Una película cuyos mejores atributos son las localizaciones y la fotografía no puede ser buena.

Interpretaciones pésimas y un guión que roza el esperpento surrealista son los pilares de una película sin sentido se mire por donde se mire, con una primera parte salvable. Eso si: hay un montón de preguntas sin respuesta, pero no que no se muestre la respuesta en la película sino que es imposible que tengan respuesta.

Película de gran aporte interpretativo y visual en la vuelta de uno de los grandes, tras su etapa centrado en las relaciones homosexuales (como incluso en el corto "Paris je t'aime"), pero sin mayores pretensiones de crear un vehículo de lucimiento para sus protagonistas, un Damon impresionante, que vuelve a juntarse con aquel que le encumbró con "El indomable Will Hunting", y una Frances McDormand que se apoya en ese personaje humanista que da profundidad al discurso al que nos tiene acostumbrado.
Llegados a este punto, no se puede buscar en el film nada más que una crítica de calado rápido hacia las grandes empresas energéticas, y sus métodos; siendo un guión - escrito por el propio Damon y el entrañable Krasinski (The Office) - que no engancha y se llega a hacer pesado en ciertos puntos, llegando a un final previsible y edulcorado; típico de las películas más académicas, soñando con alcanzar algún premio.

El hombre de acero te da lo que promete, diversión y acción como un buen blockbuster palomitero de verano. Sin embargo no hay nada más allá.

Nolan y Goyer intentan hacer el esfuerzo de humanizar a un superhéroe e intentar repetir la fórmula del murciélago más famoso que les encumbro en la cima del cine de héroes, pero con resultados claramente diferentes. Intentan profundizar en los primeros años de Kent con una visión fragmentada, que interrumpe la acción y la narración de la película, mediante flashbacks.

Snyder continúa con una línea similar a Watchmen donde los efectos especiales adquieren de gran papel. Quizás llamativo las reminiscencias a películas como Matrix, etc

De esta forma, hay una clara bicefalia en la película entre director y guión que se salda con un resultado bastante pobre narrativamente pero con cierta frescura, que no encorseta al personaje ni en una visión personal ni en una visión heróica e invencible.