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Críticas de cabeza de kiwi
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
2
28 de abril de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Va uno con su mejor intención a ver una película de la que conoce poco, a saber:

a) elenco atractivo. Tanto Washington como Oldman han sabido forjarse una carrera en la que, sin abandonar su faceta más comercial, han pergeñado grandes personajes o, al menos, grandes actuaciones, incluso en películas mediocres.

b) apocalipsis. Para mucha gente, dentro de la cual me incluyo, el escenario postapocalíptico presenta muchísimos alicientes narrativos e, incluso, críticos y filosóficos, que conducen, cuando son bien llevados, a la reflexión. Todo ello sin obviar el condimento de diversión y fuerza narrativa.

c) no viene amparada por grandes operaciones de mercadotecnia, sino más bien al contrario, otras películas han gozado de mucho mayor repercusión mediática.

Con esos tres ingredientes yo me relamía en la cola del cine esperando disfrutar de una rica y vitaminada ensalada de imágenes apocalípticas, críticas profundas -o al menos superficiales- y condimentada con mamporros a mansalva.

Vale, pues gran chasco. Cualquiera de las caracterísiticas de esta película es un refrito de cosas antes vistas, generalmente con menos medios y totalmente con mayor intención. Y es que no vale, no señores, no vale, elegir tres ideas de tres películas originales y quitarles todo el contenido para dejar sólo la purriela, lo supérfluo, lo anecdótico, la cascarilla.

No vale coger el ambiente opresivo y desesperanzador de The Road, o de Mad Max, intentar copiarlo y convertirlo en una película del oeste con personajes planitos, planitos. Es como coger un montón de estiércol, pintarlo de rojo y llamarlo tomate.

No vale extraer una idea tan manida, pero sin embargo tan soberbiamente llevada al cine o la literatura en varias ocasiones, como es la de la superviviencia de la cultura en un futuro-ficción próximo (que hunde sus raíces en el presente-real), y transformarla en... ¡doctrina católica! No, señores, no es un homenaje a Farenheit 451, es una patraña neo-con, donde los valores éticos, la esencia humana que queda al descubierto en The Road, en Farenheit o, incluso, en cualquier película medianamente pasable de zombis, desaparece y se opta por intentar engañar al espectador con luces y brillantina. En este despropósito han elegido lo peor de muchas buenas ideas.

Yo, personalmente, durante al menos 5 minutos después de que acabara la proyección, una vez hube cerrado mi boca y restregado mis ojos ante la incredulidad de lo burdo del mensaje que me habían querido colar, intenté justificar todo este acto de fe como una metáfora, como una defensa de la cultura y los valores. Pero por mucho esfuerzo que invertí, al poco me iba asaltando una sensación de timo mayúsculo, de vuelta a caer en la trampa de pagar por ver una lección de doctrina barata.

La próxima vez me quedo en casa viendo TelePez, que a veces los sermones, de puro fanático, son hasta divertidos.
cabeza de kiwi
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3
30 de septiembre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me da rabia que, a pesar de ponerse uno los anteojos culturales necesarios para ver una película hollywoodense (anteojos la mar de útiles y que a mi por lo menos me facilita disfrutar de muchas películas de este tipo, incluso adorar algunas), a pesar de ello, decía, acabe con ganas de abofetear a... no sé bien a quien, si al equipo guionista, a la producción, a la dirección... Me explico.
Con mis gafas hollywoodense bien graduadas puestas, empecé a disfrutar de una película que usa un icono como Robert de Niro como excusa argumental para relatar otra cosa. Eso me gustó. No es una película que gira en torno a un monstruo como De Niro, al que ya no vemos como un personaje, sino que su figura icónica es mayor que sus interpretaciones, vemos a "Robert de Niro haciendo de...". Me gustó que se soslayara su papel. El caso es que la peli me iba intrigando, con sus defectillos y sus clichés, claro, pero iba emocionándome con la historia de intereses y entramados de mass-media, política, intrigas policiales...
Cuando de repente, la segunda mitad de la peli se convierte en un pim-pam-pum de feria, con argumentos endebles como pedos en una tempestad, interpretaciones dignas de Los Serrano y frases lapidarias a lo Steven Seagal.
Da la impresión de que a mitad de rodaje le dijeran al director que el perro de los guionistas se había comido los deberes, o que había llegado el productor y había dicho que tenían que acabar la peli en dos días porque tenía que irse de vacaciones, o... yo qué sé. Pero da la impresión de que alguien ha reventado una peli que, por otra parte, no tenía ni mala pinta.
Por este argumentus-interruptus, y por ese insulto de segunda mitad de film, se lleva un -5, pero por la primera mitad y las expectativas creadas en mi, un 8. Promedio: un 3.
cabeza de kiwi
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