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1
24 de mayo de 2008
24 de mayo de 2008
109 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los siguientes puntos explicaré las claves de porqué esto no es Indiana Jones:
Nos lo han cambiado. Entre la maravillosa La última cruzada y esta basura cagada por Spielberg y Lucas a la vez en el mismo pedo, el Doctor Jones haya sido espía y coronel, ahí es nada, a las órdenes del ejército de Estados Unidos para combatir a los rusos en la guerra fría. (Si, mí adorado lector, si todavía no has visto la película esto sucede).
El solitario, chuleta y seductor Indi, que se llamaba como el perro, buscaba reliquias y daba clases mientras seducía a alguna damisela despistada ya no existe. No está en el guión.
La historia no tiene sentido. El guión es sólo un cúmulo de efectos especiales y Gags malos que en su mayoría que se ríen de la grandeza de la trilogía original. Parece una parodia o una caricatura, una aberración del original. Además, hay demasiados personajes de por medio. Esto provoca que los andobas que salen en pantalla tengan unas conversaciones superficiales entre ellos. De hecho, Marion tampoco es Marion, ahora llama “cariño” a Indi, que tampoco es Indi. ¿Cariño? Por favor, si en la primera le daba un puñetazo por cabrón. Del hijo, el amigo que se llama Matt, del come tripis al que interpreta Jon Hurt o de Irina spalkov, la mano derecha de Stalin (en el 59 estaba muerto, por favor documéntese señor Spielberg) mejor no hablar.
Salvo a Harrison ford, como dicen por ahí arriba, este hombre ha nacido para dar vida a Indiana Jones. Se sale, a pesar de que le den un guión malo y de que la atmósfera no tenga ningún sentido. Cuando le dejan es Indiana Jones. Además, de la notable mejoría en su expresividad, cierto es que estuvo dando clases con un director de actores de no se que escuela antes de la peli. Quizá el bueno de Harrison hizo este bodrio con la ilusión de que le contraten de nuevo en proyectos decentes.
Esta pseudo película de aventuras, pretende ser una cinta familiar a la vieja usanza. O lo que es lo mismo, chistes y efectos que contentan a los más pequeños mientras los padres se aburren como una ostra esperando el final para ir a mear. La calavera de cristal no es mejor que Cariño he agrandado al niño. De hecho, tiene el dudoso honor se ser la peor película del director de La lista o de En Búsca del arca Perdida. En el spoiler concluyo...
Nos lo han cambiado. Entre la maravillosa La última cruzada y esta basura cagada por Spielberg y Lucas a la vez en el mismo pedo, el Doctor Jones haya sido espía y coronel, ahí es nada, a las órdenes del ejército de Estados Unidos para combatir a los rusos en la guerra fría. (Si, mí adorado lector, si todavía no has visto la película esto sucede).
El solitario, chuleta y seductor Indi, que se llamaba como el perro, buscaba reliquias y daba clases mientras seducía a alguna damisela despistada ya no existe. No está en el guión.
La historia no tiene sentido. El guión es sólo un cúmulo de efectos especiales y Gags malos que en su mayoría que se ríen de la grandeza de la trilogía original. Parece una parodia o una caricatura, una aberración del original. Además, hay demasiados personajes de por medio. Esto provoca que los andobas que salen en pantalla tengan unas conversaciones superficiales entre ellos. De hecho, Marion tampoco es Marion, ahora llama “cariño” a Indi, que tampoco es Indi. ¿Cariño? Por favor, si en la primera le daba un puñetazo por cabrón. Del hijo, el amigo que se llama Matt, del come tripis al que interpreta Jon Hurt o de Irina spalkov, la mano derecha de Stalin (en el 59 estaba muerto, por favor documéntese señor Spielberg) mejor no hablar.
Salvo a Harrison ford, como dicen por ahí arriba, este hombre ha nacido para dar vida a Indiana Jones. Se sale, a pesar de que le den un guión malo y de que la atmósfera no tenga ningún sentido. Cuando le dejan es Indiana Jones. Además, de la notable mejoría en su expresividad, cierto es que estuvo dando clases con un director de actores de no se que escuela antes de la peli. Quizá el bueno de Harrison hizo este bodrio con la ilusión de que le contraten de nuevo en proyectos decentes.
