The One I Love es un gran debut del director Charlie McDowell. Un entretenido crisol de géneros que se disfruta mucho más si uno se sienta a verla sin tener ninguna idea de su argumento. Por eso, si aceptas un consejo, lo mejor que podes hacer es cerrar acá la ventana y comenzar a ver la película.
spoiler:
Si se la desprovee de su giro sobrenatural, toda la película puede ser vista como una alegoría de la infidelidad. Una pareja sufre el desgaste al que todas las parejas están expuestas, hasta que de la nada aparece un tercero, que parece encarnar todo eso que al otro le viene faltando. La otra mujer prepara huevos con panceta sin importarle cuánto engorda,. el otro hombre hace ejercicio, pinta, escucha música clásica y no tiene problemas para expresar sus sentimientos. Tarde o temprano descubrimos que la aparente perfección del otro es una trampa, que lo que el otro nos muestra es sólo una imagen superficial, un espejo trucado que nos muestra lo que ansiamos ver y por detrás subsisten todos los problemas y contradicciones que vienen de fábrica en el ser humano. A pesar de las abundantes virtudes de la película, el tema del amor superficial y de la idealización de lo desconocido ya ha sido tratado antes y con mucha más sutileza, por ejemplo, en High Fidelity.
Una de las cosas que hay que destacar de The One I Love es un originalidad. A pesar de que los temas planteados no son nuevos, la película logra homogeneizar elementos y géneros que normalmente funcionan mejor por separado, dando como resultado una trama bastante original compuesta de la suma de elementos que hemos vistos reiteradamente en otro lado.
Otra de sus virtudes es su gran economía de recursos. Con la excepción de la consulta al analista de los primeros minutos, toda la cinta esta protagonizada por dos actores en un único escenario. En ese sentido hay que destacar las dos excelentes actuaciones de los protagonistas, que tienen la difícil tarea de representar dos roles distintos simultáneamente.
Si uno quisiera criticarle alguna cosa a este excelente debut, se puede decir que hay ciertos aspectos del guión que podrían haber estado un poco más trabajados. No hay nada de malo en introducir arbitrariamente a los dobles, como un elemento extraño que sirve como catalizador de los conflictos de los personajes y si estas versiones mejoradas hubieran servido únicamente para reflexionar en la relación entre los protagonistas, no habría nada que objetar. Sin embargo, desde el momento en el que la trama empieza a girar exclusivamente en torno a los dobles, a sus motivaciones, sus planes y hasta sus conflictos de intereses, el vacío o la arbitrariedad que rodean su existencia se vuelve mucho más evidente. En este mismo sentido, toda la trama posterior de la película se vuelve completamente predecible desde el momento en el que Mark Duplass escucha los mensajes en su contestador automático. Finalmente, el giro argumental con el que la película termina es tan trillado que hasta tiene un antecedente en Los Simpsons.
Nada de esto evita que The One I Love se destaque como un excelente debut. La fuerza de las actuaciones, la agilidad con la que la trama esta construida y, principalmente, el valiente intento de experimentar y producir un producto original aun a base de fragmentos conocidos alcanzan para destacar a la película como un producto
con características propias en un mercado cada vez más homogéneo.