El primer muerto de la cinta sobrecoge. Ese cadáver mutilado no es solo un muerto, es tambien, hoy más que nunca, el mensaje más en boga entre combatientes. La clave en una guerra quizá sea, por sobre la potencia de fuego, la tecnología o la voluntad de lucha, la humillación del enemigo, doblegarlo de cualquier forma. La humillación de la otra parte obvia los miedos y los medios de guerra y podría decidir la prontitud del fin, que no es necesariamente la victoria.
Esa escena, cuando la espera parece haberse instalado, lo dice todo.
Los combates no son esas ráfagas tercas y meridianamente de estudio de las peliculas pasadas. Tampoco los disparos con eco. Es tensión, garganta seca y tiros sin glamour. La guerra de Terrence podría ser la guerra en estos dias.

No puedo hablar del guión porque no sé cuál fue. Tampoco del libro que es su basamento. Solo puedo hablar de la película, por qué me gusto o por qué me disgustó.
O sencillamente decir que me gustó y explayarme en torno a ello.
Cosa desusada, esta excelente pelicula no me movió en dirección del libro de Philiph K. Dick , nunca he tenido deseos de leerlo ni siquiera de preguntar por él en las librerias. La película de Ridley Scott vale por sí sola y no requiere la lectura del texto para completarse.
He creído entender leyendo a críticos peruanos que uno de los méritos del director es el de lograr verosimilitud para una ciudad futurista de rasgos opresivos. No lo sé; la cinta es un todo y no se puede, ni siquiera por comodidad argumental, entresacar convenidamente una parte del todo.
Discúlpenme, pero los clásicos míos no corresponden a las décadas de los cuarenta, cincuenta o sesenta. Soy hechura no de aquellos tiempos; tampoco de la crítica que se ancla en el pasado, sino de las películas plenas.

Sorprende que de españoles no haya una sola apreciación. ¿Será que el tema histórico propio os ha hastiado?.
Es un filme conmovedor, en verdad. Si ha de estar considerada en un género, que sea en el de "Antibélicas".
La he visto no una, ni dos sino tres veces. He buscado la novela de Cercas aquí en las librerias de viejo donde regularmente compró mis libros y sólo he encontrado copias piratas. Tendré que seguir buscando. O habrá una cuarta, una quinta vez.
Sé que el bombóm que hace de enfermera en el asilo donde la protagonista halla a Millares participa en otro proyecto fílmico por estas fechas. Qué bien.
Creo haber visto al viejo actor en "Mar adentro". Vale.
Repito, es una conmovedora película. A ver si los aprendices de escritores y cineastas le dan un vistazo.

La vi una sola vez, a los ocho, diez años,.... Desde entonces la he tenido casi siempre en la punta de la lengua. Y el tiempo que ha transcurrido no es poco. Hoy estoy cerca de las cuatro décadas. Pero no me atrevo a verla una segunda vez. El niño que fui y que aun llevo dentro se resentiría de no apreciarla como la vez primera. La sensibilidad no ha variado; ha cambiado el hombre, que ahora sabe un poco más, aunque tal vez no lo suficiente.
Apenas recuerdo la escena del “matrimonio” y la fuga de los pequeños amantes encaramados sobre un carromato de riel típico de las películas de vaqueros. Otro referente en esos años de televisión y coboyadas los domingos por las tardes.
Una página de la Red dice que los protagonistas de entonces no continuaron la carrera de actores, que llevan vidas normales. En un centro cultural de Buenos Aires se proyecta la cinta por estos días. Hace algunos años, quizá diez, un joven vuelto celebridad de tevé, qué sino tan acorde para un miembro de la generación, encandilada por películas todavía ingenuas, mencionaba a Melody como una de las marcas para los chicos de la época.
Ha pasado tanto tiempo y esa película cada vez se vuelve más entrañable. Después de la primera vez quise verla nuevamente; como siempre me sucede, con Blade Runner, por ejemplo, la había cogido ya comenzada. No se pudo.
Una mañana de colegio, en visita a la biblioteca municipal, puestos a la mesa toda la clase y revisando la hemeroteca entera sobre ella, encontré una revista de espectáculos de entonces y dentro, fojeándola maniáticamente, las fotos de los actores que la protagonizaban. Fue la vez que sentí que las cosas podían darse si se deseaban lo suficiente, intensamente.
Qué curioso, no recuerdo la música. Era un niño esos días. Una película es hoy impensable sin la música. Recuerdo una película y recuerdo la música. Escucho una canción y hay una película ligada a ella.
¿Un sentimental? Sí, un sentimental. Tendré qué dejar de pensar que me irá mal. Quiero escuchar su música. Quiero volver a sentirla. Deseo ver una ves más a Melody. Asumo el riesgo.

Estaba cansado de las películas que abordaban el tema del zombie. Todas eran ridículas, en el mejor de los casos. Ninguna de ellas dejaba de traer una explicación meticulosa y extremadamente "imaginativa" de la presencia de estas entidades en sus tramas. Y de repente me doy de cara, una noche de hace algunos años, con el"estreno" de Zombi en la televisión local.
De inmediato me agradó sobremanera que no se propusiera en ningun momento de la cinta el origen del zombi. Y fue suficiente. Eso bastó. El resto, el propio morbo por lo oscuro echado a rodar, corresponde a cada cual.