Esta pseudo película de aventuras, pretende ser una cinta familiar a la vieja usanza. O lo que es lo mismo, chistes y efectos que contentan a los más pequeños mientras los padres se aburren como una ostra esperando el final para ir a mear. La calavera de cristal no es mejor que Cariño he agrandado al niño. De hecho, tiene el dudoso honor se ser la peor película del director de La lista o de En Búsca del arca Perdida. En el spoiler concluyo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Soy de la generación de los ochenta. Esos que jugaron en plazas y parques, con canicas y chapas. Esos que aprendieron rápido con los videojuegos a pesar de no pasar toda su infancia con ellos. Esos que todavía jugaron en la calle o en su casa con un cinturón de judo soñando quizá con ser Indiana Jones.
Casi 20 años han pasado desde que viera mi primera película en el cine. Se llamaba Indiana Jones y la última cruzada. Siempre que la veo recuerdo cómo volví loco a mi padre cuando creí al Dr Jones muerto tras la caída del general nazi por el barranco. Pero estaba vivo, Indi era el héroe. Crecí con las películas de la saga. Daba igual lo que sucediese, partidos perdidos, goles fallados, malas notas… Indi se conservaba intacto. Le tenía siempre que quisiera sólo con poner el video, además por ahí decían que iban hacer la cuarta.
Hasta ayer, me he tirado 19 años soñando con la nueva entrega. Primero me imaginaba como el hijo del arqueólogo acompañándole en una nueva aventura. Muchos años y cientos de pelis después, le imaginé con algunas canas más, látigo en mano llevándome a través de la pantalla a su nueva aventura.
Me han robado la magia y lo que siento ahora es un vacío cinematográfico, algo parecido a un dejavu desagradable cuando pienso en Indiana Jones. Espero que con el paso del tiempo esta cuarta entrega se me olvide como un mal sueño y al escuchar la famosa melodía piense en Belloc, Sala, Marcus brody o Sean Connery.
Casi 20 años han pasado desde que viera mi primera película en el cine. Se llamaba Indiana Jones y la última cruzada. Siempre que la veo recuerdo cómo volví loco a mi padre cuando creí al Dr Jones muerto tras la caída del general nazi por el barranco. Pero estaba vivo, Indi era el héroe. Crecí con las películas de la saga. Daba igual lo que sucediese, partidos perdidos, goles fallados, malas notas… Indi se conservaba intacto. Le tenía siempre que quisiera sólo con poner el video, además por ahí decían que iban hacer la cuarta.
Hasta ayer, me he tirado 19 años soñando con la nueva entrega. Primero me imaginaba como el hijo del arqueólogo acompañándole en una nueva aventura. Muchos años y cientos de pelis después, le imaginé con algunas canas más, látigo en mano llevándome a través de la pantalla a su nueva aventura.
Me han robado la magia y lo que siento ahora es un vacío cinematográfico, algo parecido a un dejavu desagradable cuando pienso en Indiana Jones. Espero que con el paso del tiempo esta cuarta entrega se me olvide como un mal sueño y al escuchar la famosa melodía piense en Belloc, Sala, Marcus brody o Sean Connery.
Serie

7,6
29.729
7
7 de febrero de 2018
7 de febrero de 2018
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
...Y tuvo que llegar `Dark´ para revolucionar la ciencia-ficción con un thriller onírico, más cerca de Twin Peaks que de Stranger Things, dónde toda la acción transcurre en un pueblecito alemán y cuyo clímax se alcanza en el capítulo cinco. Porque no nos engañemos, esta maravillosa ficción de Netflix trata de la desaparición de un niño (Mikkel) y del suicidio de un adulto (Michael), el resto son juegos de artificio espacio- temporales alargados con el objetivo de hacer nuevas temporadas.
