Lo que en un primer momento parece una mezcla poco sólida (aflamencar un cuento clásico de niños), consigue no solo afianzarla sino emocionar. A destacar: el gusto por el detalle, la estética, el vestuario y maquillaje de Maribel Verdú y el gallo Pepe. A veces no sabes si estás viendo la recreación de un cuento o una película de miedo.

La película es y gira en torno a Daniel Day-Lewis. Él es casi lo único por lo que merece la pena la película, a lo que se añade el vestuario, la fotografía y la historia en sí, que da para mucho. Pero los momentos "dialécticos" y de debate se convierten en eternos, y las escenas en las que la música sube mientras ondea la bandera americana dejan claro cuál es el mensaje que quiere transmitir la película: "qué grandes somos los americanos". Agotador.

La delicadeza de los planos, el gusto por el detalle y el cariño de la historia la convierte en una de las películas más sobrecogedoras de los últimos tiempos. Uno de los ingredientes fundamentales para ello es que sea muda. La imagen y las expresiones son las que tienen la palabra. Gran Jean Dujardin.

Para amantes de James Bond, que han tenido que aguantar los últimos bodrios que se han rodado de la saga. La primera película decente de Daniel Craig en su papel de 007. A destacar: la interpretación de Javier Bardem. Está tan irreconocible que resulta magistral. Amor absoluto a Judy Dench.

Musicalón. A destacar: Anne Hathaway está conmovedora. Hace que te retuerzas en la butaca y te quedes sin lágrimas. La fotografía, el vestuario y la estética son buenísimos. A pesar de todos los buenos ingredientes que tiene, no consigue que la música se te pegue.