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España España · olleria
Críticas de Pablo_vo8
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10
5 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay directores que son camaleónicos en su filmografía. Hay directores que, simplemente, se adueñan de un género y acuñan su nombre. Obligan a los espectadores a hablar de ellos cada vez que mencionamos el género en cuestión. Así de arrogantes son. Así de arrogante era John Ford, un cineasta que ha moldeado el género del western americano desde que el cine es cine, desde que el cine es mudo. Su aportación al género es impagable desde que empezó con El caballo de hierro (1924), película hecha menor cuando se menciona su filmografía, pero que conforma una obra genuina del cine mudo de Ford. Pero la obra que quiero traer a la mesa es El hombre que mató a Liberty Valance.

De esta película lo primero que hay que decir es que se trata de una de las principales obras maestras del western y del cine del maestro John Ford, ahí es nada. Es una película de 1962, algo muy significativo ya que este año se estrenó también Duelo en la alta sierra, de Sam Peckimpak, la primera película de un ciclo que iba a ser catalogado como el western crepuscular. Y es significativo porque ambas películas iban a explicar de manera muy diferente el ocaso del salvaje oeste.

De El hombre que mató a Liberty Valance podríamos decir que marca un final en la tendencia de producir Western en Hollywood. Pero no es solo esto, el film refleja el final de una época muy importante de los EE.UU, la época del salvaje Oeste, la de la Ley del más fuerte, la de sálvese quién pueda, todo esto irá desapareciendo paulatinamente; a partir de entonces el país evolucionará hasta como lo conocemos hoy en día. Se percibe la nostalgia de Ford por el modo de vida de aquellos lugareños que sobrevivían en pueblos remotos repartidos por el extenso territorio norteamericano, alejados de las principales urbes. Pueblos que se encontraban a medio camino entre la nada y la civilización.

Este film es una delicia desde el minuto 1. Ford exhibe su maestría para presentar a los personajes, explicando desde el inicio cuáles van a ser las pretensiones de la película. El ocaso del salvaje oeste se ve representado en el film de muchas maneras, la principal: el dualismo entre Ransom Stoddard (James Stewart) y Tom Doniphon (John Wayne). El primero de ellos representa el Este, la civilización, la Ley y el progreso; el segundo encarna el Oeste, la naturaleza, la nostalgia y los días de oro de un pasado que se aferra agónicamente ante el progreso que pretende enterrar su leyenda.

Toda esta alegoría de atributos e identidades se canalizan en el film con el personaje encarnado por Vera Miles. Una mujer que al final tendrá que elegir entre Tom Doniphon, su verdadero amor (aunque con todo lo que ello conlleva), o Ransom Stoddart, el hombre que le ofrece el progreso y una vida alejada de las tierras donde ella ha crecido. La decisión de la mujer significa también la decisión que tuvo que tomar todo un país, dejando atrás otros tiempos: la civilización se abría camino. Con esta decisión Ford representa la victoria del progreso frente al desgobierno.

El guion de la película es perfecto, tiene muchas capas y divide la película en muchos actos a la vez: el género romántico, el western crepuscular y el western clásico afloran en una misma película. Y es que, aunque el film es una despedida por parte de Ford al western clásico, esta transición la realiza mediante el personaje de Liberty Valance, que mantiene el espíritu del western más puro. Pese a ello, no es un western al uso: se ven pocos revólveres y la mayoría de las escenas se desarrollan en espacios interiores. Los paisajes rocosos, las diligencias y las persecuciones se sustituyen por un abogado enseñando a leer y dando clases sobre leyes y derechos a un pueblo entero. Al contrario de lo que ocurre en La Diligencia (1939) o en Centauros del Desierto (1956), este film recoge una épica más contenida e intimista.

Es, al mismo tiempo, el western más romántico y una de las mejores películas políticas americanas, resultado de la película más madura y redonda de John Ford, además de una de las más reflexivas. Con este film, entendemos que Ford no entierra la leyenda del salvaje Oeste, más bien la perpetua ya que el personaje de Ransom Stoddart se ve obligado a usar un arma para acabar con Liberty Valance, aunque finalmente sea Tom Doniphon quien apriete el gatillo. Con este desenlace se queda, en la nueva civilización, la leyenda del salvaje Oeste, la leyenda del hombre que “mató” a Liberty Valance.
Pablo_vo8
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8
5 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese ha vuelto a sorprendernos con un género que domina contando algo que nunca había hecho, con un estilo que solo él es capaz de llevar a cabo y con una tecnología con la que nunca había trabajado.