La serie arranca con el "haraquiri" de Michael, un hombre de cuarenta y tantos años algo raruno: ojos melancólicos y mirada perdida, como si le costase leer un subtítulo. Al lado de la soga que le quita la vida deja una carta de despedida con una extraña leyenda: "no abrir hasta las 22.23 del 4 de noviembre de 2019".
A esa hora desaparece un niño del pueblo, Mikkel, durante una excursión al bosque con sus amigos. El chico tiene también una apariencia peculiar: tiene trece años pero podría pasar por ocho y su cara refleja una nostalgia propia de un adulto, parecida a la que transmite el suicida, enhorabuena al casting, una elección de actores soberbia. Junto a él en el bosque camina, Jonás, es el hijo de Michael, tiene problemas psicológicos y a veces le cuesta distinguir entre ficción y realidad. De Michael no sabemos nada, de Mikkel lo vamos a descubrir todo en un abrir y cerrar de ojos, o de puertas.
Descubriremos que su padre es Ulrick Nielsen: policía indisciplinado, infiel y alcohólico, un teniente corrupto a la alemana. Sin embargo, este macho alfa babea con los trucos de magia de su hijo pequeño, cuyo desparpajo le recuerda a su hermano, desaparecido justo treinta y tres años antes, también en el bosque dónde se esfuma Mikkel.
Todas estas piezas forman un puzle de 5 capítulos que nos cuenta que el pasado no siempre fue mejor, que la nostalgia puede hacer más cosas aparte de fuegos artificiales y que los años ochenta no fueron tan maravillosos como nos contaba Spielberg. Esto último es lo que le da a la serie su corazón, su alma y su discurso. Esta serie tiene el alma de un padre que lucha por encontrar a su hijo, tiene el discurso que construye Jonas para encontrar su identidad y tiene corazón porque mira a la nostalgia a través de una puerta mágica. Vamos con los spoilers:
La serie arranca con el "haraquiri" de Michael, un hombre de cuarenta y tantos años algo raruno: ojos melancólicos y mirada perdida, como si le costase leer un subtítulo. Al lado de la soga que le quita la vida deja una carta de despedida con una extraña leyenda: "no abrir hasta las 22.23 del 4 de noviembre de 2019".
A esa hora desaparece un niño del pueblo, Mikkel, durante una excursión al bosque con sus amigos. El chico tiene también una apariencia peculiar: tiene trece años pero podría pasar por ocho y su cara refleja una nostalgia propia de un adulto, parecida a la que transmite el suicida, enhorabuena al casting, una elección de actores soberbia. Junto a él en el bosque camina, Jonás, es el hijo de Michael, tiene problemas psicológicos y a veces le cuesta distinguir entre ficción y realidad. De Michael no sabemos nada, de Mikkel lo vamos a descubrir todo en un abrir y cerrar de ojos, o de puertas.
Descubriremos que su padre es Ulrick Nielsen: policía indisciplinado, infiel y alcohólico, un teniente corrupto a la alemana. Sin embargo, este macho alfa babea con los trucos de magia de su hijo pequeño, cuyo desparpajo le recuerda a su hermano, desaparecido justo treinta y tres años antes, también en el bosque dónde se esfuma Mikkel.
Todas estas piezas forman un puzle de 5 capítulos que nos cuenta que el pasado no siempre fue mejor, que la nostalgia puede hacer más cosas aparte de fuegos artificiales y que los años ochenta no fueron tan maravillosos como nos contaba Spielberg. Esto último es lo que le da a la serie su corazón, su alma y su discurso. Esta serie tiene el alma de un padre que lucha por encontrar a su hijo, tiene el discurso que construye Jonas para encontrar su identidad y tiene corazón porque mira a la nostalgia a través de una puerta mágica. Vamos con los spoilers:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Todo este mal rollo se siente en las tramas principales que proponen los creadores de la serie: Baran Bo Odar y Jantje Friese. Una serie de viajes que convierten a Ulrich en un héroe clásico: caminará a través del tiempo a pesar de que sabe que su vida no volverá a ser igual y que quizás fracase en el intento. Saltos al pasado que cambiarán la vida de Jonas que comprenderá que no encaja porque en realidad es el hijo de su amigo Mikkel y está enamorado de su tía, viajes que desembocarán en la toma de decisión del niño pequeño que quería ser Houdini cuando hizo el mayor truco de magia de todos: aceptar que los años 80 eran su mundo porque no encontró el camino de vuelta. No tiene que ser nada fácil para un chaval de trece años encontrarse con sus padres adolescentes, lo que en Regreso al Futuro resulta cómico, aquí parece inquietante. Un giro brutal.
