- Dirección: Sobresaliente. Tarantino demuestra ser de los mejores directores que hay. Su maestría en el arte del suspense, y su capacidad de dominar la tensión que quiere trasladar al espectador cómo y cuando quiere, es asombrosa. Es a una cámara lo que Messi a un balón de fútbol. Y como siempre, sabe sacar lo mejor de sus actores. Lo único que sigue sin convencerme de él, es su gusto excesivo por la sangre en ciertos momentos, y esta película los tiene (aunque viniendo de él esto ya no debería sorprender a nadie).

- Guión: genial, al nivel de la excelencia (esto tampoco debería sorprendernos). No hace falta decir mucho más, salvo que a medida que se desarrolla la trama ésta se va volviendo más y más inquietante, sobretodo cuando el espectador va intuyendo la inevitable tragedia en ciernes. La chispa cómica de algunos momentos también acaba de redondear el espectáculo.

- Actuaciones: Trabajo estelar de Samuel L. Jackson y de Jenniffer Jason Leigh (la chica), por no hablar del resto, que está también a un nivel impecable. Cada personaje tiene su trasfondo, sus motivaciones y su papel clave en la historia.

- Banda sonora: Mención especial al apartado sonoro cuya composición original es de uno de los grandes maestros de la historia cine y en especial del género western (Ennio Morricone). Siendo de corte misterioso, acompaña perfectamente los momentos de tensión del cortometraje.

En definitiva, una película muy personal de Tarantino pero 100% recomendable para cualquier amante del buen cine, seas o no fan suyo. Mezcla a partes iguales elementos del género western, de las novelas de Agatha Christie, de sus propias películas anteriores, demostrando su maestría en algunas facetas. En mi caso, desde que vi la película ya me puedo considerar como uno más entre sus fans.