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España España · Zaragoza
Críticas de IsraZar
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
7
20 de septiembre de 2008
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, cuando una película cuenta con un buen guión, unos correctos actores, una dirección sin estridencias (a tiempo confusa y a veces muy directa, pero siempre al servicio de la historia), la cosa no puede acabar sino en una buena película.

"Antes que el diablo sepa que has muerto" puede encuandrarse en ese grupo de dramas con varias historias entremezcladas al estilo "crash" que ganan con una dirección eficiente. Y aquí el encargado es nada menos que Sidney Lumet, quien dirigiera hace más de medio siglo la soberbia "12 hombres sin piedad". Sin tachas pasa el trance, con unos flashbacks que retuercen la historia haciéndola avanzar en complejidad, al estilo Tarantino en Pulp Fiction. Lástima del estridente efecto sonoro que acompaña a dichos flashbacks, que también recuerda a Tarantino, pero cuando en Kill Bill la rabia invadía a Uma Thurman y la imagen se volvía roja.

En líneas generales, el trabajo de los actores es bueno. Mención muy positiva merecen un gran Philip Seymour Hoffman, que sabe transmitir perfectamente el estado de ánimo de su personaje, y la secundaria Marisa Tomei, que hace un papel de mujer a varias bandas tontita y picarona muy curioso (no distraerse con todas las veces en las que se le ven los pechos, que son muchas). Y en la sección pachín-pachán están los otros dos actores principales, Albert Finney, que está como siempre, e Ethan Hawke, que afortunadamente está mejor que siempre, aunque no llega al nivel de ninguno de los anteriores.

En resumen, una película de casualidades entremezcladas muy recomendable que dura casi dos horas pero pasa en un abrir y cerrar de ojos, y eso es bueno.
IsraZar
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3
19 de septiembre de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, 52 millones de dólares es el montante que los señores productores han tenido que aflojar para este "producto", que en Bollywood no valdría ni cuatro perras y sería, al menos, mucho más pintoresco. Y la verdad es que salvo en el sueldo de los actores, que supongo elevado, los dólares no lucen mucho.

Las islas griegas visten mucho, pero el mismo resultado se tendría localizando la película en un chiringuito en Peñíscola. El vestuario podrían haberlo comprado en cualquier mercadillo de Salou, aunque como no reparan en gastos, seguro que son de Ralph Lauren Mediterranean-wear o similar. El guión está tan elaborado como un bocadillo de chóped, pero del que no lleva olivas, así es tan insulso como los diálogos.

La interpretación de los actores resulta lamentable, salvo algún secundario que se salva (en especial las amigas de Donna Sheridan). Meryl Streep de por sí no es santo de mi devoción, pero es que en esta película además muestra síntomas de padecer el síndrome de Obregón/Madonna, por el que mujeres al borde de la jubilación se creen todavía en edad adolescente y se visten como tal, vamos, que van hechas unas mamarrachas. El chasco me llega con Pierce Brosnan, por el que realmente llegué a sentir vergüenza ajena, con la alta estima en que lo tenía. Está como perdido, sumido en la nadería que lo rodea, con gestos de galán de culebrón pagado de sí mismo y poses chulescas de James Bond que no aquí no pegan.

Con todo y con eso, ¿por qué le he dado un 3? Bien, la razón fundamental es la banda sonora. Las canciones de Abba son tan potentes y universales que ni siquiera las voces de estos actores, con más retoques de estudio que un disco de Pet Shop Boys, son capaces de destrozar. Así que cuando lo mejor de una película es su banda sonora, y además este es el motivo fundamental por el que se ha hecho la película, mal vamos.

Y sin embargo, ¿por qué esta zarzuela post-moderna con música de discoteque es para sorpresa de todos, incluidos los intrépidos productores, un auténtico bombazo en taquilla?. En Septiembre de 2008, tres meses después de su estreno, ya había recaudado 418 millones de dólares en todo el mundo. Casi ná. Y todo debido al tirón que Abba tiene y tendrá en todo el mundo. Quizá sea un impulso irracional, como ya nos avisaban ellos mismos:
Mamma mia! Here I go again / My, my, how can I resist you?
IsraZar
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