El montaje, la banda sonora y la dirección ayudan a transmitir la historia: las situaciones oníricas, casi Lynchianas, la presentación de personajes a través de fotografías antiguas, la eterna lluvia sobre los tejados de instituto... Estos matices dejan claro que estamos ante una búsqueda vital como la de Cooper detrás del asesino de Laura Palmer en Twin Peaks .
El resto de episodios forman un batiburrillo de teorías espacio temporales y viajes en el tiempo sostenido por unas interpretaciones maravillosas ( dónde destacan los dos actores que interpretan a Jonás, Louis Hofmann en el presente y Andreas Pietschmann, el Jonás del futuro) y una banda sonora potente. Bob Odar y Jantje Friese alargan las tramas porque saben que tienen algo bueno entre manos. Mientras tanto, los espectadores tendrán que esperar a que termine la serie para poder valorar la obra completa. Una pena que algo tan brillante se convierta en un coitus interruptus pendiente de resolución.
El montaje, la banda sonora y la dirección ayudan a transmitir la historia: las situaciones oníricas, casi Lynchianas, la presentación de personajes a través de fotografías antiguas, la eterna lluvia sobre los tejados de instituto... Estos matices dejan claro que estamos ante una búsqueda vital como la de Cooper detrás del asesino de Laura Palmer en Twin Peaks .
El resto de episodios forman un batiburrillo de teorías espacio temporales y viajes en el tiempo sostenido por unas interpretaciones maravillosas ( dónde destacan los dos actores que interpretan a Jonás, Louis Hofmann en el presente y Andreas Pietschmann, el Jonás del futuro) y una banda sonora potente. Bob Odar y Jantje Friese alargan las tramas porque saben que tienen algo bueno entre manos. Mientras tanto, los espectadores tendrán que esperar a que termine la serie para poder valorar la obra completa. Una pena que algo tan brillante se convierta en un coitus interruptus pendiente de resolución.

6,4
72.104
7
20 de agosto de 2011
20 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al intentar hacer una crítica sobre Super 8, me dan ganas de ponerme a comer campurrianas y encender la tele a ver si anuncian E.T… Lo que quiere decir que no me creo que Spielberg no haya metido mano en la cinta (por algo la produce) dirigida por J.J. Abrams, aquel chorbo famosísimo para los fans de Perdidos, una serie que dicen que ha cambiado el panorama televisivo y que nunca me llegó a enganchar.
Quizá el gran acierto y el gran problema de la cinta sea que Abrams imita tanto a Spielberg que cae en los mismos errores que aquel en los años ochenta. Esto es: Acabar las películas de aquella manera tras un principio acojonante, aunque sin los toques geniales del director de Indiana Jones.
La historia de los niños me emociona y me divierte desde el principio. Son entrañables y graciosos (me arrancó varias carcajadas) estoy como loco por volver a tener doce años y gracias a Super 8 puedo volver a vivirlos. Lo aprovecho sin dudarlo y me sumerjo en ese grupo de amigos que quieren hacer una película por pasar el rato a las órdenes del más mandón que se cree Hitchcock dirigiendo.
Son esos chavales los que presencian un accidente de tren brutal que desarrollará la trama principal. Unos curiosos cubitos metálicos que el ejército se encarga de recoger para mantener el alto secreto. Por supuesto, los oficiales de EEUU son tan listos que se van a tirar buscando a los chavales largo rato, después de intuir sus figuras en un coche en la noche de la catástrofe del tren.
