Avatar se merece un diez. No por su guión, quizás un tanto previsible, no por una oda emocionante pero ya entonada otras veces, ni quizás tampoco por los guiños cinéfilos a otras películas (gorilas en la niebla, Cintia...etc…). Se merece un diez en espectáculo, en saber, como siempre ha sabido el maestro James Cameron, dar al espectador lo que quiere y por supuesto por revolucionar una vez más el mundo del cine.
Quizás ahora no nos demos cuenta, pero dentro de tres años cuando estemos en nuestras casas viendo una película o jugando a un juego de ps3 con las gafas 3D puestas. Pensaremos en que momento, en que año, se dio el pistoletazo de salida a la socialización de esta tecnología y sabréis que fue ahora, en este momento, con una persona poniendo toda su compañía al servicio de esta tecnología en todos los ámbitos del ocio.
Es más, sin ser desmesurado diría que al igual que el color o el sonido fueron saltos revolucionarios en el mundo de el cine la tecnología 3D es el siguiente salto hacia experiencia total de una obra visual.

Pero esta película no es revolucionaria sólo por su experiencia visual completa, si no también por su trabajo de actores virtuales, que son verosímiles en todo momento y que no fallan en ningún momento cuando se entremezclan con los actores de carne y hueso, haciéndonos ver que ellos pueden hacer este trabajo tan bien como nosotros en el futuro y eso es algo que invita a la reflexión…

Ahora que he visto Avatar, después de ver toda la filmografía de este director y de saber que la siguiente película de Cameron va a estar basada en uno de mis comics manga favoritos “Alita, angel de combate”. Solamente me queda decir una cosa:
Larga vida a James Cameron.

Es así… Una película típica de factura adolescente, basada en libros de mucho existo en el extranjero, que hace furor entre las féminas y da paso a un fenómeno de ventas de libro y accesorios sólo comparable a otros grandes éxitos como “Harry Potter”… Pero, ¿y la película? Diré simplemente que carece de motivación alguna para el espectador que busque una película consistente y bien llevada, que trate de un tema, tan recurrente y recurrido, como es el tema vampírico. Es una película pueril y que va perdiendo fuerza según nos vamos acercando al final de la misma, pues su capacidad de intentar engañar al espectador, para que lo que está viendo le convenza, es nula.
Eso si, a ellas les gustará y diré esto desde la experiencia personal y sin ningún tipo de ambigüedad. Pues después de hablar con diversas mujeres, descubres que, a pesar de que reconocen la baja calidad de la película, la historia de amor que es el centro de todo el largometraje, les llega y las convence. Y ante eso no hay argumento técnico que pueda. Por eso… verla con ella.

Empieza fuerte, golpeando al espectador con un corto que es la historia de Forest Whitaker, y digo con un corto por que se me hace brevísima la aparición de este gran actor. Y según se van sucediendo los acontecimientos va perdiendo comba, deshinchándose lentamente hasta casi perder el interés y perder casi por completo la verisimilitud del argumento. Es interesante la reflexión que nos muestra Jieho Lee, pero se diluye al mostrar un argumento de poco peso. Ayudan bien poco las traducciones que hacemos en este país de los títulos originales de las películas. Es un misterio sin resolver. Pero eso es harina de otro costal.
Si no sabes que ver, te puede resultar interesante.

Esta es esa clase de películas que, una vez vista, te acuerdas de ella levemente pero te entra el gusanillo de volverla a ver. Y cuando la vuelves a ver, la disfrutas todavía más. Ese es mi caso, pues la tenía en un cajón olvidada y ordenando películas la encontré y la puse en el DVD. Es sin duda una de mis películas favoritas de Hayao Miyazaki, contiene todos los ingredientes de una gran película, es épica, emotiva, con buen guión, bien contada, bien llevada y con una buena banda sonora, y encima con mucho que enseñar sin pretender adoctrinarnos. Gracias Sensei Miyazaki.

Snyder es un gran director que dará mucho que hablar, eso no hay duda, pero esta obra en particular deja mucho que desear como película, si lo que analizamos es otra cosa, un videoclip, un experimento visual o un video juego, no me queda más remedio que capitular. Pero como película ya hemos superado la fase fálica de los efectos especiales:
1- Son la excusa para todo.
2- No tener guión es lo de menos.
3- Da igual el trabajo de los actores.
4- La elección musical debe ser acorde con los efectos no con la historia.

Zack Snyder ha querido libertad total y la ha tenido y no ha respetado ninguna norma narrativa en el camino de la producción y montaje de este experimento, la elección musical es totalmente desacertada, no busca ninguna excusa para que el espectador se crea lo que está escuchando y viendo, le da igual, el está en este mundo para hacer lo le pone y esta orgía visual lo demuestra.

He de decir a su favor que visualmente es muy buena y lleva a cabo todos mis sueños de adolescencia, la idea tiene mucho potencial y me gustaría verla desarrollada a fondo, pero entre el trabajo pésimo de la actriz principal y la falta de coherencia temporal, musical y argumental destroza todo el potencial y lo convierte en un videoclip de 109 minutos.

Eso si ¡PEDAZO VIDEOCLIP!