‘El Irlandés’ no es solo un film sobre mafiosos americanos, va más allá; trata sobre la amistad, sobre el paso del tiempo, cómo vamos envejeciendo y cómo poco a poco vamos perdiendo la humanidad que tenemos. Una mezcla de humor, crimen y tragedia perfectamente conseguida. Scorsese ha creado una película con un ritmo más lento a lo que estamos acostumbrados en otras de sus obras como ‘Goodfellas’ y ‘Casino’ pero es, en cierto modo, más madura y con un gran proceso reflexivo a lo largo de la película donde se muestra con claridad en los últimos 40 minutos de la cinta.

Es en el final de la película donde Scorsese cuenta la historia de ‘gangsters’ que nunca había contado: el desenlace. En este final vemos como los personajes se ven arrastrados hacia la decrepitud con el inexorable paso del tiempo y hacia los últimos momentos de su vida solos y arruinados. Unos hechos que hacen de esta película la obra más crepuscular (quizá junto al «Lobo de Wall Street») del cineasta italoamericano.

Una película que cuenta, además, con un elenco de primera línea. De Niro, Al Pacino y Joe Pesci se juntan en lo que parece ser una de sus últimas grandes películas (para Pesci seguro, retirado ya antes de hacer la película). El tiempo pasa pero la brillantez de estos actores, junto a un gran elenco de secundarios hacen que el hilo de la historia no decaiga en ningún momento pese a los 210 minutos de duración. Quizá el único punto negativo fue el nuevo uso de la tecnología CGI para rejuvenecer a los actores, dando una primera impresión un tanto extraña.

En definitiva, el maestro Scorsese vuelve por todo lo grande en el género que ha ayudado a construir él en cierta medida. Una obra completa y crepuscular que nos hace pensar en un adiós de Martin hacia el cine de mafia; esperemos que no sea así.
Pablo_vo8
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7
5 de junio de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se trata de hacer la secuela de una película que obtuvo buenas críticas es siempre una delgada línea la que separa el éxito del fracaso (sólo hay que ver los catastróficos resultados de los innumerables refritos espaciales de Star Wars), pero si la secuela va a ser sobre la que es, posiblemente, la mejor película de ciencia ficción de la historia, Blade Runner, la empresa a realizar es peliaguda. Aunque si esto está en manos del magnífico cineasta canadiense, Denis Villenueve, la inmejorable fotografía de Roger Deakins y la fantástica banda sonora de Hans Zimmer, el fan de turno se puede quedar más que tranquilo.

Lo cierto es que el resultado del film no decepciona. Mantiene la esencia de la secuela, con ese mundo distópico perfectamente recreado. El ritmo lento y los escasos diálogos (sobre todo del personaje principal) mantienen el ambiente de thriller futurista y neo-noir que tanto gustó en su momento. La trama es buena, Villenueve es un magnífico contador de historias, y eso se nota, aunque bien es cierto que en momentos el guion peca de poco original y se agarra a demasiados recursos de la secuela.

El elenco es muy bueno, Ryan Gosling encarna al personaje principal que absorbe casi toda la trama. Se nota que el bueno de Gosling es uno de los actores del momento; sostiene muy bien el ritmo de la película y, junto a Ana de Armas crea una muy buena química. La presencia de Harrison Ford pierde peso respecto a la secuela, pero el efecto que tiene el actor en pantalla es inmediato, tan solo con su presencia impulsa el film.

Por otra parte, la fotografía es digna de comentar, de lo mejor que se ha hecho en los últimos años. Inmejorable en este apartado. Los efectos visuales también están a la altura. Elementos que han hecho de este film una secuela más que digna, de la mano de uno de los directores más prometedores del siglo XXI y un actor (Gosling) en estado de gracia. Ingredientes que hacen de esta película que sea imprescindible su visionado.
Pablo_vo8
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