De eso trata Super 8, de tener doce años y vivir aventuras, de creer en la magia, de escaparte de los adultos y esconder tus secretos, de esos amigos inseparables e irrepetibles.
Como en toda americanada hay una historia de amor entre dos personajes solitarios. Ella lleva una vida de aupa al lado del borracho de su padre y quizá por eso encuentre al prota, un pobre chaval without madre que las pasa canutas con el ciclado de policía que tiene por progenitor. Entre ellos surge la magia de las primeras miradas y las primeras caricias, las primeras confesiones…
En esto se me va una hora, y yo -que puntuó las películas- pienso en darle un ocho cuando llegue a casa, pero la cosa empieza a empeorar. El ejército da el toque de queda para encontrar al Alien perdido y las situaciones me las dejo de creer. Muchas marcianadas bastante espectaculares, personajes secundarios que aparecen y desaparecen y una subtrama familiar que deja bastante que desear.
Aún así cuando termina, los créditos me vuelven a dar otra sorpresa y me voy a casa lleno de magia. Es esa magia parecida a la que desprendían E.T, Encuentros en la tercera Fase o Los Goonies. La ilusión irrepetible que surge cuando se juntan el cine y la infancia.
Quizá el gran acierto y el gran problema de la cinta sea que Abrams imita tanto a Spielberg que cae en los mismos errores que aquel en los años ochenta. Esto es: Acabar las películas de aquella manera tras un principio acojonante, aunque sin los toques geniales del director de Indiana Jones.
La historia de los niños me emociona y me divierte desde el principio. Son entrañables y graciosos (me arrancó varias carcajadas) estoy como loco por volver a tener doce años y gracias a Super 8 puedo volver a vivirlos. Lo aprovecho sin dudarlo y me sumerjo en ese grupo de amigos que quieren hacer una película por pasar el rato a las órdenes del más mandón que se cree Hitchcock dirigiendo.
Son esos chavales los que presencian un accidente de tren brutal que desarrollará la trama principal. Unos curiosos cubitos metálicos que el ejército se encarga de recoger para mantener el alto secreto. Por supuesto, los oficiales de EEUU son tan listos que se van a tirar buscando a los chavales largo rato, después de intuir sus figuras en un coche en la noche de la catástrofe del tren.
De eso trata Super 8, de tener doce años y vivir aventuras, de creer en la magia, de escaparte de los adultos y esconder tus secretos, de esos amigos inseparables e irrepetibles.
Como en toda americanada hay una historia de amor entre dos personajes solitarios. Ella lleva una vida de aupa al lado del borracho de su padre y quizá por eso encuentre al prota, un pobre chaval without madre que las pasa canutas con el ciclado de policía que tiene por progenitor. Entre ellos surge la magia de las primeras miradas y las primeras caricias, las primeras confesiones…
En esto se me va una hora, y yo -que puntuó las películas- pienso en darle un ocho cuando llegue a casa, pero la cosa empieza a empeorar. El ejército da el toque de queda para encontrar al Alien perdido y las situaciones me las dejo de creer. Muchas marcianadas bastante espectaculares, personajes secundarios que aparecen y desaparecen y una subtrama familiar que deja bastante que desear.
Aún así cuando termina, los créditos me vuelven a dar otra sorpresa y me voy a casa lleno de magia. Es esa magia parecida a la que desprendían E.T, Encuentros en la tercera Fase o Los Goonies. La ilusión irrepetible que surge cuando se juntan el cine y la infancia.
17 de enero de 2015
17 de enero de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si pudiera definir en una palabra toda mi vida, la palabra elegida sería cine. Perdón por la crítica, pretenciosa y llena de vivencias pero cuando una película junta infancia y experiencia entonces esta cinta se convierte en algo más, en un algo tuyo, indiscutible y veradero, en parte de tu vida.
