en mente. También cabe la posibilidad de que no lo escuchase bien o simplemente no haya tenido tanto protagonismo como para escucharla en su conjunto.

Christopher Nolan se ha superado pero pienso que “Origen” sigue siendo su mejor película. Por muchos motivos, entre otras, porque aquel fue la perfección en todos sus sentidos, destacando la enorme sorpresa que nos dio a todos los que fuimos a verla al cine. Nadie se imaginaría lo que estábamos a punto de presenciar. Todo lo contrario a Interstellar, donde las expectativas iban aumentando a medida que se iba acercando la fecha de su estreno. Tanto era así, que esa magia con la que nos suele sorprender una película apenas existía. Al menos yo, sabía que sería un peliculón hasta el punto de que ya nada sería igual después de visionarla.

Y por supuesto, hay que hablar de Matthew McConaughey, ya que recientemente había visto su papelón por “Dallas Buyers Club”. Y es que este actor ha callado bocas y ha hecho que nos arrodillarnos ante sus piernas y darles las gracias por sus papeles memorables que ha hecho en tan poco tiempo. Ovación absoluta por él, porque una vez más lo vuelve a bordar en esta película de forma magistral. Yo nunca olvidaré al personaje del piloto Cooper no por sus tópicos, ya que no es la primera vez que vemos un personaje así y tampoco va hacer la última. Pero esta vez es diferente, porque se lleva a su extremo y porque podemos ver a través de sus rostro la fuerza con la que lucha hacia los misterios del universo.

A las personas que pretendan decir de esto que es una basura comercial o decir que es mala por el simple hecho de que se está de moda ir en contra de lo demás, quisiera destacar algo, que para mí es la esencia del cine. Cuando los focos se encendieron otra vez, dando así finalizada la película y un silencio invade la sala, donde nadie habla, nadie se inmuta. Cuando digo que todos seguíamos sentados en las butacas, asombrados, sin saber que hacer, y que la mitad de los espectadores sigan sentado aunque los créditos hayan aparecido, significa algo. Eso señores, es magia. Es la pura magia del cine. Y el director Christopher Nolan lo ha hecho, como pocos lo han conseguido. Chapó.
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Berto Lahoud
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