Camino es una película conmovedora, que a veces te emociona, otras te asusta, otras te enfada y otras te alegra. La historia de amor entre Camino y Jesús está por encima de la voraz crítica hacia la iglesia, pero tengo que decir que el personaje de Carmen Elías (la madre) se ha convertido para mí en el más odiado de la historia del cine. El papel que hace Mariano Venancio es espléndido, de 10. Genial película, un oasis en el desierto en el que se encuentra el cine español.

Lo siento, solo puedo decir que lo intenté pero nada, la película es un bodrio en toda regla, no me he aburrido tanto en mi vida. Gomorra, a pesar de lo que creen esos falsos cinéfilos, es un tostón. Gomorra no es cine, porque el cine te aporta cosas te transmite algo, pero Gomorra es todo lo contrario. No sé si es un documental o una película, ni sé de que va el argumento, ni me interesan los actores y mucho menos que cosan junto a cientos de chinas o exploten canteras en las que niños conducen camiones. Garrone te transporta a la Nápoles de los bajos fondos donde la mafia lo controla todo pero y que, si te cuenta historias hiperlentas y eternas que en vea de mostrarte la realidad (que no dudo de que esté mal reflejada) para que te emociones y sientas un mínimo cosquilleo, y te obliga a planchar la oreja en el abrigo de tu acompañante. Señores a no ser que tengan problemas de insomnio os recomiendo quedaros en casa y ahorrar un buen dinero. Es lo que pienso, aun así quiero decir que muestro un enorme respeto por la situación en la que se vive en algunos lugares de Italia debido al control de la mafia. Espero que no se me malinterprete.

Releyendo el otro día las memorias de Sir Lucas Floridablanca me di cuenta que esta película era la perfecta alegoría del sentimiento humano elevado a 41. Ron Howard mueve de manera suprema los hilos de una confabulación que desembocara en un final tan delicioso como insospechado demostrando las dotes como director del mejor alumno de la escuela de cine Pegro Movie. En una nueva demostración de cine con mayúsculas que hace recapitular y rememorar esos veranos tan intensos devorando novelas de Dostoievski y Jovellanos. El poderío que demuestra Ron detrás de la cámara es solo superado por la exquisitez que Tatou desprende en planos que se convierten en transcendentales para las nuevas directrices del cine de comienzos de siglo. Mckellen se consagra como el principal estandarte del resurgimiento de la academia de Gar Gar Longreb. Hanks no está excelente, está magnánimo, ecuánime, esplendoroso, exquisito, superando incluso a los más grandes de la historia de la interpretación. Tenemos señores una de las grandes perlas poéticas en el guión de esta película, eso sin olvidar el turbador y maligno Silas, que da un ritmo a la película desorbitante y alentador de la casi obra maestra que no están mostrando. Ya no se valora escribir con pluma estilográfica, ni a los caballeros refinados y cultos como el que esto escribe, por eso El código Da Vinci es una bocanada de aire fresco a un género putrefacto.

SNATCH, CERDOS Y DIAMANTES tiene todos los ingredientes para pasar una hora y media de diversión y entretenimiento, pero es que es mucho más que eso, porque esta película combina a la perfección el humor con el cine negro y reúne en el reparto a enormes actores y a un impresionante Brad Pitt. Buenísima.

Scorsese vuelve a las calles rodeado de un gran reparto liderado por Nicholson. La película es cuanto menos entretenida pero no está a la altura de Uno de los Nuestros u otros filmes del genio ya que a medida que la trama avanza pierde intensidad. Sin embargo Scorsese nos vuelve a regalar una gran película que combina notablemente el drama, la acción, y el cine negro. Buena