Eso me pasa con Birdman, que una semana despúes de verla, no deja de crecer en el recuerdo a la velocidad de una locomotora china en una recta, de esas que pillan los 300 sin desgastarse. Las imágenes de mi cabeza saltan como la banda sonora de la película entre planos secuencia e interpretaciones memorables: de las pupilas asustadas de Michael Keaton a punto de morir de una angina de pecho ante los flashes morbosos de cientos de fans, de los ojos asustados de Enma Stone intentando conseguir más marihuana para hacer la vida más fácil, de Edward Norton haciendo lo que mejor sabe: deslumbrar al personal con una interpretación sublime.
Todo en la película funciona a un ritmo hilarante donde la crítica Hollywood destroza cualquier sensación de piedad que se le pueda ocurrir al espectador cuando consume comida rápida en celuloíde.
Brutal, imprescindible, imperfecta, dura, tierna, triste, divertida. Como un pedazo de la misma vida
Eso me pasa con Birdman, que una semana despúes de verla, no deja de crecer en el recuerdo a la velocidad de una locomotora china en una recta, de esas que pillan los 300 sin desgastarse. Las imágenes de mi cabeza saltan como la banda sonora de la película entre planos secuencia e interpretaciones memorables: de las pupilas asustadas de Michael Keaton a punto de morir de una angina de pecho ante los flashes morbosos de cientos de fans, de los ojos asustados de Enma Stone intentando conseguir más marihuana para hacer la vida más fácil, de Edward Norton haciendo lo que mejor sabe: deslumbrar al personal con una interpretación sublime.
Todo en la película funciona a un ritmo hilarante donde la crítica Hollywood destroza cualquier sensación de piedad que se le pueda ocurrir al espectador cuando consume comida rápida en celuloíde.
Brutal, imprescindible, imperfecta, dura, tierna, triste, divertida. Como un pedazo de la misma vida

7,8
158.990
8
20 de septiembre de 2009
20 de septiembre de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba quince años esperándole. Al echar la vista atrás parece mentira que haga tanto de aquella obra maestra llamada Pulp Fiction. Después de ella, Jackie Brown, Los Kill Bill y la insoportable Death Prof. Todas ellas bajo la “etiqueta de homenaje a tal tipo de cine”… Excluyendo algunos ratos d Kill Bill2 y su participación en Sin City, ninguna de ellas tenía la maestría de las dos primeras cintas de Tarantino. Pensaba que se le había agotado el talento, después de tanto experimento Quentin se ha conseguido renovar.
Los rumores no la pintaban demasiado bien, que si falseaba la historia, que si era demasiado larga (en este caso hablaremos de poco fresquita, luego lo aclaro) y me fui al cine sin saber muy bien que me iba a encontrar. Los primeros veinte minutos despejan mis dudas. Como si de un Western se tratase, el bueno de Quentin nos presenta al protagonista de la cinta, el coronel de S.S Hans Landa y sus métodos deductivos. He de decir que me gustaron hasta los títulos de crédito apoyados por una potente Banda Sonora. Lo que viene después es maravilloso.
La trama es sencilla pero está perfectamente entrelazada. En el bando de los buenos, Brad Pitt y sus Bastardos, en el otro lado los nazis. Sin embargo, serán dos personajes aparentemente secundarios, el coronel nazi (del que ya he hablado arriba) y Soshana, la chica huérfana, los que harán progresar la historia.
Mientras los Bastardos matan nazis y se hacen famosos entre los jefes del nacionalsocialismo, la trama progresa por aquel increíble cine francés dónde Soshana espera una buena oportunidad para vengarse. Un despistado y enamorado nazi (Daniel Bruhl, ¿dónde está ese gran actor de Goodbye Lenin?) será la clave. Mientras los Bastardos organizan reuniones para seguir su avance en plan guerrilla. ¿Mola no? Si os mola al spoiler…
Los rumores no la pintaban demasiado bien, que si falseaba la historia, que si era demasiado larga (en este caso hablaremos de poco fresquita, luego lo aclaro) y me fui al cine sin saber muy bien que me iba a encontrar. Los primeros veinte minutos despejan mis dudas. Como si de un Western se tratase, el bueno de Quentin nos presenta al protagonista de la cinta, el coronel de S.S Hans Landa y sus métodos deductivos. He de decir que me gustaron hasta los títulos de crédito apoyados por una potente Banda Sonora. Lo que viene después es maravilloso.
