Ir a ver una película de estas características un sábado por la tarde, con la intención de disfrutarla tranquilamente es un error. Una sala de cine los fines de semana es territorio de adolescentes palomiteros con ganas de pasarlo bien, y en el caso que me ocupa, de no parar de hablar a voces. Culpa mía.
Annabelle es la precuela/spin off de Expediente Warren, aquella película que a muchos nos sorprendió el año pasado, porque estamos muy poco acostumbrados a que a los fans del genero no nos traten como a gilipollas.
Que James Wan ha venido a darle aires nuevos a eso de pasar miedo es algo de agradecer, y en esta película vuelve a hacerlo. A pesar de las carencias.
Porque Annabelle está bien rodada, consigue que saltes de la butaca y tiene ese poso profundo que habla del bien y del mal y que no hace que se ala típica película de demonios facilona y sin pretensiones. Pero le falta algo. Le falta que la historia sea un poco más certera. Tiene momentos que baja el ritmo y te desconectas. Los actores gesticulan menos que una patata con soriasis. Esta muy bien insinuar cosas que te ponen los pelos de punta pero luego los resuelves de manera tontorrona y eso no mola.
Resumiendo. Está bien rodada, tiene intención y tiene toques de genialidad que se ven perjudicados por carencias a la hora de contar las cosas. Pero aun así me esperaba algo peor.

Y no por el hecho de que estemos ante un filme de temática erótica. Porque a estas alturas de la película ya nadie va a escandalizarse por las escenas subidas de tono de esta secuela basada en los libros de E. L. James.

La polémica viene porque, una vez más, los usuarios de FilmAffinity más sesudos deciden destruir una película que no está hecha para ellos. Ellos que disfrutan llevando a las nubes esas historias llenas de premios y de gente que sufre mucho y llora, o que hace reír con humor inteligente, no terminan de entender que en una sala de cine debe estrenarse de todo. Y que hay gente capaz de disfrutar con este tipo de filmes.

Que no seré yo quien diga que es la película del año, pero estás Cincuenta sombras más oscuras cumplen con lo que se espera de ellas. Casi dos horas de erotismo mainstream que tienen la sana vocación de entretener. Y los, y sobre todo las, que se han leído los libros han encontrado un fiel reflejo de lo que encontraron en las páginas de esta trilogía que, mal que les pese a muchos, se han vendido como churros.

Jamie Dornan no me terminó de convencer en la primera parte, pero en esta vemos al Grey que yo al menos esperaba. En el caso de Dakota Johnson, me gustó más en la predecesora.

Las escenas de sexo me han parecido mejor rodadas que en la primera y ese toque de intriga hace que la película no se haga pesada.

Destacar a Marcia Gay Harden, una de las actrices más desaprovechadas de la industria hollywoodiense, y sobre todo a Kim Basinger que está estupenda en un papel que espero tenga más presencia en la continuación.

En fin, para disfrutarla sin tanto prejuicio. Es uno más feliz cuando va al cine y se deja los cuchillos en casa.

Hablar de La isla mínima puede convertirse en un ejercicio reiterativo porque hay muy poco ya que se pueda decir que no se haya dicho ya. Que es la mejor película española del año es algo que descubres mientras avanza su metraje denso, inspirado, emocionante, desasosegante, bestial… Que hay quien la ha comparado con True detective, y no dudo que tienen similitudes, pero a mi esta película me ha dado mucho más que la serie de la HBO. Que Raúl Arévalo es cada día mejor actor pero a mí el que me ha dejado con la boca abierta es Javier Gutiérrez. Derrama talento en cada escena, en cada palabra, en cada gesto… Que la atmosfera te envuelve desde el primer minuto. Esos planos desde el cielo mostrándonos ese paisaje incomodo y real para el que no tenemos que irnos al extranjero pues lo tenemos al alcance de la mano. Que la historia te atrapa y no te deja respirar. Que cuando acaba sueltas un JODER porque el nudo en la garganta te ha imposibilitado quitar los ojos de la pantalla. Que se permite algún toque de humor para aflojar el nivel de tensión
Por todo eso hay que ver esta película y elevar a los altares a su director y a la mayoría del elenco. Y digo la mayoría porque ni El Niño Jesús Castro ni Nerea Barrios me han convencido, pero no es algo que me haya hecho bajar ni un ápice la puntuación que voy a darle a esta película. Son males menores.
En resumen, que si no la has visto no se a que esperas. Olvídate de prejuicios y prepárate a pasarlo mal, que algunas veces es la mejor manera de pasarlo bien