La trama es sencilla pero está perfectamente entrelazada. En el bando de los buenos, Brad Pitt y sus Bastardos, en el otro lado los nazis. Sin embargo, serán dos personajes aparentemente secundarios, el coronel nazi (del que ya he hablado arriba) y Soshana, la chica huérfana, los que harán progresar la historia.
Mientras los Bastardos matan nazis y se hacen famosos entre los jefes del nacionalsocialismo, la trama progresa por aquel increíble cine francés dónde Soshana espera una buena oportunidad para vengarse. Un despistado y enamorado nazi (Daniel Bruhl, ¿dónde está ese gran actor de Goodbye Lenin?) será la clave. Mientras los Bastardos organizan reuniones para seguir su avance en plan guerrilla. ¿Mola no? Si os mola al spoiler…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La ambientación es flipante. No he encontrado un adjetivo que la defina mejor, lo siento. Es una película que se reivindica como película con una estética propia de los 12 del patíbulo o de algunas cintas de Kubrick y acentos en los soldados alemanes, como en el buen cine bélico de antaño. – Qué le den al realismo- debió pensar Tarantino, -total me voy a cargar a Hitler y a toda su tropa-. La escena del bar con los nazis y la agente doble parece más propia del cine negro. Otro acierto más.
El cine francés y Soshana, le sirve al director para hablar un poco de la historia del cine y el cabrón lo hace con maestría. Tarantino ama el cine y se nota cuando habla del séptimo arte. Soshana está muy conseguida y sus ropas y conversaciones tienen un toque francés, algo cercano a la Nouvelle Bach. Tiene tantas cosas buenas que me cuesta enumerarlas todas.
Pero no todo es perfecto en esta obra maestra. Tiene algunas lagunas en el guión y es demasiado lenta. Como dice un amigo - poco fresquita-. Lo que provoca que por momentos te coloques tres o cuatro veces en la silla del cine y que escuches como lo hacen a tu alrededor. Brad Pitt está algo sobreactuado y no me gusta el tratamiento de ciertos personajes nazis. A ratos pintan a Hitler como un ser bajo de reflejos, o de un Gobbels demasiado pelota. En definitiva, se notó cierta banalización en el bando de los malos. También es cierto que tengo demasiado reciente El Hundimiento.
Cuando al final Aldo Rein afirma a cámara “creo que puede ser mi obra maestra”, quizá exagera, pero Tarantino no anda muy desencaminado. Esto está muy cerca de Pulp y por encima de Reservoir Dogs. Magistral.
El cine francés y Soshana, le sirve al director para hablar un poco de la historia del cine y el cabrón lo hace con maestría. Tarantino ama el cine y se nota cuando habla del séptimo arte. Soshana está muy conseguida y sus ropas y conversaciones tienen un toque francés, algo cercano a la Nouvelle Bach. Tiene tantas cosas buenas que me cuesta enumerarlas todas.
Pero no todo es perfecto en esta obra maestra. Tiene algunas lagunas en el guión y es demasiado lenta. Como dice un amigo - poco fresquita-. Lo que provoca que por momentos te coloques tres o cuatro veces en la silla del cine y que escuches como lo hacen a tu alrededor. Brad Pitt está algo sobreactuado y no me gusta el tratamiento de ciertos personajes nazis. A ratos pintan a Hitler como un ser bajo de reflejos, o de un Gobbels demasiado pelota. En definitiva, se notó cierta banalización en el bando de los malos. También es cierto que tengo demasiado reciente El Hundimiento.
Cuando al final Aldo Rein afirma a cámara “creo que puede ser mi obra maestra”, quizá exagera, pero Tarantino no anda muy desencaminado. Esto está muy cerca de Pulp y por encima de Reservoir Dogs. Magistral.
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